Globalización nueva era: Un análisis
La globalización postpandemia adquiere un carácter más duro, con mayor importancia de la dimensión económica y particularmente de la militar y un retroceso de la dimensión blanda
El tema de la globalización es permanente, actual y apasionante, recientemente tres acontecimientos, me permiten compartir con los amigos lectores algunas ideas ya vertidas en este diario sobre este tema, que siempre estará en el tapete de la discusión pública e intelectual.
Un escenario para el alto nivel de debate de ideas, si estamos en esa circunstancia o en una nueva fase del proceso de globalización, esto viene dado como consecuencia de los que ha significado la pandemia del COVID-19, que ha sido una crisis sanitaria de dimensiones globales y por la otra, un hecho político-militar, la invasión rusa a territorio ucraniano, la Guerra de Israel contra el grupo terrorista de Hamás y el grupo chi, libanes Hezbolá, y además la evolución del conflicto israelí-iraní de imprevisible conclusión, ahora aderezado con el bombardero quirúrgico y estratégico, del pasado día 21 de junio, realizado por la fuerza área de los Estados Unidos, que ha añadido un elemento más, a la compleja situación del medio oriente y que supone un cambio en las reglas en el orden geopolítico mundial y graves repercusiones en el mundo militar y de carácter estratégico, en esa zona. Al momento de escribir este artículo es imposible hacer proyecciones de que sucederá, tanto políticamente, como militarmente, en es te conflicto.
Y, además, no menos importante en otras dimensiones de la geoeconomía mundial, la decisión de FED de los Estados Unidos de mantener las tasas de interés, pese a la presión de la administración Trump de bajarlas, las cuales tendrán un impacto significativo en la economía mundial: en el pago servicio de la deuda, reflujo de dólares a la economía norteamericana y una desaceleración de la economía estadounidense en el corto plazo y sus efectos en las elecciones de midtearm en noviembre del año 2026, entre otros efectos a mediano y largo plazo. Y, a sabiendo como es la acción exterior de Trump, que nos da una imprevisibilidad de cómo será la evolución de la globalización, en un contexto delicado, frágil y complejo, tanto desde el punto de vista geopolítico y geoeconómico.
En efecto, el proceso no es homogéneo, Estados Unidos se mantiene la vanguardia, seguido de China, el mantenimiento de Japón y la presencia importante de países europeos, liderados por Alemania a pesar de su estancamiento económico. Hay un debate que se mueve en dos tendencias, por una parte, su ralentización (slowbalisation) o incluso su reversión (deglobalization), se entiende la lectura del orden mundial, como suma cero, será, donde hay unos más beneficiados y otros perjudicados. Hay que observar, pues, la evolución del proceso de globalización en términos de volumen, naturaleza y configuración geográfica, en los tiempos actuales y la evolución en los próximos años.
Por ello, la globalización de los 90, se presentó como una globalización sin conflicto ideológicos, sino basados en la interdepencia, hoy juegan los factores geopolíticos duros se ha revitalizado la dimensión militar, y aunque la dimensión económica es la más importante ha disminuido el comercio de bienes y aumentado el de los servicios.
Ante ello, y la consolidación tecnológica de China, las necesidades materiales de la transición energética y digital, y la vuelta de las ideologías y de la cuestión geográfica como elementos definitorios de políticas exteriores, han hecho transitar ese orden multilateral hacia un mundo de competencia geopolítica entre Estados, auge nacionalista y unilateralismo, en el que la dependencia externa se ve ahora como un elemento de vulnerabilidad. El proteccionismo comercial se entiende de nuevo como una herramienta de política exterior y se acompaña de políticas industriales nacionales y estrategias de autonomía con respecto al exterior. Se reafirma el carácter multidimensional del concepto de globalización y el cambio y énfasis del peso y movilidad actual de cada dimensión.
Nos enfrentamos, en ese sentido, principalmente a una contracción de la dimensión económica. Mientras tanto, la presencia militar aumenta y la dimensión blanda se recupera tímidamente tras la pandemia, pero pierde tracción y se recuperan los elementos más duros del proceso de globalización según algunos especialistas, por ejemplo, los investigadores del Instituto Elcano.
Estamos en mi modesta opinión; en lo que Carlota Pérez definió un intervalo de reacomodo desde todas las dimensiones posibles desde lo económico, lo financiero, lo comercial, lo social lo político, en fin; en un momento de cambios que definirán las próximas oleadas de la globalización en las décadas por venir. El nuevo ciclo que aquí se abre da lugar a un debate en curso sobre la crisis de la globalización, el desarrollo de una post-globalización (es decir una globalización que sigue en desarrollo, pero con nuevas características que hacen a una nueva fase posterior), o una desglobalización, de una post-globalización con rasgos diferentes, de una globalización alternativa a la asociada al orden internacional liberal con la emergencia de nuevos focos de dinamismo económico en diversas regiones, de globalizaciones alternativas (la irrupción de lideres populistas antiglobalizadores, una derecha pos-liberal).
En ese sentido, cobra siempre actualidad para ubicarnos en el concepto de globalización, la definición que nos ofreció en forma lucida hace unos veinticinco años el politólogo Luciano Tomassini que goza de una sólida perspectiva, y estimo, es una de las que tiene mayor consenso en la comunidad académica y enmarca un carácter dinámico de la tendencia y proceso; el cual lo refirió como: “… un proceso de difusión de ideas, valores, formas de producción y de comercio, procesos y productos, diseños organizativos y formas de conducta, a través de las fronteras nacionales. Un proceso, por lo tanto, que está conduciendo a una creciente articulación e interdependencia de todas las sociedades…”. Añadiría, aún más, por las interconexiones e interrelaciones que produce la globalización.
Además de lo anterior, el paso a una sociedad globalizada, como la del presente, tiene una diferencia sustancial con anteriores procesos globalizadores, el cual ha evolucionado dentro del sistema capitalista industrial y el componente actual diría fundamental, que caracteriza este sistema globalizado, es el conocimiento intensivo. También está su complejidad y multidimensionalidad, por la pluralidad de relaciones que se dan entre sus componentes, por la pluralidad cuantitativa de sus diversos componentes, esto es sus diversas dimensiones y las relaciones que se dan entre lo interno y externo de las relaciones entre los estados, actores individuales, corporaciones etc.
Aún más, la pandemia, ha puesto en la palestra la dimensión de salubridad y la fragilidad que tiene la condición humana desde el punto de vista de lo sanitario y el poder de contención al contagio masivo del virus originario desde China y en otro orden de ideas, desde el punto de vista militar, las consecuencias del apoyo logístico, de equipamiento y de soporte de inteligencia que tiene el ejército ucraniano, por parte de occidente tiene como consecuencia en la no conclusión del conflicto militar, que junto con la propia naturaleza de qué guerra están haciendo, los ucranianos está reconduciendo globalmente el hacer la guerra en el futuro y su impacto en los estudios militares y estratégicos del futuro.
En tal sentido, el ritmo de crecimiento de sus PIB, el valor de los productos simbólicos, la producción localizada en diferentes áreas, con una integración horizontal de las diferentes organizaciones multinacionales y complejos estatales y no estatales y empresariales, plantean un sistema internacional con diferencias sustanciales y se entrelaza con proceso anteriores que son diferentes son ellos: la internalización y la transnacionalización y una probable deslocalización de industrias y cadenas de suministro y de valor. Hay tres tendencias en lo político, en el aumento de la comercialización de los servicios punta de lanza de un nuevo capitalismo y la reconfiguración de las cadenas de valor.
En ese sentido, el impacto más inmediato de la globalización en el sentido común, es que estamos en un nuevo proceso histórico central y cambio de época caracterizado por profundas transformaciones estructurales, en los presupuestos, criterios, y certezas básicas, en los paradigmas a partir de las cuales organizamos nuestra existencia individual y colectiva para actuar en el mundo, visualizando la construcción de nuestra subjetividad individual y colectiva en un proceso de interacción e interrelación compleja con los sistemas sociales y naturales que conforman el planeta, es un proceso multidimensional.
Por tal razón, consideramos a la globalización, efectivamente un proceso multidimensional caracterizado a mi entender por seis vertientes principales interrelacionadas: La militar, económica con sus dos subdivisiones: la financiera y la comercial, la comunicacional/cultural, la científica,/tecnológica, la ecológica/ambiental, la sanitaria y por última, la política que por ser la última no es la menos importante, es sí la determinante de las relaciones internacionales actuales y el rol de los estados en la estructura internacional y de los diversos actores políticos que la componen internamente y su relación dialéctica con su pares en otros lados de esa estructura nacional y subnacional (la sociedad civil y la política).
Para algunos estudiosos de la globalización, ella surge en el siglo XV, por lo cual no es nuevo, hoy en la era contemporánea ha cambiado la distribución del poder, las reglas de su funcionamiento, el carácter de frecuencia, complejidad y dimensión de las interacciones, y por último, la capacidad relativa de orientar los procesos, ejemplo de ello, el rol de los diversos actores transnacionales que muchas veces poseen mayor capacidad que algunos Estados, en orientar en su beneficio las acciones estratégicas emprendidas. Para los estudiosos ha habido cinco procesos globalizadores.
De hecho, algunos autores hablan del paso de una sociedad globalizada segmentada a una sociedad global integradora y más equitativa, que está por verse. Se ha abierto pues, el debate de hacia dónde vamos, por esta doble crisis: la pandemia y la guerra de Rusia-Ucrania y la situación en el Medio Oriente. La interrogante, está la globalización en un ocaso, creo que no.
La globalización postpandemia adquiere un carácter más duro, con mayor importancia de la dimensión económica y particularmente de la militar y un retroceso de la dimensión blanda. En el último año crece notablemente la presencia de Rusia, China y la India, y cae la de Estados Unidos (EEUU) y la de los principales países europeos. El valor agregado de presencia global de los países del denominado sur global ha crecido en los últimos años, mientras que el de los países del norte se ha estancado o incluso descendido. Pero la brecha entre ambas agrupaciones es todavía considerable y similar a la existente a mediados de los años 90, como lo afirman los analistas expertos en globalización, Alejandro Álvarez Tobón y Manuel García santos del Instítuto Real Elcano, y reafirman,” Esta recuperación se produce por el fuerte crecimiento de la dimensión militar, muy condicionado por el despliegue de tropas rusas en Ucrania y la tendencia de remilitarización de países asiáticos. En el contexto inflacionario de la energía y bienes primarios crece también la dimensión económica y sólo muy tímidamente la dimensión blanda. Hay que tener en cuenta que, con los datos considerados para esta edición, no se registra todavía la recuperación del turismo internacional, limitando notablemente el crecimiento de la dimensión blanda. Aun con ello, entre 2022 y 2023 todos los países incrementan el número de turistas recibidos, a excepción de China, Ucrania y Camerún, aunque todavía mantienen niveles inferiores al estallido de la pandemia…”. Hoy la Globalización se ha tornado más dura y la dimensión predominante es la militar
Un escenario para el alto nivel de debate de ideas, si estamos en esa circunstancia o en una nueva fase del proceso de globalización, esto viene dado como consecuencia de los que ha significado la pandemia del COVID-19, que ha sido una crisis sanitaria de dimensiones globales y por la otra, un hecho político-militar, la invasión rusa a territorio ucraniano, la Guerra de Israel contra el grupo terrorista de Hamás y el grupo chi, libanes Hezbolá, y además la evolución del conflicto israelí-iraní de imprevisible conclusión, ahora aderezado con el bombardero quirúrgico y estratégico, del pasado día 21 de junio, realizado por la fuerza área de los Estados Unidos, que ha añadido un elemento más, a la compleja situación del medio oriente y que supone un cambio en las reglas en el orden geopolítico mundial y graves repercusiones en el mundo militar y de carácter estratégico, en esa zona. Al momento de escribir este artículo es imposible hacer proyecciones de que sucederá, tanto políticamente, como militarmente, en es te conflicto.
Y, además, no menos importante en otras dimensiones de la geoeconomía mundial, la decisión de FED de los Estados Unidos de mantener las tasas de interés, pese a la presión de la administración Trump de bajarlas, las cuales tendrán un impacto significativo en la economía mundial: en el pago servicio de la deuda, reflujo de dólares a la economía norteamericana y una desaceleración de la economía estadounidense en el corto plazo y sus efectos en las elecciones de midtearm en noviembre del año 2026, entre otros efectos a mediano y largo plazo. Y, a sabiendo como es la acción exterior de Trump, que nos da una imprevisibilidad de cómo será la evolución de la globalización, en un contexto delicado, frágil y complejo, tanto desde el punto de vista geopolítico y geoeconómico.
En efecto, el proceso no es homogéneo, Estados Unidos se mantiene la vanguardia, seguido de China, el mantenimiento de Japón y la presencia importante de países europeos, liderados por Alemania a pesar de su estancamiento económico. Hay un debate que se mueve en dos tendencias, por una parte, su ralentización (slowbalisation) o incluso su reversión (deglobalization), se entiende la lectura del orden mundial, como suma cero, será, donde hay unos más beneficiados y otros perjudicados. Hay que observar, pues, la evolución del proceso de globalización en términos de volumen, naturaleza y configuración geográfica, en los tiempos actuales y la evolución en los próximos años.
Por ello, la globalización de los 90, se presentó como una globalización sin conflicto ideológicos, sino basados en la interdepencia, hoy juegan los factores geopolíticos duros se ha revitalizado la dimensión militar, y aunque la dimensión económica es la más importante ha disminuido el comercio de bienes y aumentado el de los servicios.
Ante ello, y la consolidación tecnológica de China, las necesidades materiales de la transición energética y digital, y la vuelta de las ideologías y de la cuestión geográfica como elementos definitorios de políticas exteriores, han hecho transitar ese orden multilateral hacia un mundo de competencia geopolítica entre Estados, auge nacionalista y unilateralismo, en el que la dependencia externa se ve ahora como un elemento de vulnerabilidad. El proteccionismo comercial se entiende de nuevo como una herramienta de política exterior y se acompaña de políticas industriales nacionales y estrategias de autonomía con respecto al exterior. Se reafirma el carácter multidimensional del concepto de globalización y el cambio y énfasis del peso y movilidad actual de cada dimensión.
Nos enfrentamos, en ese sentido, principalmente a una contracción de la dimensión económica. Mientras tanto, la presencia militar aumenta y la dimensión blanda se recupera tímidamente tras la pandemia, pero pierde tracción y se recuperan los elementos más duros del proceso de globalización según algunos especialistas, por ejemplo, los investigadores del Instituto Elcano.
Estamos en mi modesta opinión; en lo que Carlota Pérez definió un intervalo de reacomodo desde todas las dimensiones posibles desde lo económico, lo financiero, lo comercial, lo social lo político, en fin; en un momento de cambios que definirán las próximas oleadas de la globalización en las décadas por venir. El nuevo ciclo que aquí se abre da lugar a un debate en curso sobre la crisis de la globalización, el desarrollo de una post-globalización (es decir una globalización que sigue en desarrollo, pero con nuevas características que hacen a una nueva fase posterior), o una desglobalización, de una post-globalización con rasgos diferentes, de una globalización alternativa a la asociada al orden internacional liberal con la emergencia de nuevos focos de dinamismo económico en diversas regiones, de globalizaciones alternativas (la irrupción de lideres populistas antiglobalizadores, una derecha pos-liberal).
En ese sentido, cobra siempre actualidad para ubicarnos en el concepto de globalización, la definición que nos ofreció en forma lucida hace unos veinticinco años el politólogo Luciano Tomassini que goza de una sólida perspectiva, y estimo, es una de las que tiene mayor consenso en la comunidad académica y enmarca un carácter dinámico de la tendencia y proceso; el cual lo refirió como: “… un proceso de difusión de ideas, valores, formas de producción y de comercio, procesos y productos, diseños organizativos y formas de conducta, a través de las fronteras nacionales. Un proceso, por lo tanto, que está conduciendo a una creciente articulación e interdependencia de todas las sociedades…”. Añadiría, aún más, por las interconexiones e interrelaciones que produce la globalización.
Además de lo anterior, el paso a una sociedad globalizada, como la del presente, tiene una diferencia sustancial con anteriores procesos globalizadores, el cual ha evolucionado dentro del sistema capitalista industrial y el componente actual diría fundamental, que caracteriza este sistema globalizado, es el conocimiento intensivo. También está su complejidad y multidimensionalidad, por la pluralidad de relaciones que se dan entre sus componentes, por la pluralidad cuantitativa de sus diversos componentes, esto es sus diversas dimensiones y las relaciones que se dan entre lo interno y externo de las relaciones entre los estados, actores individuales, corporaciones etc.
Aún más, la pandemia, ha puesto en la palestra la dimensión de salubridad y la fragilidad que tiene la condición humana desde el punto de vista de lo sanitario y el poder de contención al contagio masivo del virus originario desde China y en otro orden de ideas, desde el punto de vista militar, las consecuencias del apoyo logístico, de equipamiento y de soporte de inteligencia que tiene el ejército ucraniano, por parte de occidente tiene como consecuencia en la no conclusión del conflicto militar, que junto con la propia naturaleza de qué guerra están haciendo, los ucranianos está reconduciendo globalmente el hacer la guerra en el futuro y su impacto en los estudios militares y estratégicos del futuro.
En tal sentido, el ritmo de crecimiento de sus PIB, el valor de los productos simbólicos, la producción localizada en diferentes áreas, con una integración horizontal de las diferentes organizaciones multinacionales y complejos estatales y no estatales y empresariales, plantean un sistema internacional con diferencias sustanciales y se entrelaza con proceso anteriores que son diferentes son ellos: la internalización y la transnacionalización y una probable deslocalización de industrias y cadenas de suministro y de valor. Hay tres tendencias en lo político, en el aumento de la comercialización de los servicios punta de lanza de un nuevo capitalismo y la reconfiguración de las cadenas de valor.
En ese sentido, el impacto más inmediato de la globalización en el sentido común, es que estamos en un nuevo proceso histórico central y cambio de época caracterizado por profundas transformaciones estructurales, en los presupuestos, criterios, y certezas básicas, en los paradigmas a partir de las cuales organizamos nuestra existencia individual y colectiva para actuar en el mundo, visualizando la construcción de nuestra subjetividad individual y colectiva en un proceso de interacción e interrelación compleja con los sistemas sociales y naturales que conforman el planeta, es un proceso multidimensional.
Por tal razón, consideramos a la globalización, efectivamente un proceso multidimensional caracterizado a mi entender por seis vertientes principales interrelacionadas: La militar, económica con sus dos subdivisiones: la financiera y la comercial, la comunicacional/cultural, la científica,/tecnológica, la ecológica/ambiental, la sanitaria y por última, la política que por ser la última no es la menos importante, es sí la determinante de las relaciones internacionales actuales y el rol de los estados en la estructura internacional y de los diversos actores políticos que la componen internamente y su relación dialéctica con su pares en otros lados de esa estructura nacional y subnacional (la sociedad civil y la política).
Para algunos estudiosos de la globalización, ella surge en el siglo XV, por lo cual no es nuevo, hoy en la era contemporánea ha cambiado la distribución del poder, las reglas de su funcionamiento, el carácter de frecuencia, complejidad y dimensión de las interacciones, y por último, la capacidad relativa de orientar los procesos, ejemplo de ello, el rol de los diversos actores transnacionales que muchas veces poseen mayor capacidad que algunos Estados, en orientar en su beneficio las acciones estratégicas emprendidas. Para los estudiosos ha habido cinco procesos globalizadores.
De hecho, algunos autores hablan del paso de una sociedad globalizada segmentada a una sociedad global integradora y más equitativa, que está por verse. Se ha abierto pues, el debate de hacia dónde vamos, por esta doble crisis: la pandemia y la guerra de Rusia-Ucrania y la situación en el Medio Oriente. La interrogante, está la globalización en un ocaso, creo que no.
La globalización postpandemia adquiere un carácter más duro, con mayor importancia de la dimensión económica y particularmente de la militar y un retroceso de la dimensión blanda. En el último año crece notablemente la presencia de Rusia, China y la India, y cae la de Estados Unidos (EEUU) y la de los principales países europeos. El valor agregado de presencia global de los países del denominado sur global ha crecido en los últimos años, mientras que el de los países del norte se ha estancado o incluso descendido. Pero la brecha entre ambas agrupaciones es todavía considerable y similar a la existente a mediados de los años 90, como lo afirman los analistas expertos en globalización, Alejandro Álvarez Tobón y Manuel García santos del Instítuto Real Elcano, y reafirman,” Esta recuperación se produce por el fuerte crecimiento de la dimensión militar, muy condicionado por el despliegue de tropas rusas en Ucrania y la tendencia de remilitarización de países asiáticos. En el contexto inflacionario de la energía y bienes primarios crece también la dimensión económica y sólo muy tímidamente la dimensión blanda. Hay que tener en cuenta que, con los datos considerados para esta edición, no se registra todavía la recuperación del turismo internacional, limitando notablemente el crecimiento de la dimensión blanda. Aun con ello, entre 2022 y 2023 todos los países incrementan el número de turistas recibidos, a excepción de China, Ucrania y Camerún, aunque todavía mantienen niveles inferiores al estallido de la pandemia…”. Hoy la Globalización se ha tornado más dura y la dimensión predominante es la militar
Finalmente, de acuerdo al estudio de Presencia Global del año 2023, Venezuela, ocupa el puesto 75, con un porcentaje del 16,8%, muy inferior al logrado en los años 90, variables gracias a la fortaleza de su industria petrolera e inversiones en el exterior desde el punto de vista financiero y comercial que la ubicaba entre las primeras 5 economías latinoamericanas y otras como cultura ciencia, turismo, migración, donde tenemos índices de un completo retroceso. Estamos en un momento de reacomodo, veremos cómo inciden al mediano y largo plazo estas tendencias de la Presencia Global, por cierto, para los que hablan del declive de los Estados Unidos, ocupa un primer lugar, muy lejos de China y entre las primeras 20 países, la mayoría son economías capitalistas desarrolladas, europeas y asiáticas, muy lejos de las visiones apocalípticas de los marxistas desubicados histórica y analíticamente.
Como afirma, Robert Keohane y Joseph Nye, quién falleció en el mes de mayo, en un recién artículo publicado ”… Cuando escribimos Poder e interdependencia en 1977 , intentamos ampliar las comprensiones convencionales del poder. Los expertos en política exterior típicamente veían el poder a través de la lente de la competencia militar de la Guerra Fría . Nuestra investigación, por el contrario, exploró cómo el comercio afectaba al poder, y argumentamos que la asimetría en una relación económica interdependiente empodera al actor menos dependiente. La paradoja del poder comercial es que el éxito en una relación comercial, como lo indica el hecho de que un estado tenga un superávit comercial con otro, es una fuente de vulnerabilidad. Por el contrario, y quizás de manera contraria a la intuición, tener un déficit comercial puede fortalecer la posición negociadora de un país. El país deficitario, después de todo, puede imponer aranceles u otras barreras comerciales al país superávit. Ese país superávit objetivo tendrá dificultades para tomar represalias debido a su relativa falta de importaciones para sancionar.
Amenazar con prohibir o limitar las importaciones puede ejercer presión con éxito sobre los socios comerciales…” este es el dilema en la globalización en la actual momento internacional, en su dimensión económica y comercial.
jesusmazzei@gmail.com
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