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San Arnulfo Romero

FRANCISCO ARIAS CÁRDENAS. Le pedimos a Arnulfo Romero que interceda ante el Dios de la justicia para que superemos las dificultades, para seguir construyendo una civilización basada en la fraternidad

  • FRANCISCO ARIAS CÁRDENAS

16/10/2018 05:00 am

La santidad es un logro, un ser humano que lo coloca en un estadio de ejemplo y de intermediario ante la divinidad. Los Santos tradicionales parecían muy lejanos, distantes de nuestros pueblos. La santidad parecía no mudarse del continente europeo y muy difícil que para algún latinoamericano, con excepción del Santo Moreno del Perú, pudiera llegar a los altares. 

Este ejemplo que es Monseñor Arnulfo Romero, obispo y mártir del pueblo salvadoreño, nos llena de alegría y de fe en la Iglesia que peregrina entre las contradicciones del mundo actual. Compromiso que se alienta con la práctica de Jesús, cerca de los desarraigados, los perseguidos, los humillados. 

La Iglesia latinoamericana que tocó su realidad en Medellín y Puebla en la segunda parte del siglo XX, muestra su práctica en el pastor verdadero que se convierte en mártir en medio del Oficio Eucarístico. El júbilo tiene razón para América Morena, para la Iglesia que se identifica con su conciencia de justicia y de paz. 

En el mes de Francisco de Asís, la elevación a la santidad, el reconocimiento de la vida y entrega al llamado del servicio de Arnulfo, pastor de los perseguidos y de los pobres en prioridad, es una razón de júbilo, de alegría desbordante para todos los católicos de este continente. 

Arnulfo Romero le dice a la humanidad toda que se puede lograr el estado de santidad como pastor de la Iglesia que peregrina en esta parte del mundo, en comunidad con el pueblo sufriente, acompañándolo, consolándolo, guiándolo. 

Hoy elevamos una oración a este ejemplo de vida, le pedimos la intercesión para la paz, la unidad de nuestros pueblos y de nuestra patria. 

Que interceda ante el Dios de la justicia para que superemos las dificultades, para seguir construyendo una civilización basada en la fraternidad y el trabajo, preludio de la felicidad que tendremos los seres humanos de bien en la presencia del Padre de la vida, a quien debemos agradecer por la voz, fuerza, convicción y obra del obispo mártir San Arnulfo Romero. 

fariascardenas@gmail.com
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