Radicales, liberales y conservadores
Así veía Diógenes Arrieta a quien sería el próximo Presidente de la República, ese que vio pasivamente como una turba tumbó las estatuas del general Antonio Guzmán Blanco
El Dr. Diógenes Arrieta fue un político, escritor y periodista nacido en Colombia, que tuvo una larguísima e importante actuación en la política venezolana de finales del Siglo XIX. Su erudición sedujo al general Antonio Guzmán Blanco, quien se propuso llevar a la Constitución Nacional al modelo federalista que inspiró el mariscal Juan Crisóstomo Falcón. El “Ilustre Americano” veía en éste la figura que podía convertir ese proyecto en capítulos y artículos con el fin de crear una opinión positiva sobre su “Federalismo”. Por ello los Liberales Amarillos lo acogieron en su seno y, entre los años 1885 y 1892, fue director de un periódico político, Diputado al Congreso Nacional y ocupó la cartera de Fomento.
A finales de 1887, fungía Redactor en Jefe de “El Siglo” de Caracas, periódico en el que publicó una biografía del Dr. Juan Pablo Rojas Paul, persona seleccionada por Guzmán Blanco para ejercer la Presidencia de la República durante el bienio 1888-1890. Resulta curiosa esta publicación ya que, además de hacer un breve resumen de la vida de este célebre abogado caraqueño, habla también el autor sobre los tres tipos de políticos que existían en Venezuela: radicales, liberales y conservadores; exponiendo a cual de estas escuelas pertenecen el Dr. Juan Pablo Rojas Paúl y el General Antonio Guzmán Blanco.
¿A cuál escuela política pertenece Rojas Paúl?
¿Trátase de formar una época, derribar un orden político caduco? No preguntéis como se llaman aquellos que van adelante y se acometen los primeros, ardientes y exaltados. Son los partidos radicales.
¿Trátase de organizar la victoria, de constituir la sociedad política sobre bases duraderas, de prever con claridad el proceder con prudencia? Pues los partidos liberales quedan dueños del campo.
Y donde veáis un hombre público empeñado en que la sociedad se rija más que por la autoridad que por la libertad; que ama más el orden que el progreso, o a lo menos explica el progreso por el orden; un hombre dado a la estabilidad de los poderes históricos y a la acción de los elementos reguladores, más que a la movilidad constante del espíritu democrático y a la independencia de la razón humana, decid con toda certidumbre: es un político conservador.
Continúa el Dr. Arrieta diciendo en el texto que: En la política de Venezuela, y dentro de la órbita que nos hemos circunscrito, podemos observar tipos que marcan estas universales diferencias características.
De tiempo en tiempo aparecen individualidades poderosas y excepcionales que reúnen en sí los caracteres de los tres partidos. Guzmán Blanco es radical, liberal y conservador a un mismo tiempo, desde este punto de vista. Para combatir contra el pasado, para transformar a Venezuela, él ha sido un espíritu de combate, atrevido e intransigente: él ha puesto mano audaz sobre todo lo que el antiguo régimen tenía como sagrado, desde las costumbres hasta las instituciones y ha transformado las creencias, los ídolos y el templo en el sentido de una nueva fe política, apareciendo así como una encarnación del espíritu radical en el mundo. Al propio tiempo su autoridad en el gobierno es esencialmente conservadora; y es liberal como gobernante en cuanto encierra de una síntesis superior de previsión y energía, de gobierno y administración, de libertad y represión, todas las fuerzas vivas de la nacionalidad. Es un espíritu superior, de esos quienes la naturaleza encarna toda la civilización de una época dada.
¿Y a cuál de estas grandes escuelas políticas que se disputan la dirección del mundo pertenece Rojas Paúl?
No vacilamos en afirmar que Rojas Paúl es de la escuela liberal, en el sentido en que esta palabra queda expresada. Cualesquiera que sean las energías individuales, su temperamento político dista bastante de los radicales, y por muy definido, claro y firme que aparezca y sea en sus convicciones, dista más aun de la intolerancia de todos los partidos extremos. Es un hombre de ley, de orden, de gobierno, severo y conciliador a un tiempo mismo. Sirve a una causa y haciendo a un lado los exclusivismos de ideas, que tanto han envenenado las fuentes de vida moral y política en los pueblos americanos, tributa a las ajenas convicciones el mismo respeto que pide para las suyas. Es un tipo de esos que caracterizan muy bien a los partidos regeneradores en los periodos destinados al afianzamiento de la paz interior por medio de la creación de la Hacienda Pública y el robustecimiento de la organización administrativa.
Así veía Diógenes Arrieta a quien sería el próximo Presidente de la República, ese que vio pasivamente como una turba tumbó las estatuas del general Antonio Guzmán Blanco.
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