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¿En qué matan el tiempo los gobiernos iberoamericanos?

La paraplejia intelectual y política de Europa los hace planear, en medio de su decadencia, 5% del gasto para industria militar para engordar oligarcas productores de armas

  • CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ

20/07/2025 05:08 am

Décadas atrás hablar de África, del sudeste asiático y el subcontinente indio, aludía miseria subhumana, violencia, guerra, atraso económico y cultural. Las veíamos a años luz desde nuestra incipiente modernidad iberoamericana, automóviles, aire acondicionado, ascensores, cepillos dentales, electricidad y agua corriente. Por eso es difícil entender como la sombra de un atraso barbárico abandona esas regiones y se infiltra en una Hispanoamérica que suponían el futuro. Pero ideologías perversas y derogadas disertantes anacrónicos, intelectuales baratos nos retroarrastraron al pasado. Y hoy lo que sabemos de aquellas lejanas regiones son experiencias necesarias para entender el prestigio de la tendencia up to day, exitosos autoritarismos de mercado y sus dos arquetipos fundadores y homologables: las reformas de Pinochet y Den Xiaoping.

Según datos del FMI (2024) el ranking de países de desarrollo acelerado es: 1. Guyana, 2. Macao (China), 3. Senegal, 4. Níger, 5. Libia, 6. Sierra Leona, 7. Ruanda, 8. Costa de Marfil, 9. República Dominicana, 10. Armenia, 11. India, 12. Cambodia, 13. Togo, 14. Malaui, 15. Vietnam, 16. Benín, 17. Filipinas, 18. Uganda, 19. Gambia, 20. Bangladesh, 21. Laos, 22. Etiopía, 23. Tayikistan, 24. Catar, 25. Congo, 26. Kenia, 27. Moldavia, 28. Marruecos, 29 Argentina, 30. Mauritania. El cuadro nos da la electrizante información, que de los 30, 27 son africanos y asiáticos, que aprovecharon el tiempo y sus escasos recursos, y apenas tres, son iberoamericanos, entre ellos Milei. La Unión Europea figura en el puesto 132 y para final de 2025 el FMI proyecta otra bomba: que los tres primeros serán Senegal, Uganda e India. Esto es lo que se perfila como el nuevo orden mundial, en el que los más pobres se dejaron del “socialismo africano” y aterrizaron en la realidad. Pero el punto de ruptura que desestructura la estabilidad global evolutiva y abre el conflicto geopolítico, es la guerra de Ucrania y el ascenso de Trump.

A partir de ahí, los países se agrupan, o convierten sus agrupaciones previas en armas defensivas. Son los casos de los BRICS, conformados por Brasil, Rusia, India, China, Suráfrica, Arabia Saudita, Emiratos, Egipto, Etiopía, Irán, y otros, 44.7 de la población, mayor alianza del planeta contra “los aranceles” y con un 29.5 del PIB mundial, aunque el de China supera los demás juntos. Un cuerpo tranquilo, casi inactivo, ante el garrote de Trump, ahora se dedica a sustituir el dólar en el comercio internacional. La Organización de Cooperación de Shanghái, fundada por Yeltsin y Jiang Zemin, a la que pertenecen Rusia, China, India, Pakistán, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, tiene 40% de la población mundial y ahora también en política antinorteamericana. Esta ruptura del orden global, viene asociada a otros dos componentes: el sistemático languidecimiento intelectual y político del liderazgo occidental, en contraste con la habilidad de Putin y Xi Jinping (¿).

Cada decisión Trump- Biden-Trump, laceran EE. UU y Europa, la pobre diabla, y fortalece a China y Rusia: ¿Cómo hablar de democracia si EE. UU tiene en funciones un dictador tercermundista, una especie de Perón. No comentaremos ahora este aspecto. La incapacidad de gran parte del liderazgo hispanoamericano y europeo para desarrollar las reformas de los 80 enanizó a los aliados de EE. UU. Como vimos en el cuadro del FMI, durante 40 años China y Rusia y su área e influencia se fortalecieron gracias a las reformas económicas de Den Xiaoping, Jiang Zeming, Gorbachov, Yeltsin y Putin, y el FMI, mientras “occidente” se estancó o se lanzó al pasado como Hispanoamérica y hoy Trump pone en coma el gobierno de EE. UU en su peor desempeño desde la guerra mundial. Asia y Rusia realizan milagros económicos durante los siglos XX y XXI con la apertura que en Hispanoamérica bloquearon charlatanes marxistas barbudos de cafetín que hablaban de “neoliberalismo” sin saber lo que decían.

En los 90 nos asombraban los “tigres asiáticos”, Taiwán, Hong Kong, Singapur y Surcorea, que saltaron de la indigencia a la riqueza. En nuestro siglo XXI otra ronda de países, tan miserables como patos feos, se hicieron cisnes ante nuestro asombro y mediocridad continental. Es conmovedora la canción de George Harrison, Bangladesh, ante la hambruna, producto de la guerra de secesión y otros desastres gubernamentales y naturales. Time que nos ofreció entonces un largo reportaje con estremecedora portada de niños moribundos rodeados de moscas junto a una pútrida cloaca. Después de las reformas económicas de los 80, Bangladesh, sin petróleo, tierras raras, oro ni diamantes, ni nada más allá de una política económica acertada, se hizo segundo productor mundial de ropa y redujo asombrosamente la pobreza.

Vietnam, otro indigente revolucionario que nos encogía el corazón, luego de décadas de guerra, crece al 8% anual y es gran productor de Adidas y Nike, entre cientos de marcas, con más de 70 empresas exportadoras de alta tecnología. Pero el milagro de los milagros, que le pone los pelos de punta al mismo Drácula es Cambodia, el país donde asesinaban a quien poseyera algún grado de instrucción, o no tuviera cayos en las manos. Con 7% de crecimiento económico interanual, de los más altos del mundo, redujo la pobreza en 52%. Nicho de inversiones extranjeras, exportador de alimentos, empresas ensambladoras tecnológicas, turismo cultural en las maravillosas ruinas de Angkor, que espero ver alguna vez en mi vida. Phnom Penh, la ciudad que asesinó la revolución de Pol Pot, es centro de grandes rascacielos. Según los expertos, Vietnam, Cambodia y Bangladesh son los “tigres asiáticos del siglo XXI”.

India, otro menesteroso de entonces, para 2030 sería la tercera potencia económica mundial pese al fardo de su reaccionaria cultura “originaria y ancestral”, antifemenina. Malasia es una potencia médica y Filipinas posee ya una gigantesca clase media moderna. De damnificados con vidas de miseria siniestra, la mera posibilidad de trabajar, producir, invertir, no vivir de limosnas estatales, les dio acceso al progreso humano. La paraplejia intelectual y política de Europa los hace planear, en medio de su decadencia, 5% del gasto para industria militar para engordar oligarcas productores de armas, mientras Surcorea destina ese 5% a la inversión educativa. Slavoj Zizek, el Tom Cruise del marxismo actual, de pensamiento previsible, escribe un libro “preocupado” por la presencia China en África, aunque, según sabe todo el mundo menos él, construyen infraestructuras, escuelas, aeropuertos modernos para la vida decente.

Zizek aún cree, con fe de Testigo de Jehová, que hay algo que se llama “capitalismo” que debe combatirse, pero los chinos lo practican hace cinco mil años y siempre fueron hegemónicos en Asia, salvo durante la pesadilla maoísta. Para información de todos los profesores barbudos o lampiños de marxismo, estos datos pueden ser útiles. La decadencia de occidente, concretamente de Europa, de la que hablaba aquel historiador esotérico, Spengler, revela una incompetencia más propia de la tragedia griega que de la realidad. Mientras el éxito de Asia, al que China incorpora a África, se basa en que tienen claro cuáles son las llaves del salto quántico, cosa que ignoramos los en Occidente ¡Reagan, regresa, se han vuelto locos!

@CarlosRaulHer
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