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Productores expoliados

PEDRO E. PIÑATE B. La situación de retroceso en civilización asemeja la Venezuela de antaño, tras el triunfo de la llamada Revolución Restauradora...

  • PEDRO E. PIÑATE B.

04/10/2018 05:00 am

En tiempos de revolución -escribió Víctor Hugo, la miseria es a la vez causa y efecto. De allí que acabar con la miseria en que vivimos hoy los venezolanos pasa por despedir la fulana revolución y a los revolucionarios que carcomen la nación. Mientras continúa la arbitraria expoliación de nuestros productores del campo de la mano de cualquier funcionario de alto, medio o bajo rango, civil o militar, obligando a punta de fusil para sus exclusivos fines clientelares, la compra-venta de ganado, carne, quesos y otros productos del campo a los ínfimos precios bajo costos que dicten, con el resultante esquilme a los productores. 

La situación de retroceso en civilización asemeja la Venezuela de antaño, tras el triunfo de la llamada Revolución Restauradora. Sobre ello refirió en su libro Por los Llanos de Apure, ese extraordinario colaborador de El Universal que fue el doctor Fernando Calzadilla Valdez (1860-1954): “ cundido el país desde el 1900 con las nuevas orientaciones de la política, vino la expansión del agio, determinándose como una peregrinación a la alejada provincia llanera, colándose de rondón allí los nuevos buhoneros de la cosa pública en forma de fiscales, intendentes, rematadores, administradores de las rentas de licores, tabaco y hasta de la carne; todo lo ambicionaban coger bajo la forma onerosa de la contribución, desplegando celo extraordinario y una agudísima vigilancia asaz mortificante y deprimente para aquellas gentes acostumbradas al libre vivir y respirar. Extorsionaron, oprimieron y exprimieron los cultivos y a los cultivadores infundiendo la alarma y el terror por la antes tranquila región, y provocando la huida al galope de sus desamparados moradores”. 

Y sobre cómo se defendían los expoliados, el relato de Calzadilla Valdez sobre el cultivador de tabaco Hermanil, es de lo más aleccionador. Cuando el fiscal recaudador se presentó a cobrar el impuesto arbitrario, los recibió Hermanil “con gran afabilidad y obsequiándolos con café, encaminándose después al conuco-tabacal. Mas cuál no sería la sorpresa del fiscal y sus botones al contemplar completamente tronchada a machete la siembra, ayer nomás orgullo de la comarca. —Cuente ahora y después cobre!” (...) El cultivador “prefería reducir a la nada sus desvelos y no la humillación de la alevosa exacción”. 

ppinate@gmail.com
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