Depende de cómo se vea
Cualquier decisión que tomemos respecto a nuestra relación con los demás tendrá sus consecuencias, sea para bien o para mal no solo de nosotros, sino también de todos a quienes afecten esas decisiones
En la vida muchas cosas se aprenden, se aceptan y se toman por ciertas según la perspectiva desde donde se vean. Lo cual quiere decir que, si no prestamos la debida atención, algunas percepciones nos van a extraviar, o al menos dificultarán nuestro transitar por la Tierra. Y esto ocurrirá porque estarán cimentadas sobre bases falsas, o inestables o poco confiables. Por ejemplo, cuando nuestras perspectivas las basamos en algo tan inestable y poco confiable como las emociones (resentimiento, miedo, preocupaciones, etc.), entonces no es de extrañar que vayamos dando tumbos continuamente, desorientados y siendo presa fácil de la manipulación de otras personas. Y nótese que no estamos mencionando la fuente de esas emociones, quién las originó o quién las fomenta. Es un asunto de cada uno de nosotros, sin importar la situación que nos rodea, y solo cada uno de nosotros decide sobre qué va a basar sus perspectivas de la vida.
Leyendo el conocido relato bíblico de David y Goliat podemos establecer una gran diferencia entre las perspectivas que cada quien tenía sobre el asunto. Cuando Goliat vino contra los israelitas, los soldados de éstos seguramente pensaron: Es tan grande que no vamos a poder matarlo. Pero David miró al mismo gigante y pensó: Él es tan grande que no puedo fallarlo. Y así fue, no lo falló. Y era exactamente el mismo hecho, solo que cada uno tenía un punto de vista muy diferente, y por cierto el que al final triunfó fue el que tuvo el enfoque positivo de la situación. El ex presidente de Estados Unidos Abraham Lincoln en una ocasión expresó el mismo concepto, cuando dijo la siguiente frase: Podemos quejarnos porque los rosales tienen espinas, o regocijarnos porque los espinos tienen rosas.
En realidad, cuando tenemos una situación de crisis, sea a un nivel básico como el familiar o a uno mayor como un país, siempre se abren grandes oportunidades que están disfrazadas de situaciones imposibles. Ahora bien, para que esas oportunidades alguna vez puedan concretarse serán necesarias varias condiciones, entre ellas que no vamos a poder pensar en un futuro color de rosa mientras se tenga la mente llena de pensamientos negros del pasado y presente. Y no se concretarán esas grandes oportunidades, entre otras cosas, mientras no se trabaje seriamente en los problemas que ha dejado al descubierto la misma crisis. Mientras no ocurran los cambios necesarios en cada uno de nosotros, o al menos en gran parte de nosotros. Para lo cual habrá que primero que nada reconocer nuestra participación en dichos problemas, así como luego mantener una mentalidad abierta dispuesta a cambiar todo el tiempo. Igualmente, estar examinando una y otra vez nuestras opiniones e ideas preconcebidas, así como hábitos y actitudes que, aunque en principio parecen convenirnos o ayudarnos a estar cómodos, a la larga nos perjudicarán.
Lo cierto es que las crisis traen junto con los problemas cantidad de lecciones valiosas, si estamos dispuestos a verlas. Por ejemplo, una gran lección es percatarnos de la enorme importancia que tienen nuestras relaciones con los demás, en especial los que piensan muy distinto a nosotros. Somos seres sociales, diseñados para vivir unos con otros. Por ello, una de las grandes causas de nuestras crisis parten de no prestar la debida atención a la importancia de nuestras relaciones a todo nivel.
En mi casa hay un perro pequeño, y aunque yo no soy muy dado a los animales, debo reconocer que me ha dado en lo personal grandes lecciones. Por ejemplo, las veces que ha hecho alguna travesura lo he tenido que "disciplinar", sin embargo a diferencia de los humanos (supuestamente superiores) que muchas veces tenemos una piel muy sensible y nos ofendemos muy fácilmente si alguien nos llama la atención (con o sin razón), el mencionado can al poco rato de disciplinarlo está como si nada, y para colmo dándome grandes muestras de cariño. O sea que mientras las personas a veces hasta se enemistan porque no son capaces de comunicarse y de escucharse en momentos difíciles, los animales sí son capaces de pasar por alto "ofensas" de manera repetida, y luego siguen dando amor como si nada ocurrió, por lo que de paso viven más felices que nosotros.
Deberíamos imitarlos para que nos vaya mucho mejor, pero mientras no prestemos atención a la gran importancia de las relaciones humanas, seguirán ahondándose y agravándose las diferencias entre las personas, para perjuicio de todos. Y aunque esto pueda parecer muy básico y simple, por lo que no le prestamos atención, grandes crisis se generarán cuando no podemos ni siquiera lidiar con algo tan básico como la relación con nuestros semejantes. Y por supuesto, como ocurre con todas nuestras decisiones, cualquier decisión que tomemos respecto a nuestra relación con los demás tendrá sus consecuencias, sea para bien o para mal no solo de nosotros, sino también de todos a quienes afecten esas decisiones.
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