Hotel Rwanda en Caracas
JULIO CÉSAR PINEDA. Hotel Rwanda como película en Caracas nos recuerda el peligro de la incitación al odio y la descalificación con la separación antinómica entre amigo y enemigo
El próximo sábado en el Centro Cultural Trasnocho se proyectará la película Hotel Rwanda. Hemos sido invitados por la escuela de la Gestal de Venezuela, dentro del ciclo de cineforos que vienen organizando, con la necesaria aproximación teórica a un hecho político que conmovió la conciencia universal por lo que significó la catastrófica guerra civil en ese país africano. En nuestro caso nuestra reflexión estará vinculada a la Diplomacia compartiendo con la psicoterapeuta Doctora Erly Acosta.
Ahora que se cumplen 20 años de la creación de la Corte Penal Internacional por el Tratado de Roma de 1988, muchos de los diplomáticos y juristas invocaron el Derecho sustantivo y procesal del nuevo Derecho Penal Internacional, donde un elemento fue el precedente del Tribunal de Rwanda, junto con el de la exYugoslavia fueron creados por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en la década de los 90 y ante los crímenes de guerra y de lesa humanidad en esos Estados. Rwanda fue un inmenso genocidio, ya no por razones raciales como fue el genocidio contra los judíos durante la Segunda Guerra Mundial, ejecutado por los nazis y que también fue juzgado por el tribunal de Núremberg. En este caso tiene más las características de un politicidio donde un millón de personas sufrieron las fatales consecuencias. La prédica del odio condujo a la destrucción de vidas y bienes entre hermanos y vecinos con el mismo color de piel, con la misma historia, cultura y realidad geográfica. Gran responsabilidad en esta división entre la población Hutu y la población Tutsi, la tuvo la potencia colonial cuando Bélgica colonizó y gobernó esta región del África. Este crimen se produjo frente a la insensibilidad del mundo desarrollado y del propio continente africano, la prensa mundial y las cancillerías de casi todos los Estados del planeta siguieron con indiferencia el desarrollo de esta guerra, muy similar a lo que está ocurriendo hoy con los conflictos de Siria y Sudán, donde el interés de las potencias mundiales se sobrepone a las incidencias étnicas y al imperativo de la paz y seguridad internacional.
El caso Rwanda tuvo una eficacia especial, en solo 100 días eliminaron 80% de las personas y propiedades de los Tutsis. Como Hitler con la propaganda contra los judíos y otras minorías, la radio y la televisión manejada por los Hutus desde el Centro de las mil colinas motivaban a los Hutus a asesinar sin distinción a todos los Tutsi. Los criminales sostuvieron siempre que las masacres fueron producto de el cólera popular porque querían vengar el asesinato de su presidente Juvenal Habyarimana en el atentando contra su avión presidencial que lo transportaba el 6 de abril de 1994. Fue la chispa que encendió el conflicto, pero también el asesinato fue utilizado como excusa por los dirigentes Hutus desde el gobierno para iniciar el genocidio contra los Tutsi. Pero fue claro el doble genocidio tanto por los extremistas Hutus como por el Frente Patriótico Rwandés, violentando el Derecho Humanitario Internacional (Convenios de Ginebra de 1949 y Protocolo de 1977). Las Naciones Unidas se ve obligada a actuar con el Consejo de Seguridad bajo el Capítulo VII de su carta para restablecer la paz y seguridad y por la Resolución 955 creó el Tribunal Penal Internacional para Rwanda a fin de someter a juicio y sancionar a los líderes promotores entre el 1 de enero y 31 de diciembre de 1994.
La película Hotel Rwanda que analizaremos el próximo sábado, reivindica la actitud humanitaria de una persona Hutu que a petición de su mujer Tutsi, ayuda a las víctimas, desde el Hotel Mille Collines. Más que un documental la película es historia fundamentada en hechos reales, tomando como núcleo el personaje y su evolución bajo el imperativo de sobrevivir a toda costa. Logra un reparto extraordinario con el actor afroamericano Don Cheadle y la actriz Sophia Okonedo quienes representan los personajes de Paul y Tatiana. El papel del Coronel Oliver funcionario de la ONU es interpretado por Nick Nolte. El film se rodó entre Rwanda y Sudáfrica y ha tenido numerosos premios y nominaciones. Glorifica la actitud de Paul Rusesabagina quien pertenece a los Hutus y es responsable del hotel cuya propiedad es de las aerolíneas belgas Sabenas y por estar casado con una Tutsi se compromete en la defensa de esta etnia. En su hotel se reguardan y protegen personas que solicitan ayuda. Precisamente el Coronel Oliver ante la indiferencia internacional y la sola protección a los blancos, trata de auxiliar a las víctimas lo que evita miles de muertes.
Hotel Rwanda como película en Caracas nos recuerda el peligro de la incitación al odio y la descalificación con la separación antinómica entre amigo y enemigo. La violencia y sus efectos colaterales solo producen destrucción. Antes que el Estado y el gobierno está la persona y sus derechos deben ser resguardados tanto en la esfera nacional como internacional por eso el nuevo derecho de la injerencia y la responsabilidad de proteger.
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