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FÉLIX CORDERO PERAZA. El país exhausto y postrado observa cauteloso. A simple vista no hay alternativa… no hay salida. Y lo que ve resulta indefinido y discordante. Sin fuerza y poca viabilidad

  • FELIX CORDERO PERAZA

23/09/2018 05:00 am

La situación política del país es muy compleja. Difícil de desenredar y entender. El papagayo pareciera que va en picada hacia el suelo y el hilo que lo sostiene da vuelta desordenado. Mil variables salen a escena y complican su dinámica en la lucha por el poder y por la captación de adeptos y partidarios. Es como un nudo que se forma en cada instante y en cada circunstancia. Inentendible. Enrevesado. Embarazoso. Vivimos un apresurado acontecimiento, uno tras otro, repleto de señales y códigos de naturaleza política. La información y contrainformación invaden los espacios y los tiempos dejando una estela de dudas, confusiones e incertidumbres. Quienes gobiernan aprovechan este estado colectivo para avanzar en su proyecto de país. Adoctrinar y manipular, en beneficio de sus interesadas acciones. El posicionamiento de determinados comportamientos y actitudes juegan un papel fundamental en la idea de persuadir y convencer a la gente. 

Dominio e intervención social
Todo no es teoría ni filosofía. Detrás de eso, hay una intensión franca y despejada de dominio e intervención social, en las aspiraciones y conducta de la población. En el fondo, se trata de conducir comportamientos que concuerden con las metas y propósitos de un modelo que posee como factor esencial la división de la sociedad. La exclusión y el descarte. Igualar hacia abajo el estatus socioeconómico de las mayorías. Como consecuencia empujar hacia un proceso de empobrecimiento generalizado. Donde el papel del gobierno será básico en la vida y evolución colectiva. Hacer dependiente a la personas de los programas y acciones del gobierno es el medio para dominar e imponer conductas y opiniones. Una estructura de conquista se desplaza por todo el territorio nacional, con la finalidad de subyugar a las familias dándoles poder a las comunas y creando liderazgos controlados por el poder central. ¡Nunca antes hubo tanto centralismo! Las llamadas misiones son programas de ayuda social pero también de proselitismo y captación partidista. 

Caminos espinosos y vacilantes
El país exhausto y postrado observa cauteloso. A simple vista no hay alternativa… no hay salida. Y lo que ve resulta indefinido y discordante. Sin fuerza y poca viabilidad. Las señales que recibe son débiles e individualizadas. Cargadas de evidentes resarcimientos y elucubraciones. No hay por dónde coger y los caminos resultan espinosos y vacilantes. Prefiere que otro haga el trabajo. Se arriesgue y ponga sus pertenencias bajo el fuego. La colectividad es floja, interesada y conservadora. Exige seguridad y garantía de triunfo. Sabe a conciencia que la fuerza está del otro lado y el poder de fuego hipotecado. No se sacrificará si no percibe probabilidades de ganar. Así ha sido a través de la historia. Y en la evolución de la humanidad es una constante predestinada. Las aventuras y las paradas en el abismo son posibles cuando hay pasiones y emociones que destellan finales de bengalas y brillar de estrellas. En otras palabras, cuando las perspectivas de triunfo son reales y los riesgos minimizados. 

Lo que supera esta conducta ya conocida de los pueblos, son las motivaciones concluyentes de un discurso apasionado y visionario que despierte valores y principios de gran significado en la cultura y las creencias. Fenómeno que también registra la historia de forma determinante. Que crea esperanzas y motive para construirlas. Hace falta entonces un liderazgo inspirador, un guía a quien seguir, unas propuestas salidas de la realidad objetiva de los ciudadanos. Lo existente no ha podido frotar de las extrañas maltratadas de un pueblo sacrificado y sojuzgado. El peso inconmensurable de quienes tienen las armas genera estados psicosociales de naturaleza anímica aparentemente indiferentes. El temor y el miedo a salir perjudicado, la falta de confianza y la ausencia de una alternativa de posibilidades objetivas, colocan a los individuos en posición de estoicismo e insensibilidad. 

Momentos para gigantes
El desespero de la gente es tal que una chispa puede incendiar la pradera. A la presión internacional hay que incorporar la reacción interna. La protesta masiva y la manifestación pacífica pero multitudinaria. Ésta es la de mayor efecto en la idea de poner contra la pared al gobierno. Incompetente. ¡Un paso adelante y dos atrás! Pero no hay baquiano y muchos de quienes se las echan aparecen erráticos y enredados. De poco cerebro e infelices análisis. Son momentos para gigantes de pensamiento y acción. Inspiradores de conductas motivadores de actitudes. ¡Ya saldrán!... Eso esperamos todos. 

fcordero@eluniversal.com 

efecepe2010@gmail.com 

@efecepe2010
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