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Le faltó pueblo…

¿Qué dirán en el exterior de la vergonzosa reticencia de los criollos con Simón Bolívar?

  • ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS

13/12/2018 05:00 am

Dos situaciones desconciertan: la primera, el gran aumento salarial recién ordenado por el presidente Maduro. Es un criterio axiomático, creo, que incrementar el salario dispara la inflación. El ultrasapiente Uslar Pietri expresó en 1978:

“Acaba de ocurrir algo ejemplar por parte del gobierno británico: para luchar contra la inflación, ha tomado una serie de medidas, pero llegó a la conclusión de que había que congelar los salarios de los trabajadores durante un año. Inglaterra es un país donde el nivel de vida ha descendido gravemente; la gente ha pasado mucho trabajo, y esa medida la tomó un gobierno laborista ¡y la aceptaron los sindicatos nacionales! ¿Por qué? Porque el trabajador inglés sindicalizado es suficientemente maduro para saber que eso era verdad, y que si ellos no aceptaban un sacrificio de esa magnitud, la economía (sic) inglesa no saldría nunca de la crisis, y está saliendo. El resultado ha sido prodigioso; la libra, que se estaba hundiendo, se ha elevado, las reservas internacionales han crecido galopantemente, e Inglaterra está en un período de plena recuperación” (“Conversaciones con Uslar Pietri”, de Alfredo Peña).

Empero, en la vigente “Primavera francesa”, cuya furia sabatina afecta la avenida más bella del mundo (donde el glorioso nombre del gran héroe venezolano Francisco de Miranda resplandece en el Arco de Triunfo) y hace crujir los cimientos del Gobierno, que reacciona con bárbara represión contra jóvenes estudiantes que manifiestan pacíficamente, se clama por el aumento del salario.

La otra situación que causa perplejidad –a mí al menos– es la justiciera reacción de felicidad y honra habida porque ha poco la BBC nombró a la criolla Valentina Quintero en el puesto 77 de las 100 mujeres más influyentes de 2018, porque “se dedicó a mostrar a los venezolanos cada rincón de su país, escribiendo y presentando programas de TV sobre turismo y temas ambientales”: ¡“Ciertísimo!”, como enfatizan a menudo los colombianos (prefiero decir “certísimo”) y en particular la “Guía” de la destacada periodista (UCAB) es magnífica por amena, erudita y utilísima, así como un placer leer ese libro en labor y función de patria. Muy oportuna la entrevista que en Unión Radio le hizo la talentosa y ponderada periodista Árgeli Vera a su muy bien celebrada colega Quintero.

Empero, lo sorpresivo no es el alborozo que produjo aquella designación, porque en verdad ha de causar a los venezolanos alegría y orgullo: lo que sin duda es harto extraño es el contraste habido entre tan bullente calidez y ese justo reconocimiento a Quintero, y la frialdad y el ominoso silencio que se levantó como un denso vaho en Venezuela, cuando el Libertador fue designado por la misma prestigiosísima BBC como el personaje americano más importante del siglo XIX.

El rendir homenaje al Libertador es un valor ético de muy alto rango, cuya ejecución, de suyo, ilumina el sentimiento patrio y dignifica el alma nacional.

¿Cuán desnaturalizado es el sentimiento que podrecía el alma de muchos venezolanos antaño (cuando el valenciano “decreto sacrílego” como lo apostrofó el Cardenal Quintero) y que ahora enerva y yugula el sentido moral y de justicia de algunos venezolanos? El historiador estadounidense Sherwell expresó: “El que estudia a Bolívar siente, al terminar, la misma reverencia que al dejar un lugar sagrado, bajo la influencia de lo sobrenatural y sublime”; pero aquí, cuando para celebrar el natalicio del Padre de la Patria se inauguró el gran mausoleo, unos individuos rechazaron ese símbolo honorífico porque “afea la ciudad”… (el mausoleo es muy hermoso y –con el debido respeto a la memoria de la heroína ecuatoriana Manuela Sáez– lo que sí es feo es una pretendida flor de hierro que, por fortuna sito en las afueras, desluce un poco el regio monumento). En cambio, en el mundo nadie protestó porque por una excepción bien excepcional una estrella se llame “Boliviana”; ni en EEUU varios pueblos “Bolívar” ni aquellos muy famosos generales estadounidenses se llamaran “Simón Bolívar Buckner”; pero aquí muy pocos hombres se llaman “Simón”… Tampoco hubo celebraciones ni entrevistas por esa suprema distinción al Libertador y en la misma emisora no se hizo mención (y mucho menos biografía) del impar genio (que libertó su patria y a cinco naciones más ¡¡sin saquearlas!!) ni por un trío criollo de cultos y finos caballeros que, en loable labor educativa, sí biografían a menudo muy diversos personajes y hasta un bolerista mejicano; pero para el Padre de la Patria, la ley del hielo. Hace décadas sus “Obras Completas” están “agotadas”: ahora las esperamos desde 2005 cuando, con la condición de publicarlas, logré que la Fundación Lecuna las donara al TSJ.

“A Bolívar ¿le faltó pueblo?”, titulé el artículo publicado por El Nacional el 11 de enero de 2000. Por desgracia que deviene perverso ludibrio internacional y sobre la base de la fuerza irresistible de la realidad fáctica, hoy como ayer he tenido que concluir en que sí…

aaf.yorga@gmail.com
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