Este año, más que una época de cambios será un cambio de época. Un replanteamiento de la economía más allá de la visión marxista o la liberal, con el imperativo ético. Nuevo desafió para la Biotecnología y la Bioética. La conquista del espacio y la búsqueda de nuevos planetas donde el hombre pueda prolongar su civilización, precisamente cuando se cumplen 50 años de la llegada de Neil Armstrong a la Luna. Se universaliza la exigencia de los Derechos Humanos en su dualidad jurídica y política, pero también ética con el aniversario 150 del nacimiento de Mahatma Gandhi. El desafío más importante es el Ecológico, hoy incluido en todas las agendas de las cancillerías por lo apocalíptico que sería continuar el irracional camino de atentar contra la naturaleza y cerrar a las futuras generaciones un ambiente sano, pero hay la discordancia de algunas nuevas expresiones políticas en gobiernos populistas como los de Donald Trump y Jair Bolsonaro. La comunidad internacional insiste en el compromiso de la COP21, especialmente, para las grandes potencias responsables de la contaminación y el uso de gases de efecto invernadero. En lo económico, la guerra comercial entre China y Estados Unidos afectará las relaciones de todo el planeta. Es posible el fin de la gran expansión estadounidense dirigiéndose hacia una recesión, China e India también experimentarán una desaceleración en su economía y en general se romperán las reglas tradicionales del comercio internacional. Siria, Irán, Venezuela y diferentes países africanos seguirán siendo el centro de los conflictos no sólo en lo económico sino también en lo político. La retirada de las tropas estadounidenses de Siria facilitará la paz regional pero afirma la presencia rusa y turca en la región. Se espera que en Yemen, las negociaciones de paz avancen con el compromiso de Irán y de Arabia Saudita de un diálogo regional para evitar nuevas confrontaciones.
El desafío democrático seguirá siendo cuestionado, afectando a sistemas sólidos como los europeos. Lo hemos visto en Austria, Polonia y Hungría con la tentación totalitaria de la derecha y se ha consagrado en Italia. Seguirán cuestionándose los liderazgos firmes, como los de Angela Merkel y Emmanuel Macron. En el caso francés, era imprevisible la “Rebelión de los Chalecos Amarillos”, donde se pasó de una protesta por el aumento de la gasolina a cuestionar el proyecto político tradicional de los grandes partidos y del nuevo liderazgo tecnocrático. Para Merkel, la anticipada despedida de la política fue producto del “coletazo” de la inmigración desmedida del mundo africano y árabe. Esto ha incidido también en otros regímenes europeos, incluyendo sorpresas como el ingreso de sectores neonazis en Alemania al Parlamento y hasta en España, con la aparición de BOX. En América Latina, pareciera el ocaso del Socialismo del Siglo XXI con las derrotas en Argentina, Brasil, Ecuador y la pérdida de la Asamblea Nacional en Venezuela. Han coincidido en la toma de posesión las nuevas expresiones de la izquierda y de la derecha en México y en Brasil, de que si no tienen éxito económico, deberán dejar el poder. López Obrador, sin renunciar a la ideología progresista, ya demuestra un mayor realismo y pragmatismo para mantener una actitud moderada, y el propio Bolsonaro, tal como está ocurriendo con el presidente Trump, no podrá revelarse frente al “establishment” y el balance de poderes. Estados con las más grandes poblaciones como India, Nigeria e Indonesia tienen elecciones este año. La consulta electoral continuará siendo la referencia obligada para la legalidad y legitimidad de los gobiernos. En América Latina habrá consultas electorales en países como Panamá, Argentina, Ecuador, Uruguay y Bolivia. Los británicos difícilmente saldrán del laberinto del “Brexit”, causando un daño a su economía y a la propia Unión Europea que nació en 1957 como Comunidad Económica Europea (CEE) con 6 Estados y logró llegar a 28. Este año tendrá elecciones el Parlamento Europeo con una redistribución de los escaños por la salida del Reino Unido.
El caso Trump, por tratarse de ser el presidente de la súper potencia mundial, va a incidir en toda la dinámica política no sólo de ese país sino del planeta. El cuadragésimo quinto presidente podría no ser reelegido. Ha dividido a Estaos unidos, ha instaurado una nueva diplomacia vía Twitter con sus 55 millones de seguidores, rompiendo con el protocolo presidencial y los éxitos económicos parecen reducirse, pero ha dejado de lado lo que ha sido la política exterior e interior de demócratas y republicanos. Pudo haber tenido éxito con Corea del Norte, bajo el criterio de Maquiavelo de que “El Príncipe algunas veces tiene que aparentar ser loco”. Pero esto es cuando el enemigo es pequeño. Puede ser muy peligroso con grandes adversarios como Irán y China. Tendremos que seguir de cerca las decisiones de líderes como Xi Jinping, quien ha asegurado el control total en China pero que podría experimentar lo que ocurrió en 1989 en Tiananmén con las nuevas clases medias hacia mayor libertad. Igualmente, los pasos próximos de Vladimir Putin, donde el factor económico puede alterar su creciente poderío político.
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