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Como sea

La hiperinflación, por ejemplo, es en buena medida apocalíptica, no sólo destruye lo económico, sino también lo social y lo cultural. Pero sobre todo, Maduro llegó al 2019 a costa del voto.

  • GUSTAVO LINARES BENZO

12/01/2019 05:00 am

Se va a acabar la segunda década del siglo XXI y éste todavía no empieza en Venezuela. Dentro de un año exacto llegará el 2020 y el retroceso espectacular de estos veinte años no habrá podido mejorarse casi nada, ni siquiera en el mejor de los casos. Entre tanto, nuestros vecinos, los países ricos, los medianos y hasta los más pobres han vivido casi todos las mejores épocas de la historia. Venezuela parece ser siempre la excepción, ahora por desgracia para lo malo. 

Al terminar un período constitucional se acostumbran y hasta son obligatorios los cierres contables, los balances y la rendición de cuentas. Para empezar por ahí, como le decía el otro día Maripili Hernández a un diputado chavista, en la Venezuela de Maduro ni siquiera puede hacerse esto, porque no hay presupuesto contra el que medir gastos y metas. Vivimos en un caserío, en una cueva paleolítica que ni siquiera tiene una lista de gastos e ingresos, en que el patrimonio público se maneja peor que las cuentas de una pulpería. Un país sin presupuesto, esa es la Venezuela de 2019. Aquí no ha llegado el siglo XXI, hemos retrocedido al siglo XIII. 

La gente que nos gobierna no muestra recibos ni lleva contabilidad. Ni respeta cualquier otra regla: la meta vital es conservar el poder a toda costa, a costa de todos y de todo; en ello el madurismo es un maestro. Pues en términos puramente cronológicos, y con su consigna de “como sea”, Maduro lo logró: terminó el período para el que fue electo según el CNE, e inclusive pretende, contra Venezuela y el mundo, continuar aun sin haberse celebrado verdaderas elecciones en el camino. 

Sí, Maduro llegó al 2019, a costa de todo lo demás. La hiperinflación, por ejemplo, es en buena medida apocalíptica, no sólo destruye lo económico, sino también lo social y lo cultural. Pero sobre todo, Maduro llegó al 2019 a costa del voto. Esa es la pérdida más grande de estos años, el antilogro más relevante. El Presidente Chávez arrasó el país, moral y materialmente, pero al menos no pudo acabar con la tradición democrática de cincuenta años; Maduro destruyó lo único que nos dejó el Eterno. La reconstrucción debe empezar por la del voto, a lo mejor este mismo año. 

Después del comic del 10 seguirá este lema, “como sea”, a costa de todo. 

@glinaresbenzo
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