Trump la había acusado de mentir al respecto, así que lo que estaba en entredicho era su honestidad, haciéndose necesario apelar al dictamen de una figura de incuestionable autoridad para dilucidar el asunto. El nombre del experto seleccionado, un profesor de la Universidad de Stanford, revelaba sin equívocos su ascendencia latina: Carlos Daniel Bustamante. 

 “Un famoso genetista analizó mi ADN y concluyó que contiene ancestros nativos americanos”, afirmaba la senadora en su cuenta de Twitter, junto a un video en el que Bustamante comunicaba los resultados de la prueba. 

Sucede que el “famoso genetista” es el tercero en una saga de brillantes científicos venezolanos. Su abuelo, Carlos Aníbal Bustamante, fue durante 16 años director del Hospital Ortopédico Infantil. Tras graduarse en 1945 con una tesis que versaba sobre aspectos quirúrgicos de la mano, se formó en el área de pediatría junto al doctor Pastor Oropeza, y cursó estudios de Medicina Física y Rehabilitación en Canadá. Había sido antes director del Leprocomio de Cabo Blanco, y sería director del Hospital Simón Bolívar después, durante más de diez años. También ejerció como médico forense durante cuatro décadas y fue profesor de Medicina Legal, formando parte de la comisión que introdujo la materia de Deontología y Ética en la carrera de Medicina. 

Carlos Daniel, que ha transitado brillantemente por las universidades de Harvard, Oxford y Cornell, analiza los cambios que se producen en los grupos humanos y la relación que estos guardan con mutaciones de genes específicos. Las secuencias de ADN permiten conocer los procesos de migración de las poblaciones y los mecanismos de evolución y selección natural. Pero, además, estos estudios han propiciado el desarrollo de técnicas de análisis que hoy pueden usarse, entre otras cosas, para identificar las bacterias causantes de una infección, ahorrando el tiempo precioso que supondría esperar el resultado de cultivos, un tema que le resulta particularmente conocido a Carlos Daniel, puesto que su padre, el doctor Carlos Ignacio Bustamante, es un brillante infectólogo. 

Radicado en Estados Unidos desde 1982, en donde ejerce la medicina y se desempeña como docente, Bustamante, el padre, egresó Magna cum Laude de la escuela de medicina José María Vargas. Se especializó como internista antes de proseguir su formación en Maryland en el campo de la infectología, la microbiología y la oncología. Se ha interesado fundamentalmente en la epidemiología y en la prevención y tratamiento de infecciones en pacientes inmunocomprometidos, y su prestigio corre paralelo a sus credenciales que son, literalmente, innumerables. 

Pero, además, Carlos Ignacio es médico fundador, desde 1996, de la VAMA (Venezuelan American Medical Association) una organización empeñada en crear un canal de ayuda para proveer los insumos médicos necesarios en Venezuela, denunciar la crisis sanitaria que padece el país y formular planes de emergencia que se implementarían en caso de que sobreviniera una situación de excepcional gravedad en el campo de la salud. 

Tres hombres nobles y extraordinarios, y tres talentos venezolanos puestos al servicio de la ciencia y del bienestar de todos. Para ellos, mis respetos.

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