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Los peligros

Esta transición que llamaremos, con optimismo desbordado, 2019, será más compleja que aquella que llamamos 1958

  • TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ

20/02/2019 05:00 am

Las campañas de desinformación y tergiversación en las redes sociales arrecian, pero con una claridad envidiable hasta el punto que se delinean los dos grandes adversarios que tendrá, de concretarse, el año de transición: el régimen saliente, obviamente, y una extrema derecha ya entre nosotros. Esta última acusa de comunista a todo el mundo, desde el Papa hasta Guaidó y acecha cada palabra o resquicio donde sembrar cizaña. 

El otro elemento serán los ambiciosos. Desde el padre obseso que mira con aprehensión a ese provisorio pues podría calentársele la cabeza y atravesarse al predispuesto por los dioses, hasta la secta que salta por todos lados cual muñeca con resorte. 

El 23E 1958 no fue el año 1958, como el 23E 2019 no será el año 2019, ni que se le sume el 23F. Son procesos. En días pasados recordé lo sucedido en 1958, con sus intentos de golpe militar, con aprovechadores en río revuelto y con sus pactos finales, hasta desembocar en 1959 en otros dramas.

Ciertamente lo primero es lo primero en esa cronología señalada para el actual proceso y sin el cual no podremos ir al segundo, a uno muy difícil y peligroso llamado gobierno de transición, uno en el cual –hay que advertirle a estos jóvenes que aún lanzan cedazos a las tribunas– rugirán todos los monstruos, desde las hienas de los poderes fácticos de la cuarta hasta los inconformes con la caída que intentarán un retorno a punta de violencia.

Hemos celebrado esta “unidad superior” y jamás olvidamos que no se pueden contar los pollos antes de nacer, pero son tan obvios en sus pronunciamientos los embozalados que tampoco podemos obviar que la historia camina. 

La transición será muy dura. Escucharemos derechistas acusando al gobierno provisional de populista y socialista, cuando cumpla con su deber de establecer un mecanismo de auxilio a una población en la inopia. Escucharemos acusaciones de derechista y entregado al imperio. Y allí, en medio, los viejos poderes fácticos chantajistas exigiendo concesiones a cambio de no ridiculizar, estimando la atención a sus peticiones –me refiero no a las lógicas sino a las desmedidas– una obligación del Estado. 

Esta transición que llamaremos, con optimismo desbordado, 2019, será más compleja que aquella que llamamos 1958. 

teodulolopezm@outlook.com
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