La espada penetró por debajo del ojo y atravesó la cabeza hasta el hipotálamo segando, aquel 23 de noviembre de 2007, la brillante carrera deportiva de uno de los más destacados tiradores venezolanos: Luymar Hernández .
La tradicional careta había sido sustituida por una de visor transparente que, en principio, debía resistir cualquier embate. Sin embargo, se rompió, poniendo en juego la vida del virtuoso esgrimista.
La experiencia de conocer a Luymar resulta estimulante en múltiples sentidos: no solo es contemplar a quien ha cosechado importantes éxitos para nuestro país como resultado del esfuerzo, la formación, la disciplina y la perseverancia: es también conocer al ser humano valiente, resiliente, capaz de sobreponerse a la tragedia y de ver en ella no el final, sino el principio de un nuevo camino que transita alentando el crecimiento de otros.
En efecto: ha sido llamado “El Espadachín Milagroso”, pues su recuperación resulta inexplicable. Ha conseguido salir adelante, a pesar de los peores pronósticos, apoyando además a otros deportistas en su desarrollo y crecimiento, valiéndose del respeto al que se había hecho acreedor a nivel mundial gracias a su destacada participación en innumerables competencias.
La tarea, acometida originalmente desde la Asociación de Esgrima del estado Lara, prosiguió con dimensiones internacionales, al asumir el cargo de Director Técnico del Club Sala de Armas Europeo de Las Rozas, en Madrid. Desde allí ha procurado transferir a los esgrimistas españoles tanto sus conocimientos como la experiencia adquirida a lo largo de su carrera. Pero, además, recientemente se ha visto en situación de afrontar las necesidades de los tiradores venezolanos en España, específicamente siete, uno de ellos con rango de entrenador.
Afectados por las mismas vicisitudes que sufre el resto de los venezolanos, los deportistas han buscado otros horizontes, ya no en función de su desarrollo profesional, sino en pos de mejorar sus condiciones de vida. Con ello, sus trayectorias en el campo de la esgrima se han visto truncadas, a pesar de sus logros y de ser auténticas promesas en el mundo del deporte.
La situación no es fácil. Algunos de ellos se encuentran en condiciones de auténtica precariedad, y solo el apoyo que han recibido de parte de los diversos clubes españoles les ha permitido mantenerse a flote y permanecer vinculados a la esgrima. Mención especial merecen, en este sentido, Fernando Díaz, del Club Cardenal Cisneros, José Luis Álvarez, en la especialidad de Sable, y don Manuel Pereira, seleccionador nacional, que han prestado su apoyo incondicional a nuestros atletas.
Varios tiradores, con Luymar Hernández a la cabeza, han constituido la Asociación Civil Esgrima sin fronteras, una entidad a través de la cual canalizar la movilización de los deportistas hacia lugares en donde puedan tener experiencias significativas en su carrera, haciendo realidad uno de los principios del olimpismo: la integración de los pueblos a través del deporte. Para ello han comenzado su labor estableciendo diversas alianzas que permitan llevar a cabo campamentos y buscando el patrocinio de diversas organizaciones.
El 80% de las competiciones internacionales tiene lugar en Europa. España es la sede de al menos cinco de ellas, y la lengua facilita que la experiencia se aproveche al máximo, en el caso de los hispanoparlantes.
Como venezolana, me siento orgullosa de esta iniciativa y de este campeón que, sobreponiéndose a todas las adversidades, demuestra una vez más lo que nuestra diáspora puede aportar en cada uno de sus lugares de llegada. Mis respetos.
lindasalva@hotmail.com
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