Negarle a un paciente un tratamiento de diálisis es igual a “ahorcar a una persona hasta morir. Así de crudo, y eso está ocurriendo en este momento con 11 mil personas en Venezuela, por un gobierno al que no le importa la salud de los ciudadanos”. Eso lo expresó el director de Codevida, Francisco Valencia, desde la OEA, durante la Cumbre Mundial sobre la crisis en Venezuela el pasado jueves.
La dramática descripción hecha por Valencia recoge uno de los puntos esenciales que pusieron en evidencia ante el mundo el verdadero talante y la más oscura esencia, de cómo la ambición de una élite de poder puede llevar a la muerte, sin ningún pudor, a sus ciudadanos, cuando para ellos, ceder en el ingreso de ayuda humanitaria, es reconocer el fracaso del socialismo vendido al mundo por Hugo Chávez.
La tragedia venezolana es hoy, el punto de atención de la mayoría de los países democráticos en el mundo. El desenlace de este drama, tendrá un efecto directo en otras naciones y la consolidación del mundo democrático y libre frente a las opciones populistas y totalitarias que se trataron de imponer desde Venezuela.
De 193 países de la ONU sólo 10 siguen apoyando a Nicolás Maduro, 54 reconocen a Guaidó, basados en la necesidad de una salida libre y electoral y el resto se mantiene en la expectativa de cómo se desarrollará el conflicto.
La estrategia de la ayuda humanitaria liderada por Estados Unidos, y el apoyo con millones de dólares por parte de países y organizaciones internacionales, ha puesto en evidencia que los intereses por mantenerse en el poder, bajo un régimen “militar-cívico” que gobierna fuera de la Constitución y con poderes públicos paralelos creados a su disposición, están por encima hasta de la vida de sus ciudadanos.
Hasta ahora la presión internacional se ha centrado en exigir que Maduro acepte el ingreso de la ayuda humanitaria y que acceda a unas elecciones libres en Venezuela. Ambas demandas parecen ser inaceptables para las dos figuras que ostentan el poder en Venezuela: Nicolás Maduro y Diosdado Cabello.
Entre estos dos jefes del chavismo está el destino de millones de personas y la vida de cientos de miles de venezolanos.
Estados Unidos ofreció un salvoconducto a Nicolás Maduro para que se retire pacíficamente con su familia a un destino todavía no definido. Sin embargo, tras de sí hay amigos y familiares que están procesados en tribunales internacionales y otros están solicitados. Son casos en los que no hay posibilidad de negociar.
En relación a Diosdado Cabello, no se ha conocido públicamente de negociación alguna y por el contrario, ha trascendido que no habrá oferta de amnistía. Y respecto al otro poder, el más determinante en esta crisis, el poder militar, la oferta ha sido clara y todo aquel que ayude a la transición gozará de ese beneficio.
El cerco internacional va a profundizarse y la alianza de Cuba y Rusia, podría quebrarse en cualquier momento cuando, los efectos de la disponibilidad de dólares del gobierno madurista, no sea suficiente para satisfacer las razones económicas de esa alianza. Ambos gobiernos, el de Cuba y el de Rusia, han demostrado que el pragmatismo económico está por encima de cualquier consideración ideológica. Para ambos, sus intereses en el juego geopolítico es lo fundamental.
Las barreras colocadas en el puente internacional entre Colombia y Venezuela, elevaron el conflicto venezolano en un nivel internacional exponiendo a Maduro como un mandatario inaceptable para la democracia y la convivencia. Y más aún, la propia izquierda internacional y figuras mundiales de esa corriente, han salido al paso para deslindarse de un hecho para ellos inentendible, que como dijo el representante de Codevida en la OEA, no solo está ahorcando hasta la asfixia a 11 mil pacientes de diálisis, sino a un país entero.
Twitter: @folivares10
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