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Enredo semántico

Los liderazgos no se fabrican: Surgen sobre la marcha, y a veces en las personas menos pensadas. No hay que sentarse a esperar que un redentor aparezca providencialmente y tome iniciativas

  • ANTONIO HERRERA-VAILLANT

06/12/2018 05:00 am

Una gran dificultad que enfrentan opositores a la dictadura madurista es la confusión de significados que se atribuyen a determinados términos políticos.

La palabra unidad para nada significa unanimidad. La unanimidad es un imposible. Siempre existirán diferencias de criterio sobre estrategias y tácticas; amén de la inevitable fauna de prima donas y egocéntricos que desprecian todo cuanto no gire en torno suyo. No hay que perder ánimo si no se consigue una unidad absoluta.

Basta con que exista una efectiva coordinación política en torno al propósito central –salir de la dictadura encarando la verdadera correlación de fuerzas que hoy existen– sin descalificar ni condenar a quienes tienen distintas vías y prioridades. Los inevitables tirapiedras y pusilánimes terminan como anécdotas en el gran panorama de la historia.

Sobre la palabra liderazgo existe otra gama de interpretaciones: Desde aquellos que aspiran a otro líder providencial que arrastre masas hasta los teóricos que sueñan con una sociedad repentinamente regenerada que surja como fuerza colectiva redentora.

Los liderazgos no se fabrican: Surgen sobre la marcha, y a veces en las personas menos pensadas. No hay que sentarse a esperar que un redentor aparezca providencialmente y tome iniciativas, sino promover la dinámica política genere dirigentes, sin descartar a ninguno de los que hace años trabajan sin cesar por el fin de la dictadura.

Diálogo y negociación son otros términos que hoy enredan y enrarecen el clima político opositor. Es absurdo condenar las formas cuando lo fundamental es la oportunidad y la materia que se negocia, según la correlación de fuerzas que entren al proceso.

Descalificar “moralmente” toda forma de contacto con el adversario parece una ridiculez en un mundo donde el señor Trump abraza a un tirano norcoreano que mandó a matar a su propio hermano. No fue igual lo que pactó Schindler con los jefes nazis que la rendición incondicional que impuso MacArthur a los japoneses.

Impunidad es otro concepto que puede dividir a quienes aspiran a retribuir con creces todas las maldades sufridas, y aquellos que tenderían puentes de plata para la fuga del enemigo. Por ahora solo queda esperar por instancias internacionales pues el país carece de instrumentos para impartir una justicia efectiva entre un supremo prevaricador e ilegítimo y un puñado de magistrados que abandonó el cargo por motivos personales. Cada juicio tendrá su momento y oportunidad.

Ante todo, conviene conservar la claridad de las palabras para que éstas contribuyan al final de la pesadilla.

aherreravaillant@yahoo.com
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