En el fondo nos sabemos este cuento más o menos de memoria. Unos siguen hacia adelante esperando que les quiten la pajita del hombro, creyendo que la fuerza de su encanto está por encima de todo, obviando la realidad que los puede dejar sin pajita y sin clavícula.
Amanece otro día y Nicolás Maduro Moros, es el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Comandante en Jefe de las FANB.
Escribo este párrafo sin electricidad, y con la luz de la tarde. Oficialmente y por un tiempo pertenecemos a la materialización de una distopía tecnológica. Nos hemos (han) aislado forzosa, mortal, trágicamente. Seguimos aferrados al colapso a través de una retahíla de odios, ataques, fragilidades estructurales e inmadurez política. Cuánto falta para que el más débil diga con o sin eufemismos: fracasamos.
Fortaleza interna. La primera mañana del apagón nacional decidí entorpecer lo menos posible mis rutinas. Desde luego que tuve poca suerte. Me ayudó evocar las peores horas de mi vida: la tragedia de Vargas.
Pude recolectar agua, hice ruedas de reconocimiento por mi zona, conseguí las fórmulas aceptadas para hacerme de algunas provisiones, pocas porque tengo tiempo administrando la despensa como quien espera la guerra.
Flow free un juego para tablets que formó parte de la terapia ocupacional, también asumí quehaceres domésticos insignificantes y leí mucho. De cuando en cuando –señal de teléfono mediante– llamaba a mi madre para saber que estaba bien, para más que todo, medir su estado de ansiedad. Entre las lecturas avancé con mi postergada edición del Ensayo sobre la lucidez de Saramago. Su continuación contribuye con la mirada, el pragmatismo y el pensamiento crítico necesario para aclimatarse.
Parte de nuestra tragedia ya la señalaba en esta novela que narra lo que pasa en una sociedad tras unas votaciones donde el voto “blanco” o nulo es elgran vencedor en unas elecciones donde los ciudadanos se rebelan contra el sistema y toda la dirigencia política.
Como lo indica la historia propuesta por el premio nobel portugués, en Venezuela vivimos las consecuencias del “síndrome de intelecto perezoso”.
Por qué aún hay chavistas. “Pobre tarada! No le llega oxígeno a la 4 neuronas que tiene!”, “Por favor sres.Sólo hay que mirar bien a la joven y hacerle un análisis fenotipico para darse cuenta que tiene una parálisis cerebral con más del 90% y que el otro 10% lo emplea para hablar porquería, estupideces y jalar mecate”, “El chavismo es una tara genética”, “Es chavista porque no le llega el riego al cerebro”.
Son algunos de los comentarios que distintos usuarios de Twitter han escrito contra la entrevista que la BBC hizo a la estudiante de sociología Ángela Villarreal (24 años). El trabajo de Daniel García Marco se titula,“Crisis en Venezuela: por qué aún soy chavista (y cómo creo que terminará la crisis política)”.
Estos son los argumentos más interesantes de Ángela:
“El chavismo transformó culturalmente la sociedad venezolana (…) El gobierno de Maduro tiene una desconexión, pero la oposición también (…) Para mí el problema es que la oposición abandonó la política, y hoy Nicolás Maduro no cuenta con una oposición (…) Ellos decidieron dejar un espacio vacío y en política no hay espacios vacíos (…) No creo que la tortura sea algo sistemático ni una política de Estado (…) Hay espacios en los que es como si el Estado no gobernara (…) Caracas entera tiene parroquias combatientes (…) Creo que los gringos tienen intereses acá, están jugando una carta muy importante, presionando mucho”.
También dice que quizás peca de soberbia, pero que nada grave va a pasar.
@elreveron
elreveron@gmail.com
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones