Intervención estatal
PEDRO E. PIÑATE B. La oferta de ganado y carne a beneficio disminuirá más semana a semana. La demagogia y el populismo mantendrán su clientelismo hasta la última res y kilo de carne disponible
Del intervencionismo estatal son tantas las decepciones y costosos fracasos uno tras otro, que es extraño que quienes así desgobiernan, insistan en no darse por enterados. Así en estos días de septiembre 2018, la nueva “solución” estatal al control de precios del ganado y la carne, no es otra sino estatizar las compras y ventas. El Estado devenido ahora en carnicero, asume el monopolio de la compra o confiscación de los ganados y la venta de carne a los consumidores, a los bajos precios “acordados” que no cubren el costo de producción.
Nada nuevo eso de la confiscación de los ganados, como refiere Fernando Calzadilla Valdez en su libro Por los llanos de Apure: “Después del regreso del general Guzmán Blanco con el gran ejército, dejando pacificados los llanos, fueron declarados godos todos los dueños de hatos y fundaciones, y por consiguiente arreados para el centro (los ganados). Entonces si fue realizada la gran mesa limpia (...). Naturalmente esto produjo en el país un alarmante encarecimiento del artículo carne”.
Mientras con múltiples voceros se amenaza a los ganaderos con toda suerte de penas, a menos que vendan al Estado carnicero el ganado y la carne a los bajos precios “acordados”. Obligados a vender perdiendo, la descapitalización de los ganaderos no permite que el ciclo de la producción prosiga en forma normal. En consecuencia, la oferta de ganado y carne a beneficio disminuirá más, semana a semana. La demagogia y el populismo mantendrán su clientelismo hasta la última res y kilo de carne que quede disponible. Después no habrá ganado ni carne que comer a ningún precio. El Estado carnicero estará harto y contento de la ruina de los ganaderos. La desinformación se ocupará de explicar a los consumidores sin carne que comer, que el problema son los “godos” ganaderos.
Después de acabar mediante el terror agrario con todos los principales hatos de cría, el Estado carnicero termina faenando los ganados que quedan. La bestialidad de la medida apunta a la total destrucción resultante de la cría, del levante y del engorde de ganado en Venezuela.
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