En el libro se advierte que el desarrollo de agroindustrias competitivas es crucial para generar oportunidades de empleo e ingresos, contribuyendo a mejorar la calidad de los productos agrícolas y su demanda. También se observa el potencial de las agroindustrias para generar empleo para la población rural, no sólo a nivel agrícola, sino también en actividades fuera de las fincas. “Existen señales claras de que las agroindustrias están teniendo un impacto global significativo en el desarrollo económico y la reducción de la pobreza, tanto en las comunidades urbanas como rurales. Sin embargo, muchos países en desarrollo todavía no se han dado cuenta de todas las posibilidades que ofrecen las agroindustrias como motor de desarrollo económico”. 

Del mayor interés a Venezuela afectada de estatización e intervenciones paralizantes de sus agroindustrias (como las de mataderos este diciembre 2018), son las observaciones sobre las funciones, responsabilidades y acciones del sector público y privado en el desarrollo agroindustrial. “El desarrollo agroindustrial es esencialmente una actividad del sector privado (...) Los gobiernos no deben ser observadores pasivos, pero tampoco deben intentar controlar todos los aspectos de las agroindustrias. La precisión de las funciones y responsabilidades de los sectores público y privado en el desarrollo de las agroindustrias es una de las claves para lograr más competitividad e impactos en el desarrollo.” Por todo esto, necesitando Venezuela agroindustrias competitivas y cadenas alimentarias organizadas para abastecer la población, es de advertir que sólo con libre empresa y mercado se posibilitarán. 

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