Tecnologías para un envejecimiento saludable
El modelo de atención digital debe también contemplar elementos culturales, económicos y éticos que aseguren equidad. Esto implica no solo diseñar tecnologías accesibles y comprensibles, sino también construir confianza en sus beneficios
La transformación digital reescribe el proceso del envejecimiento. Tal como señala Katarzyna Świder y sus colegas en su artículo Aging in a Digital World (2025), el desarrollo tecnológico reconoce tres dimensiones críticas donde las tecnologías pueden mejorar la calidad de vida de los adultos mayores: salud, autonomía y participación social. Esta visión no solo atiende enfermedades, sino que anticipa riesgos, detecta patrones subclínicos y propone intervenciones oportunas. Todo ello ocurre sin desarraigar al individuo de su entorno: los adultos mayores pueden acceder al sistema digital desde sus casas, comunidades o centros de salud, usando interfaces diseñadas para sus capacidades.(1)
Uno de los puntos más relevantes del artículo de Świder es la alerta sobre la “doble brecha digital”: una referida a la conectividad física (acceso a dispositivos e internet), y otra, más profunda, vinculada a la apropiación significativa de la tecnología. Hoy día, sin embargo, es posible emplear operadores móviles para incluir conectividad con todos los participantes de un sistema de salud, asegurando que el conocimiento no sea una barrera.
Uno de los puntos más relevantes del artículo de Świder es la alerta sobre la “doble brecha digital”: una referida a la conectividad física (acceso a dispositivos e internet), y otra, más profunda, vinculada a la apropiación significativa de la tecnología. Hoy día, sin embargo, es posible emplear operadores móviles para incluir conectividad con todos los participantes de un sistema de salud, asegurando que el conocimiento no sea una barrera.
Además, como destaca el artículo, el uso de tecnología no debe aumentar la dependencia, sino fomentar la autonomía. Plataformas educativas, dispositivos de monitoreo remoto, algoritmos predictivos de salud, asistentes virtuales y redes de apoyo comunitario pueden configurarse como sistemas de ayuda inteligente que permiten a los adultos mayores mantenerse activos, conectados y con capacidad de decisión sobre su propia salud.
El modelo de atención digital debe también contemplar elementos culturales, económicos y éticos que aseguren equidad. Esto implica no solo diseñar tecnologías accesibles y comprensibles, sino también construir confianza en sus beneficios mediante programas de alfabetización digital y acompañamiento humano. En contextos como América Latina, donde la informalidad en el cuidado es alta y la infraestructura de salud es desigual, estas tecnologías pueden ser verdaderas palancas de justicia social. La gobernanza de este nuevo ecosistema requiere además de un enfoque interdisciplinario, la ética en la era digital como elemento inseparable del diseño técnico: cada decisión algorítmica puede amplificar o corregir desigualdades preexistentes.
Venezuela, pese a sus retos estructurales, puede ser laboratorio pionero de estas soluciones si sabemos combinar propósito, conocimiento y compromiso. Con una población envejecida en expansión, una adopción digital en constante ascenso y una resiliencia profundamente arraigada, el país tiene el potencial de implementar modelos innovadores que transformen la calidad de vida de sus adultos mayores. Estos modelos no solo pueden generar impacto local, sino también posicionar al país como referente en soluciones escalables para regiones en desarrollo.
@rrangelaldao
1. Świder et al (2025). European Journal of Ageing. https://doi.org/10.1007/s10433-025-12748-7
1. Świder et al (2025). European Journal of Ageing. https://doi.org/10.1007/s10433-025-12748-7
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