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Un presidente

Ese es el país actual, en crisis, por social y económicamente inviable -por ello se nos va la gente-; y esa crisis ha desembocado en la crisis política que vivimos

  • JOSÉ SANTIAGO NUÑEZ GÓMEZ

02/02/2019 05:00 am

A mediados de 2013, comenzando el anterior periodo presidencial, se popularizaron predicciones y chistes que concurrían en anticipar que sería breve el ejercicio de Nicolás Maduro como Presidente. Ya para ese entonces, incluso por recomendaciones de miembros del Gabinete, se había hecho evidente la necesidad de introducir cambios y adoptar políticas que mostraban su clara pertinencia, como la de moverse hacia una economía de mercado con preeminencia de la actuación de los particulares y, la de ponerle fin a pretendidos programas sociales que se resuelven en un festín -corruptor y corrompido- de reparto de dinero. Asociado o no a su permanencia en el cargo, el hecho es que esos cambios no se hicieron: la burocracia del gobierno -esa que se multiplica y produce trámites y ritos absolutamente inconducentes- ha crecido enormemente; no se liberó ni se privatizó la economía; y se ha multiplicado de manera exponencial el reparto de dinero y bienes materiales sin contraprestación alguna o, en todo caso, con una muy nominal e insignificante. Ninguno de los servicios primarios y esenciales que está llamado a prestar el Estado (seguridad, salud y educación) funciona; y en el Periodo se ha perdido la mitad de la economía que teníamos y llegamos a la hiperinflación. 

El gobierno soporta una carga burocrática ineficiente, la totalidad de las empresas estatales está en ruinas y en quiebra económica, incluida la estatal petrolera, Pdvsa; y una porción ya muy grande de la población se ha hecho totalmente improductiva, llegando incluso al extremo de tener como única actividad la de hacer la cola o cumplir los ritos que la legitima para recibir los pagos y dádivas oficiales. Ese es el país actual, en crisis, por social y económicamente inviable -por ello se nos va la gente-; y esa crisis ha desembocado en la crisis política que vivimos. 

El presidente Maduro ofrece rectificaciones, pero -lamentablemente, si se quiere- ya no se trata de eso, no es él quien puede presidirlas, esa oportunidad le precluyó en el ejercicio presidencial pasado. Tiene la responsabilidad, como Jefe del Estado, de reconocer la entidad y demandas de la crisis política y darle trámite negociando una salida constitucional para la interrupción del periodo y la convocatoria de elecciones. 

SANTINUNEZ@Yahoo.com
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