El Principio de Mare Nostrum en el S. XXI
El principio de Mare Nostrum ha evolucionado significativamente desde su origen en el Imperio Romano hasta su interpretación moderna por parte de los Estados Unidos
El concepto de "Mare Nostrum", que históricamente se ha asociado al mar Mediterráneo y su dominio político, remonta sus raíces a la época del Imperio Romano. En aquel entonces, este principio reflejaba la hegemonía territorial y cultural de Roma, que consideraba que su vasto poder le otorgaba el derecho de conquista sobre las aguas y tierras que lo rodeaban. El momento histórico actual es propicio para comparar y contrastar las nociones de dominación marítima del Imperio Romano con la estrategia contemporánea de los Estados Unidos en relación con el control de las aguas del Caribe, el Golfo de México y el Pacífico Oriental, especialmente a la luz del pensamiento del teórico naval Alfred Thayer Mahan (1840-1914) quien desarrolló una extensa tesis con respecto al poder sobre el mar bajo el pretexto de la defensa nacional.
Mahan fue celebrado en su época no solo por sus compañeros de armas, sino que recibió la aprobación de poderes del imperialismo europeo rezagado. El llamado “período de los imperios” (1875-1914) se caracterizó por dos elementos puntuales: por una parte, la repartición de mundo entre las naciones con poderío militar de Europa y el posicionamiento de Los Estados Unidos como potencia global.
Mare Nostrum en la Antigüedad: El Legado Romano. El Imperio Romano utilizó el término "Mare Nostrum" para designar el mar Mediterráneo, un espacio que no solo era geográfico, sino también un símbolo del poder hegemónico. La concepción romana del dominio marítimo estaba íntimamente ligada a su percepción de superioridad política y cultural. La capacidad de controlar las rutas comerciales y de defensa resultaba crucial para mantener el equilibrio de poder y la seguridad del imperio. En este contexto, el mar no era solo un medio de comunicación, sino un instrumento de legitimación de la dominación imperial.
Además, el legado de esta visión eurocéntrica fue rescatado en el siglo XX por figuras como Benito Mussolini, quien se esforzó por evocar la gloria antigua de Roma para justificar su política expansionista. La idea de un "nuevo Mare Nostrum" buscaba reafirmar la supremacía italiana en el Mediterráneo, lo que se tradujo en acciones agresivas y militaristas. Esta interpretación supremacista del mare nostrum tuvo repercusiones desastrosas, culminando en la Segunda Guerra Mundial y el posterior desprecio hacia tales ideologías en el orden mundial contemporáneo.
Mahan y el Poder Naval: Un Nuevo Mare Nostrum. Por otro lado, Alfred Thayer Mahan, con su teoría sobre el poder marítimo a finales del siglo XIX y principios del XX, planteó un nuevo paradigma al analizar la importancia de la fuerza naval en la política internacional. Mahan proponía que la supremacía de una nación sobre los mares era crucial para cimentar su estatus global y garantizar su seguridad nacional. Su fórmula "poder naval = marina mercante + marina de guerra + bases de apoyo" se convierte en un hilo conductor para entender cómo los Estados Unidos han reformulado el concepto de Mare Nostrum en el siglo XXI. Bajo la premisa de Mahan, el gobierno estadounidense estableció tres objetivos clave en la búsqueda de un control geoestratégico sobre el mar Caribe y sus alrededores:
1. Conversión del Pacífico Oriental, Golfo de México y Mar Caribe en aguas exclusivas norteamericanas: Esto se refleja en múltiples acciones diplomáticas y militares, donde se busca establecer una zona de influencia que limite la participación de otras potencias, especialmente en contextos tensos como el de Venezuela o Cuba.
2. Toma de islas estratégicas en esas aguas: Desde la ocupación de Puerto Rico tras la Guerra Hispanoestadounidense hasta las bases militares en Guam y otros territorios del Pacífico, la presencia militar y la proyección de poder son pilares fundamentales de la estrategia estadounidense.
3. Construcción de un canal interoceánico en el istmo de Centroamérica, bajo el dominio exclusivo de EEUU: Aunque el Canal de Panamá fue concretado después de la muerte de Mahan, su visión de asegurar el control sobre este pasaje esencial es visible en la política exterior de USA, que ha estado marcada por intervenciones en la región centroamericana.
3. Construcción de un canal interoceánico en el istmo de Centroamérica, bajo el dominio exclusivo de EEUU: Aunque el Canal de Panamá fue concretado después de la muerte de Mahan, su visión de asegurar el control sobre este pasaje esencial es visible en la política exterior de USA, que ha estado marcada por intervenciones en la región centroamericana.
Comparación entre las Dos Eras. Ambos marcos conceptuales, el romano y el de Mahan, revelan cómo los poderes hegemónicos han tratado de articular su dominio sobre los mares. Mientras que Roma justificaba su expansión a través de la idea de civilización y derechos de conquista, los Estados Unidos contemporáneos utilizan argumentos de seguridad nacional y estabilidad global. Sin embargo, ambos modelos están marcados por un profundo sentido de excepcionalismo.
Es importante también resaltar el cambio en la naturaleza del derecho internacional que ha limitado, en cierta medida, las aspiraciones de hegemonía militar sin enmarcarse dentro de un contexto legítimo. La profesionalización de los servicios exteriores y el respeto a tratados internacionales han moldeado una narrativa donde el uso de la fuerza debe estar justificado por normas aceptadas globalmente, algo que Mahan no pudo prever en su tiempo.
A manera de reflexión, el principio de Mare Nostrum ha evolucionado significativamente desde su origen en el Imperio Romano hasta su interpretación moderna por parte de los Estados Unidos. Aunque las manifestaciones de poder marítimo siguen siendo relevantes, la forma en que estos conceptos se articulan ahora se ve cada vez más afectada por el contexto contemporáneo de interdependencia global y normas internacionales. Aunque la ambición de control sobre las aguas estratégicas sigue presente, la hegemonía no puede ser mantenida solo a través de la fuerza; debe existir una narrativa que legitime este control en el marco de la cooperación, la sostenibilidad y el respeto por la soberanía de otras naciones.
Los acontecimientos en el tablero político internacional de los últimos días, -sin juzgar la justificación o condena según los sectores interesados -pone de relieve la complejidad de la geopolítica marítima y cómo las lecciones del pasado pueden ofrecer visiones críticas sobre las estrategias actuales, advirtiendo que cualquier intento de restaurar formas arcaicas de dominio será inevitablemente condenado a fracasar en un mundo interconectado.
Pedroarcila13@gmail.com
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