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Caminar por el desierto

El desierto de sinsabores ha sido, sin lugar a dudas, veinte años de tiranía, populismo, corrupción, pensamiento hegemónico y pretensión totalitaria-militarista

  • RAFAEL MARTÍNEZ NESTARES

16/03/2019 05:00 am

Esta Cuaresma de 2019 nos invita a “caminar por el desierto”. Nos estimula a reconocer que, como mujeres y hombres nos equivocamos con mucha frecuencia y, de esta forma, nos alejamos del camino que nos lleva a nuestra realización humana, como personas o pareja, como pueblo, como país…

Alejarnos de nuestra realización histórica, en un momento particular y concreto de nuestra existencia, significa aislarnos de nuestra esencia para convertirnos en otra cosa. Nuestras faltas, desaciertos y egoísmos son los que nos separan de nuestra meta esperada, por lo que, esa actitud nos sitúa en un “desierto histórico”. Un lugar indeseado pero que, visto desde la óptica creyente, podría servirnos para reflexionar sobre la labor y el sentido de nuestro actuar cotidiano y el papel o responsabilidad que a cada quien corresponde ante su historia.

No es difícil descubrir el sentido de andar por el desierto; no es inimaginable verse o ver a una nación entera caminando por ese desierto. Para el “imaginario cristiano” el desierto es sinónimo de camino del pueblo Santo de Dios hacia la Tierra Prometida.

De alguna forma, salvando las distancias, caminar por el desierto nos lleva, con esfuerzo y dedicación a llegar al país-objetivo que nos hemos planteado. Nadie camina por el desierto para que, tras su esfuerzo, sacrificio y aprendizaje –con sudor y lágrimas- no sea capaz de “ver” en la lontananza a esa nación que espera para sí, los suyos, los que se fueron y los que vendrán.

El desierto de sinsabores ha sido, sin lugar a dudas, veinte años de tiranía, populismo, corrupción, pensamiento hegemónico y pretensión totalitaria-militarista, disfrazada detrás de un esquema dizque “cívico-militar”, que vino en realidad a ser un proyecto de partidocracia montada sobre el peculado.

Ante este panorama nos encontramos hoy, y; a esto es a lo que nos oponemos de manera fehaciente. Por ello, el cese a la usurpación, el gobierno de transición y las elecciones libres son un camino que nos lleva al final de nuestro viaje por ese desierto histórico-concreto que nos ha tocado vivir. Pero, no quiero decir que “salir del desierto” nos ponga a caminar por la “senda de la felicidad”. Este caminar fervientemente hacia nuestras metas propuestas como nación dependerá, sin lugar a dudas, de un denodado esfuerzo y compromiso de esta nueva generación dirigente, ante el país y la historia. Un nuevo “pacto” inclusivo, con lo que queremos, debemos y podemos ser en un mundo del siglo XXI, complejísimo y pluripolar, que amenaza a nuestros países, a los conceptos del “estado nación” y a la “soberanía”, entre otros.

Caminemos con entusiasmo hacia ese futuro, mejor y más justo que todos merecemos…

@RafaelMartinezN
@ProyectoPais
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