Es algo así como esa matriz de opinión (la matriz de la perseverancia en el error, sería mejor) que proclamaba el “ultimátum” europeo cuando en verdad solo se trataba de un amago de países y no del órgano ejecutivo de la Unión Europa, aunque el Parlamento hizo lo suyo. He aquí que comenzaron a gotear de Chachopo a Apartaderos mientras se escuchaba la voz de Andrés Eloy “uno, dos tres… los deditos de tus manos, los deditos de tus pies”. 

Una singladura se mide desde el mediodía de una jornada hasta el mediodía de la siguiente. Eso en términos de navegación para determinar el camino recorrido por una embarcación. El diagnóstico de lo que tenemos ya se ha hecho obviedad, pero vale recordarlo dedicándole la mitad del “Plan País”. Lo que tenemos que hacer está más claro que el agua del Río Turbio de mi ciudad natal. De allí que podamos ser tolerantes con un elenco de propósitos que se hunde en la obviedad. Podemos discutir sobre los ángulos, no sin precisar a los idiotas que gritan “populismo” ante la imperiosa necesidad de tomar medidas inmediatas para proteger a una población desguarnecida. Son los mismos que gritan “socialismo’ cuando se les encarna una uña. 

En estos tiempos de inteligencia artificial muchas veces muchos no saben que es lo que se sabe, pero se va derivando hacia las ecuaciones, algoritmos genéticos, redes neuronales y quienes vivimos estos tiempos frenéticos establecemos ecuaciones simples: escasez de gasolina+ayuda humanitaria, aunque todo indica que no quieren esperar por la gasolina sustituyéndola con solicitud. Al parecer la ayuda nunca antes había sido tan humanitaria. 

El collage humanitario parece definido. Nos falta determinar la singladura. 

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