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El otro lado de lo humano

En la obra de Villena hallé un magma en torno a la temática, cuya incandescencia alcanza a dilucidar (con claridad expositiva) los linderos a veces inextricables de las disímiles “perversion"

  • RICARDO GIL OTAIZA

09/12/2018 05:00 am

A mediados de la década de los 90 leí con interés dos tomos relativos al amor, el erotismo y demás pasiones, de la mano del gran poeta y ensayista mexicano Octavio Paz. El primero de ellos fue La llama doble. Amor y erotismo (1994) y el segundo: Un más allá erótico: Sade (1994). De más está afirmar lo que tan incisivas lecturas dejaron en mi ánimo, hasta el punto de escribir largos ensayos en torno de ellos y sus implicaciones en nuestras vidas. Es más, todavía hoy vuelvo al primero para impregnarme de la maestría de una prosa exaltada por la sutil erudición del Nobel mexicano. De aquel tiempo a esta parte no me había topado con un libro que, con la altura estilística de aquellos, lograra insertarse con experticia y elegancia en tan espinosas materias, que suelen caer en terrenos vedados en algunas culturas hasta perderse en la oscuridad de los tiempos. Pues el día llegó al recibir hace apenas dos semanas desde España, de parte de la estupenda editorial madrileña Drácena, la reedición del inquietante texto de Luis Antonio de Villena, titulado El libro de las perversiones (2018), cuya primera edición es anterior incluso a las citadas obras de Paz (1992), pero que por razones inexplicables para entonces no atisbé en nuestras librerías. 

Disímiles “perversiones”
En la obra de Villena hallé un verdadero magma en torno a la temática, cuya incandescencia alcanza a dilucidar (con claridad expositiva) los linderos a veces inextricables de las disímiles “perversiones” que suelen darse en el terreno de lo humano. Si bien el título de la obra es explícito a más no poder, su cuerpo se adosa más a un intento desde el ensayo de acercarse con agudeza (no exenta de perplejidad y hasta de humor) a las variables que hacen del sexo y del erotismo indudables canteras para el terreno especulativo y obsceno. La trasgresión sexual ha dado a múltiples autores a lo largo de los siglos (y hoy es terreno abonado con fruición por los medios y por la empresa cinematográfica) extraordinarias historias, que han hecho de las delicias de muchos y de la repulsión de tantos otros, al entrar en los linderos de lo moral. No cae Villena en la pedestre tentación, y en su lugar se da a la tarea de ilustrar con claridad y elegancia todo un recorrido sapiencial, que va desde textos como el Génesis (y la historia de Jacob y sus descendientes: Judá y Onán), hasta figuras icónicas como Donatien Alphonse François, marqués de Sade (1740-1814), Oscar Wilde, Henry Miller, Havelock Ellis, Rudolph y Margot Wittkower, Marcel Proust, Lawrence de Arabia, Pierre Klossowski, y muchos otros. 

Villena no explota ni vulgariza el tema, sino que indaga con incisión y tacto aspectos tan oscuros (aunque algunos de ellos sean mediáticos) como el onanismo, la paidofilia (o pedofilia), la pederastia, la ninfulofilia, el sadismo, el masoquismo, el denominado vicio inglés o la pasión del látigo (también llamada flagelación), la homosexualidad griega (masculina), la coprofilia, la urofilia, el froterismo, el voyeurismo, el travestismo, la zoofilia, la necrofilia, el fetichismo y la somnofilia, y para esto recorre con gracia la historia de la humanidad y de la literatura, y nos lleva por mundos recónditos, a veces insospechados por los lectores, hasta dibujar en nosotros perplejidad y asombro frente a un universo de “perversiones” que nos muestran el otro lado de la humanidad, la cual no cesa de explorar inauditos derroteros, y también nuevas sensaciones. 

@GilOtaiza 

rigilo99@hotmail.com .
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