Espacio publicitario

Big Brother

No hay susurro que no sea inmediatamente detectado y reprimido por el comisariato político cubano; no hay protesta social que no implique represalias inmediatas contra los dirigentes comunales...

  • GUSTAVO LINARES BENZO

15/12/2018 05:00 am

Si Tibisay dice que votó solamente el 27% de la población y aplicamos el factor de corrección Smartmatic, lo más probable es que ni el 10% de los venezolanos se molestaron en ir a votar. A los efectos del nuevo sistema político venezolano de Maduro, lo importante no es que nadie votó, sino que nadie pasó por los puntos rojos para que le escanearan el carnet de la patria. El pernil, pues, ya no tiene poder de convocatoria. 

Si cifras serias dicen además que el CLAP llega a más del 80% de los hogares, por poquito que sea su contenido, se confirma la tesis de que el venezolano ha vuelto a ser lo que decía Jóvito Villalba en los sesenta: “recoge tu ayuda y vota amarillo” (el amarillo era entonces el color de URD, partido de Villalba), es decir, los beneficios del gobierno no compraban el voto. Con Chávez eso cambió, pero por la tecnología del terror inaugurada en el siglo XXI: si no votas por mí, pierdes la casa de la misión vivienda, por ejemplo. 

Entonces, si el descontento popular es tan grande y las limosnas ya no compran votos, ¿por qué no pasa nada frente a esta penuria apocalíptica que nos envuelve? Obviamente, no pasa nada políticamente porque el gobierno, del modo más vil imaginable, es decir, hasta con cárcel y violencia, no sólo con toda la trácala jurídica imaginable, ha desmantelado la oposición. 

Encima, sectores minoritarios de la dirigencia política comenzaron a llamar a la abstención, lo que unido a esta depreciación del voto, caló en el electorado y en consecuencia nadie vota. Políticamente, pues, está claro por qué no pasa nada. Pero, ¿y socialmente? 

La explicación está en 1984 de Orwell. Maduro, con la ayuda de los cubanos, que son los expertos mundiales en represión selectiva, ha montado entre sonrisas y salsa un aparato de control social que sería la envidia de Stalin. No hay susurro que no sea inmediatamente detectado y reprimido por el comisariato político cubano; no hay protesta social que no implique represalias inmediatas contra los dirigentes comunales correspondientes, y sus familias también, a lo Goebbels. 

Los ojos de Chávez son ahora los ojos del Big Brother

@glinaresbenzo
Siguenos en Telegram, Instagram, Facebook y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones
-

Espacio publicitario

Espacio publicitario

Espacio publicitario

DESDE TWITTER

EDICIÓN DEL DÍA

Espacio publicitario

Espacio publicitario