Efecto Roseto en la gerencia
Es ganar juntos, en donde la mayoría tiene una fuerte identidad grupal, que percibe y se siente como componente fundamental y significativo de algo de mayor transcendencia
El Efecto Roseto es un concepto que se ha utilizado en sociología y medicina, en especial en epidemiología, así como también se ha extrapolado su utilidad al campo de la gerencia. Su nombre deriva de un estudio realizado en la década de 1960 en la población de Roseto (Pensilvania, EE.UU.), cuyos habitantes eran en su mayoría procedentes de un pueblo del mismo nombre, Roseto Valfortore, localizado en la región de Apulia, en el sur de Italia. El Dr. Benjamin Falcone, médico de esta localidad, observó menor incidencia de enfermedades cardiovasculares en la comunidad italoamericana, lo cual fue estudiado por el Dr. Stewart Wolf, el sociólogo John Bruhn y un equipo de profesionales de la Universidad de Oklahoma, quienes plantearon que la probable causa de este hallazgo epidemiológico pudiera ser, porque esta comunidad se mantuvo muy unida y continuó compartiendo sus costumbres y tradiciones similares a su lugar de origen. Estos datos fueron comparados con el promedio nacional de EEUU y con otra población cercana localizada aproximadamente a 2 kilómetros de distancia (Bangor), con similar patrón nutricional y prevalencia de tabaquismo. Los investigadores atribuyeron estos resultados a la fuerte cohesión social, a los estrechos lazos familiares, el apoyo comunitario, a la afabilidad de su gente que se ayudaba mutuamente por un fuerte espíritu de colaboración y respaldo social con poca distinción del estatus socioeconómico.
Aunque posterior a estas conclusiones hubo posiciones controversiales desde el punto de vista médico y epidemiológico, prevaleció la opinión inicial, sobre todo desde el punto de vista sociológico y en el campo de la gerencia, que el Efecto Roseto puede ofrecer lecciones muy útiles para lograr un mejor liderazgo y gestión organizacional, ya que trae como consecuencia un conjunto de beneficios, entre los cuales se pueden citar los siguientes: aumento de la colaboración entre los trabajadores con menor competitividad individual y mayor productividad del equipo de trabajo; empleados con más compromiso e identidad institucional; cultura organizacional más armónica producto de una mejor relación interpersonal; principios y valores compartidos con propósitos comunes; disminución del estrés corporativo con empleados que disfrutan de mejor salud física y mental; gestión con mayor transparencia y confianza mutua, con un liderazgo con mas legitimidad; mayor flexibilidad con mayor capacidad de adaptación a situaciones imprevistas, lo cual permite que la organización como un todo pueda aprovechar las oportunidades y sortear las dificultades; contribuye a construir comunidades laborales inclusivas y solidarias, lo cual aumenta la sostenibilidad a mediano y largo plazo; estimula la figura del gerente como mentor, ya que se establece una relación bidireccional más allá de lo estrictamente laboral, de este con muchos de los trabajadores; promueve vínculos empáticos interpersonales, lo cual genera un clima organizacional armónico y de baja conflictividad, que produce un equilibrio entre los intereses personales y laborales.
En síntesis, gerenciar con el Efecto Roseto como marco de referencia, es partir del principio general que el todo es más importante que la suma de las partes, que cuando algo es bueno para los trabajadores, también debe ser bueno para la empresa, y viceversa, que cuando algo es bueno para la organización como un todo, también debe ser beneficioso para los trabajadores. Es ganar juntos, en donde la mayoría tiene una fuerte identidad grupal, que percibe y se siente como componente fundamental y significativo de algo de mayor transcendencia.
Bartolomé Finizola Celli
ascardio.coordinacion@gmail.com
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