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Camboya: no hay dictadores intocables

Los jerarcas de los regímenes autoritarios, en los que no se respetan los poderes independientes, cierran las libertades y requieren de la fuerza para imponerse

  • FRANCISCO OLIVARES

17/11/2018 05:00 am

El día de ayer se conoció la noticia de que el tribunal internacional de Camboya condenó a cadena perpetua a los dos últimos líderes vivos del Jemer Rojo, tras declararlos culpables de genocidio y crímenes contra la humanidad cometidos entre 1975 y 1979. 

Los acusados son el ex “número dos” e ideólogo de la organización comunista-maoísta, Nuon Chea, de 92 años, y el antiguo jefe de Estado de ese régimen, Khieu Samphan, de 87, que anteriormente ya habían sido condenados de por vida en una fase anterior del proceso. 

Los dos ex dirigentes fueron hallados culpables de una serie de cargos tipificados como crímenes contra la humanidad, incluidos asesinato, exterminio, deportación, esclavitud, tortura, persecución por razones políticas, religiosas y étnicas. La corte también les declaró culpables de crímenes de guerra y actos inhumanos, incluidas desapariciones, matrimonios forzados y violación. 

El juicio comenzó en 2011 con dos acusados más, el ex ministro de Asuntos Exteriores, Ieng Sary, y su esposa y ex ministra de Asuntos Sociales, Ieng Thirith, que murieron en 2013 y 2015, respectivamente. 

El jefe del Jemer Rojo, Pol Pot, murió en 1998 en el último bastión de la guerrilla maoísta en la selva del norte de Camboya. 

Casi dos millones de personas, una cuarta parte de la población, murieron entre 1975 y 1979 durante el régimen del Jemer Rojo a causa de trabajos forzados, enfermedad, hambruna y purgas políticas. Un período que se conoció como “genocidio camboyano. 

Guardando las distancias y diferencias en cuanto a la intensidad del drama, vale la pena resaltar este hecho cuando en nuestro propio país las autoridades que gobiernan parecen haber perdido toda sensibilidad y responsabilidad sobre crímenes que han estado calificándose “contra la humanidad” al ser referidos como violaciones a los derechos humanos en organismos internacionales. 

En el caso del país del sur de la península de Indonesia, la mano derecha del jefe del Jemer Rojo, Pol Pot, a sus 92 años de edad, uno de los dos sobrevivientes de aquel régimen sanguinario, recibe una nueva condena con la que verá el fin de sus días en prisión. 

Una noticia que ha conmovido es el fallecimiento del joven Ricardo Ravelo quien fuera detenido por participar en las protestas en mayo de 2017. Su detención por parte de la Guardia Nacional se produjo el mismo día en el que el joven estudiante regresaba del tratamiento de quimioterapia, pues sufría de un severo cáncer en los huesos. Su padecimiento se agravó estando en la cárcel sin tratamiento. El pasado 14 de noviembre, año y medio después, muere por falta de recursos y medicinas. Una historia que se ha repetido en cientos de familias. 

Los jerarcas de los regímenes autoritarios, en los que no se respetan los poderes independientes, cierran las libertades y requieren de la fuerza para imponerse, se sienten ajenos a ese tipo de hechos que ocurren bajo sus órdenes. La seguridad de no ser tocados jamás los conduce a seguir imponiendo su voluntad por encima de la mayoría aunque siempre alegan que lo hacen por el pueblo. 

Sin embargo, regímenes mucho más represivos y jerarcas que parecían invencibles han terminado tras las rejas y sus dinastías derrocadas. 

Twitter: @folivares10  
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