Para los colombianos, este joven político representa la construcción de un mejor país, con justicia social, democracia funcional, relevo generacional, seguridad y desarrollo, dejando atrás la exacerbación de odios y la enorme corrupción, rasgos del gobierno de Gustavo Petro.

El expresidente Andrés Pastrana acusó a Petro por incitar a la violencia. El expresidente César Gaviria aseguró que “cuando se ataca la legitimidad del Congreso desde el poder, se profundiza la confrontación que propicia actos como el que hoy lamentamos”.

Petro usa un discurso de odio contra sus opositores, los descalifica con epítetos como “fascistas”, “nazis”, “golpistas”, “ratas de alcantarilla”. El presidente del Senado, Efraín Cepeda dijo: “Petro dividió al punto que grupos criminales interpretan como una señal que incentiva la violencia”.

Tras dicho ataque, Petro escribió en la red social X: “Quieren matar al hijo de una árabe, que ya habían asesinado… Mafias de la tierra, costras de la humanidad. Que vivan tranquilas las familias árabes que llegaron a Colombia”.

¿Petro está afirmando que a Uribe Turbay lo trataron de matar por árabe? ¿A quiénes piensa culpar? Dadas sus casi diarias agresiones antisemitas, sus distorsiones de la historia sobre el Estado de Israel y el pueblo judío, sumando sus usuales denuncias falsas que reviven bulos y prejuicios medievales, podríamos pensar que el presidente colombiano está tomando un camino desatinado. La sugerencia de Petro es confusa, por lo que explicamos que, el abuelo de Miguel Uribe, el expresidente Julio César Turbay Ayala, era hijo de inmigrantes libaneses venidos a Latinoamérica debido a la discriminación otomana, porque su religión era católica. Uribe Turbay es colombiano de varias generaciones, como millones en Colombia y en su vida política ha expresado amistad por el Estado judío y claridad sobre la guerra que enfrenta Israel contra el radicalismo islámico.

bea.rwz@gmail.com