Su valoración deriva de la estimación de indicadores cuantitativos y cualitativos de los ámbitos antes mencionados, su análisis y comprensión exige tomar en cuenta variables como: 1) posición y apertura comercial, para valorar tanto los componentes de la balanza corriente, importaciones y exportaciones como la internacionalización de la economía de cualquier país; 2) encadenamientos, analizando las conexiones y procedencia de los flujos de producción aguas arriba y abajo de la cadena de productiva, y 3) capacidad institucional, para implementar programas institucionales que permitan la participación de los distintos agentes en la economía de un país. 

Muchos países en el mundo implementaron la TP como camino hacia el desarrollo de sus economías, resaltando Corea del Sur. La visión y reto en la lógica del nacionalismo económico coreano fijo la planeación centralizada para influir en el impulso de la industria de soporte del proceso de TP, su eje sistémico y articulado de política económica fueron los programas quinquenales en esta industria destacando: agua, energía eléctrica, carbón, infraestructura, productividad agrícola y manufactura, textiles, calzados, muebles de madera, pelucas. También se hicieron esfuerzos para obtener el control y nacionalización del sector financiero, mientras que la coordinación de la política industrial con la Junta de Planeación Económica (EPB) gravitaron el ascenso de la estrategia de TP desde la economía tradicional -agricultura y el “Saemaul Movement Factory” a la economía de producción y manufactura de diversos bienes de consumo final y de comercio masivo o “Big Push”. Esta dinámica interactiva sin retardos en cronogramas fijos de tiempo, configuró la actuación estatal, privada y la tripartita entre la industria, la academia y los centros de investigación, dentro de la economía nacional en 1960 y la economía de competencia y mercado global en el período 1970- 1990. 

De esta manera, Corea respondió al entorno cambiante y desafiante en diversos escenarios y paradigmas económicos, donde la integración y la combinación de políticas económicas flexibles, adaptables, y de captación y formación permanente del capital humano, dieron forma a la experiencia de TP basada en: 1) la estrategia de industrialización sustitutiva de importaciones (ISI), intensiva en mano de obra no calificada, protección considerable, políticas de inversión extranjera orientadas hacia el interior y a los productos del mercado interno; 2) la estrategia de promoción a las exportaciones o ISE, intensiva en capital humano y representó la base para el desarrollo de los grandes conglomerados industriales llamados Chaebols en 1975, y 3) el desarrollo de la industria tecnológica de 1980, sobre la cual se establecieron las redes de producción transfronterizas o cadenas globales de valor (CGV) que hoy en el siglo XXI son muy importantes para Corea. 

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