Con el preocupante título de “El final de lo normal”, The Economist comenta una nueva obra “La tierra inhabitable: la vida después del calentamiento”. Vallace, el autor, muestra entre otros datos que en el 2017 hubo 5 de los peores 20 incendios en la historia de California. En el 2018, uno incineró Paradise. Las inundaciones son más duras, las sequías más secas, y los huracanes más potentes. Es la nueva normal, que puede suceder si la temperatura sigue subiendo como está sucediendo. En pocas décadas, la temperatura en La Meca, hará imposible peregrinar como lo hacen anualmente 2 millones de musulmanes. Aún si la temperatura no sube más de los 2 grados como está previsto en el Acuerdo de París, el aumento de los mares puede anegar zonas costeras densamente pobladas.
El Papa Francisco plantea en su magistral Encíclica Laudato Si, que toda la humanidad está afectada, pero especialmente los pobres. Sus hábitats son duramente castigados por la nueva normal, y en muchos casos no les queda más alternativa que migrar masivamente.
The Economist llama la atención sobre los altísimos costos que pagan las empresas. Los eventos climáticos extremos aumentan, creando dificultades severas a la operación de muchas. La India estuvo bajo agua por días por monzones récords. Muchas plantas de energía funcionan lentamente porque el agua de ríos que usan para refrescarlas está demasiado caliente. La vía del Rin, una de las más transitadas comercialmente del mundo tuvo serios problemas, por falta de suficientes lluvias. Los seguros pagaron en el 2017 el monto récord de 135.000 millones de dólares por pérdidas por cambio climático, y otros 195.000 millones de dólares no estaban aseguradas. Un estudio encontró que los riesgos climáticos hicieron bajar de un 2 a un 3% del valor de mercado en 11.000 empresas cotizantes en bolsa. En la medida en que la temperatura sigue ascendiendo ese efecto aumentará. También el riesgo climático está siendo incorporado a los ratings de las agencias de créditos, empeorando muchas evaluaciones.
La situación exige respuestas. El Panel Premio Nobel de la Paz dedicado al tema creado por la ONU, está emitiendo continuas recomendaciones sobre políticas que incentiven las energías renovables. Bill Gates, y otros empresarios pioneros, han creado un Fondo especial para investigar alternativas de energías no contaminantes.
Es ejemplar el caso de un prominente empresario, Polman, Presidente de Unilever, que ha anunciado su retiro. En su década de gestión, diseñó y puso en práctica un plan de largo plazo para convertir a esta gigantesca empresa en un ejemplo de sostenibilidad y responsabilidad social. Se convirtió asimismo en un incasable vocero de la causa de la sostenibilidad participando en la elaboración de las metas de Desarrollo sostenible de la ONU, y los principales foros internacionales ambientales. Se propuso bajar el impacto ambiental de Unilever a la mitad en el 2030. Dio amplia latitud a los gerentes de la empresa para introducir cambios que redujeran el uso de agua, y las emisiones contaminantes, y crearan menos desperdicios. Impulsó en la empresa, y su amplísima cadena de suplidores, la creación de productos saludables. Dice la prestigiosa ONG CERES: “Ha hecho una diferencia, puso su dinero donde estaban sus palabras”.
Una estudiante sueca de 16 años, Greta Thunberg, conmovió al mundo llamando con gran resonancia a que los estudiantes pararan y salieran de sus clases unas horas para reclamar públicamente accciones. Miles y miles se le sumaron en muchos países. Su pregunta es: “el Panel ONU dice que en 12 años puede haber cambios gravísimos. ¿Qué esperan para actuar?”
Asesor internacional
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