Curiosidad-responsabilidad: polos unidos
La responsabilidad ciudadana podría entenderse como la propensión a cumplir las normas de convivencia social, fortalecer las instituciones públicas, el estado de derecho y la estabilidad social
Hay dos conceptos aparentemente opuestos: la curiosidad y la responsabilidad ciudadana (que es un modo del deber). En realidad son muy interdependientes y su comprensión comienza por definirlas. La curiosidad es la propensión a explorar lo desconocido, a probar modos diferentes de acción o solución de problemas y el ensayo de modos alternativos de hacer lo mismo. No es patrimonio de los humanos tal como lo testimonian, entre otras especies, los gatos ni tampoco es un comportamiento solo de los infantes.
Por su parte, la responsabilidad ciudadana podría entenderse como la propensión a cumplir las normas de convivencia social, fortalecer las instituciones públicas, el estado de derecho y la estabilidad social, lo cual pareciera sugerir que es una conducta esencialmente conservadora, mientras que la curiosidad podría a ser más bien disruptiva. En este sentido, la responsabilidad cívica podría ser vista como un modo social de poner límites a la curiosidad. También podría verse a la curiosidad como una actividad lúdica y a la responsabilidad social una como una carga sicológica frente a la que no hay más remedio que resignarse. Y sin duda así muchas veces funciona como cuando un padre le dice a su hijo “¡muchacho no inventes!”. Pero no es toda la historia.
Por su parte, la responsabilidad ciudadana podría entenderse como la propensión a cumplir las normas de convivencia social, fortalecer las instituciones públicas, el estado de derecho y la estabilidad social, lo cual pareciera sugerir que es una conducta esencialmente conservadora, mientras que la curiosidad podría a ser más bien disruptiva. En este sentido, la responsabilidad cívica podría ser vista como un modo social de poner límites a la curiosidad. También podría verse a la curiosidad como una actividad lúdica y a la responsabilidad social una como una carga sicológica frente a la que no hay más remedio que resignarse. Y sin duda así muchas veces funciona como cuando un padre le dice a su hijo “¡muchacho no inventes!”. Pero no es toda la historia.
Todo lo limitado significa un espacio dentro de esos linderos. Por ejemplo, el método científico es un compendio de las mejores prácticas de investigación y un conjunto de prescripciones obligatorias para evitar errores. No frena a la creatividad y curiosidad científicas, antes bien brinda un campo seguro de desenvolvimiento. Lo mismo es el derecho en relación con la libertad. Solo un desinformado o contrario a las libertades opta por romper el estado de derecho. Quienes en nombre de la libertad denigran del estado de derecho son, precisamente, quienes en nombre de la libertad la anulan. Las limitaciones no anulan la curiosidad ni la libertad, mas bien definen su espacio y las hacen más seguras.
Desde la perspectiva de las neurociencias, la relación entre estos dos comportamientos no es de oposición, sino de interdependencia compleja. La curiosidad y la responsabilidad ciudadana, aunque distintas en su manifestación, están profundamente entrelazadas a nivel neurológico, conceptual y social.
Desde la perspectiva de las neurociencias, la relación entre estos dos comportamientos no es de oposición, sino de interdependencia compleja. La curiosidad y la responsabilidad ciudadana, aunque distintas en su manifestación, están profundamente entrelazadas a nivel neurológico, conceptual y social.
A nivel cerebral, la curiosidad y la responsabilidad cívica comparten y se influyen mutuamente a través de sistemas neuronales clave. A la curiosidad la impulsa el sistema cerebral de recompensa. Cuando experimentamos aprendemos algo nuevo, el cerebro libera dopamina, lo que nos da placer y motiva a seguir explorando. Por su parte, la responsabilidad ciudadana, cuando es sentida como la satisfacción del deber cumplido también activa áreas relacionadas con la recompensa. Se relaciona con la activación de áreas como el cortex prefrontal ventromedial, que está involucrado en la toma de decisiones morales y la evaluación de valores sociales.
Se conectan porque la curiosidad puede ser un motor para la responsabilidad: la motivación para comprender los problemas sociales (curiosidad) puede llevar a la acción cívica (responsabilidad). Ambas dependen de la cognición social es decir de la capacidad de entender a los otros y el funcionamiento de la sociedad y, por si fuese poco, la responsabilidad requiere participación informada y la curiosidad es clave para ello. Sin curiosidad, la responsabilidad ciudadana se convierte en un simple cumplimiento pasivo, incluso aburrido. Con curiosidad, se transforma en un compromiso activo para fortalecer la sociedad. La responsabilidad ciudadana actúa como un filtro de seguridad que permite a la curiosidad florecer sin caer en el caos. Es difícil explorar y experimentar en un entorno donde no hay seguridad ni respeto por las normas o instituciones sólidas. En un contexto social, la relación ideal es la de una "curiosidad responsable".
En el siglo XIX, las muertes en hospitales tras el parto eran devastadoras. La responsabilidad profesional obligaba a los médicos a ceñirse a las normas incluso si eso significaba pasar de autopsias a pacientes sin lavarse las manos. Un joven médico I. Semmelweis notó la disparidad de muertes entre las parturientas atendidas por matronas y médicos y se atrevió a buscar razones y llegó a una idea radical: ¡lavarse las manos! Una idea disruptiva que la responsabilidad a la tradición de sus colegas rechazó furiosamente. Impulsado por su responsabilidad ética hacia sus pacientes, implementó el cambio. Las muertes cayeron en picada. Su curiosidad, inicialmente vista como una amenaza al orden, se alió con una responsabilidad superior, le brindó un espacio para probar una idea revolucionaria que terminó por fortalecer a la medicina.
Su responsabilidad fortaleció los nexos sociales mediante la oxicitocina y vasopresina y el descubrimiento de una solución novedosa y útil le retribuye hoy la debida recompensa. Del “no inventes” de antaño hoy lo celebramos por el deber cumplido y por su descubrimiento.
@AsuajeGuedez
asuajeguedezd@gmail.com
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