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Inflación y dólares: batalla perdida

Cada vez se necesitan más dólares para adquirir los mismos bienes. Si en enero de 2018, se necesitaba 1 US$ para adquirir un bien, en septiembre del mismo año se necesitaban 13 US$...

  • DAVID UZCÁTEGUI

11/01/2019 05:00 am

Para los venezolanos no es nada nuevo el fenómeno inflacionario. Si bien nuestro país disfrutó por largas décadas de una de las inflaciones más bajas del mundo, ese caballo de Troya entró en nuestro país durante los años 80 y, con marchas y contramarchas, lo cierto es que cada vez ha sido más y más pronunciado. 

Uno de los más socorridos métodos para intentar sobreponerse a los reveses de sus efectos, es buscar refugio en una moneda fuerte. El ahorro en dólares o el intentar realizar actividades profesionales o económicas que generen ingresos en esta moneda, ha sido uno de los refugios más seguros para ganarle la partida a ese monstruo tan voraz. 

Esta ha sido una costumbre común en los países latinoamericanos, la mayoría de los cuales han vivido incontrolables espirales de subida de precios desde mucho antes de que la situación afectara a Venezuela. 

En la última década los venezolanos apelaron a este recurso para correr la arruga de las limitaciones financieras en cada hogar. El dinero enviado por familiares que viven en otras naciones y generan recursos en divisas ha sido crucial para muchos. Otros tantos han realizado trabajos temporales en otras naciones para traer al país sus ingresos y algunos más incluso han logrado concretar labores a distancia desde nuestro país, a cambio de remuneraciones en dólares. 

De esta manera, muchos lograban ganar un round a las reiteradas subidas en los precios de bienes y servicios. 

Sin embargo, grande ha sido la sorpresa de quienes tenían el privilegio de contar con algún ingreso en dólares, cuando se han dado cuenta de que, de un tiempo para acá, dichos dólares compran cada vez menos en nuestra tierra. Como si estuviéramos hablando de bolívares. A pesar de todos estos malabares para intentar mantener un mínimo poder adquisitivo, la capacidad de compra sigue cayendo. Y no hay dólar que la ataje. 

Es una realidad: el cada vez más creciente fenómeno de la subida de precios también se está comiendo a los dólares. Para el día 14 de octubre de 2018, el portal web de la agencia internacional de noticias EFE (España) titulaba: “La inflación venezolana devora dólares y euros mientras fulmina al bolívar”. 

El portal Proeconomía asegura que la causa de este fenómeno, es que la inflación ha aumentado de manera más acelerada que el tipo de cambio nominal en el mercado paralelo. 

Continúa explicando que, hasta el pasado mes de septiembre, el nivel de precios de la economía había aumentado a un ritmo 13,4 veces más acelerado que el precio del dólar en el mercado paralelo. 

Esta situación, ha hecho que cada vez se necesiten más dólares para adquirir los mismos bienes. Si en enero de 2018, se necesitaba 1 US$ para adquirir un bien, en septiembre del mismo año, para adquirir ese mismo bien, se necesitaban 13 US$. 

El pasado mes de noviembre, el economista Luis Vicente León hizo alusión al fenómeno durante un Congreso de Economía celebrado en la Universidad Católica Andrés Bello. 

“Llamarlo inflación en dólares está mal dicho”, precisó sobre la pérdida del poder adquisitivo de los dólares en el país. “Una cesta de bienes convencional en Venezuela conformada por un conjunto de productos que podía adquirirse en 10 dólares en diciembre (de 2017), hoy (noviembre de 2018) requiere 190 dólares”. 

¿Qué está sucediendo entonces? Pues que las tasas de inflación y devaluación, aunque ambas crecientes, van a ritmos distintos. Y el crecimiento de los precios es mucho mayor a la revalorización del dólar frente al actual bolívar soberano. 

A esto, se suma la escasez de bienes y servicios disponibles en comparación a la demanda. Y ya sabemos en qué se traduce esto: cuando un producto es difícil de conseguir, cuando muchas personas andan tras ese producto y existen pocas unidades del mismo, su valor se incrementa automáticamente. Incluso en dólares. 

Hemos llegado al punto en el cual productos exactamente iguales cuestan más en Venezuela que en cualquier otro país. 

¿Es que entonces ya ni siquiera el dólar es un escudo ante el crecimiento exponencial de los precios? 

Pues en el momento actual, eso es lo que parece. Semejante fenómeno es simplemente otro medidor de que la hiperinflación que padece Venezuela ha trepado hasta un nivel superior. Va a un ritmo mucho mayor que la devaluación del signo monetario nacional frente al dólar. 

Según los especialistas, se trata de una situación temporal y llegará el momento en el cual la inflación y la devaluación vuelvan a ir a un ritmo más cercano. Esto es como dicen los abuelos, “alegría de tísico”, ya que si sucede en medio de tasas elevadas para ambos indicadores, como hemos visto desde hace unos cuantos años, seguiremos confrontando una economía que hace muy cuesta arriba vivir. ¿Hasta cuándo? 

daviduzcategui@yahoo.com
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