El aumento desbordado de los precios ha obligado a las personas a cambiar su comportamiento diario para protegerse de la inflación, destacando: a) preferencia por conservar riqueza en forma de activos no monetario o en moneda extranjera; b) los bolívares recibidos se gastan inmediatamente para defender poder de compra; c) los precios de las mercancías se establecen en términos de una moneda extranjera; d) los salarios y demás precios de la economía se indexan a la evolución de la tasa de cambio del mercado paralelo; e) se venden joyas, reliquias y recuerdos familiares para cubrir las necesidades más básicas y f) proliferan los mecanismos de intercambio donde no se usa dinero (grupos de trueque, entre otros). Por la pérdida de confianza en la capacidad del bolívar para mantener su valor, es común el cobro de una prima de riesgo para aceptar monedas y billetes de una determinada denominación o recibir pagos con tarjeta de débito y crédito en establecimientos y comercios del país. 

Esta realidad no da oportunidad para la planificación financiera e impide que el bolívar cumpla sus funciones de reserva de valor, unidad de cuenta y patrón de pagos diferidos. En este escenario no hay ganadores, todos perdemos, ya que el poder adquisitivo de nuestros salarios e ingresos es cada día menor. La dinámica hiperinflacionaria y el rol que tenga cada agente económico dirá quién pierde menos. Así, por disponer del monopolio para acuñar e imprimir monedas y billetes, y tener el privilegio de usar por primera vez el dinero recién elaborado, el gobierno tiene beneficios relativos en hiperinflación ya que puede pagar casi cualquier precio por los bienes y servicios que se intercambian en la economía; las autoridades pueden aumentar la cantidad de dinero en circulación para hacer frente a sus gastos corrientes, pero dicho proceder genera un círculo vicioso de alza descontrolada de precios que acrecienta la crisis que hoy vivimos. De igual forma, tienen ganancias relativas las familias que ahorraron en divisas, invirtieron fuera del país, reciben remesas y mantienen ingresos en moneda extranjera; las empresas que son exportadoras y cuyos costos de producción son, en su mayoría, en bolívares; y las familias y empresas con elevada deuda en moneda local. 

Por otra parte, enfrentan mayores pérdidas por la hiperinflación: 1) las familias con ahorros en bolívares, cuyos miembros reciben un salario fijo mensual, se han jubilado o han perdido el trabajo, así como los trabajadores por cuenta propia y del sector informal; y 2) las empresas con restricciones para actualizar precios, en un entorno que exige asumir mayores compromisos laborales e importar materia prima. En este sentido, es necesario recuperar la estabilidad de precios para evitar mayor pérdida de bienestar de la población y abandono progresivo del bolívar como signo monetario local. 

@ajhurtadob