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Zona de penumbra

JOSÉ ANTONIO GÁMEZ E. Por mucho que las redes sociales penetren en los hechos y en sus protagonistas, nos quedamos muy en la superficie de lo que acontece en nuestra tragedia humanitaria.

  • JOSÉ ANTONIO GÁMEZ E.

19/09/2018 05:00 am

“La verdad es que toda apreciación auténtica se basa en cierto misterio, en cierta oscuridad, en cierta humildad. Quien dijo: «Bienaventurado el que no espera nada, pues no se verá decepcionado», pronunció una máxima equivocada. La verdadera es «Bienaventurado el que no espera nada, pues se verá gloriosamente sorprendido ». El que no espera nada ve las rosas más rojas que los demás hombres, la hierba más verde, un sol más deslumbrante. Bienaventurado el que nada espera, pues poseerá ciudades y montes; bienaventurado el manso, pues heredará la tierra. Hasta que no nos demos cuenta de que las cosas pueden no ser, no podremos darnos cuenta de lo que las cosas son. Hasta que no veamos el fondo de oscuridad no podremos admirar la luz como cosa única y creada. En cuanto vemos la oscuridad, toda la luz se ilumina, repentina, cegadora y divina. Hasta que no imaginamos la no entidad, subestimamos la victoria de Dios, y no podemos darnos cuenta de las victorias de Su guerra antigua. Que nada sepamos hasta que no conocemos la nada es uno de los millones de bromas de la verdad” (G. K. Chesterton) 

Son muchos los años que llevamos, sin saber lo que realmente pasa. Conocemos verdades a media. Nos enteramos de realidades truncadas. Nuestra capacidad de interpelar lo que sucede, está limitada por el cerco mediático oficial. Por mucho que las redes sociales penetren en los hechos y en sus protagonistas, nos quedamos muy en la superficie de lo que acontece en nuestra tragedia humanitaria. Cada vez son más numerosos los ejemplos, de acontecer mediático al que no podemos acceder a través de los medios disponibles. 

Si sumamos el ruido que produce la propaganda del aparato hegemónico. La perturbación intelectual y moral, nos atrapa y nos desespera. El poder desmedido de tantos medios al servicio de la mentira oficial, puede hacer que solo veamos oscuridad y sombras. No hay luz al final del túnel. No existe un campo intermedio de diálogo ni intercambio intelectual. Solo existe la violencia del discurso impuesto. De la arenga violenta. Una suma de razones sin razón. 

Cuadro cerrado 
Sin embargo, la agudeza de la crisis y la tragedia humanitaria hacen que el régimen necesite cerrar filas, acortar distancias, arreciar amenazas. El sistema represivo para cumplir con efectividad sus propósitos, necesita seguir avanzando. Producir más miedos, generar más destrucción. Callar a más informantes. Eliminar la posibilidad de disidencia. No permitir ninguna expansión, ni contradicción a lo que la nomenklatura enseña. Posiblemente seremos testigos en los meses que quedan del año, de una aceleración creciente en este ejercicio totalizante. 

El ciudadano común que vive y padece los problemas más cotidianos, tiende a guardar cada vez más distancia, de lo que se informa y de lo que se dice. Suele ser una conducta de sentido común. No exponerse a las contradicciones esquizofrénicas, del aparato informativo establecido. La salud mental obliga a no escuchar el grito que contradice, aquello que vives a diario y afecta tu forma de supervivencia. Se trata de una forma más de sobrevivir dentro del cerco totalitario. 

La penumbra 
Por paradójico que pueda parecer, este distanciamiento humano común de los mediadores naturales de la información, acaba haciendo que también el poderoso “hegemón”, el gran generador de la propaganda, termine quedando ciego. Se hace cada vez más difícil distinguir, hasta que punto el aparato propagandístico tuerce la realidad o simplemente es incapaz de percibirla. El temor y el terror que generan la oscuridad, puede apoderarse también del poderoso. Circunstancia que hace más temible la acción violenta de los que tienen el mando de la represión. 

La misma acción de limitar el espacio para la libre circulación de las informaciones, lleva a la incapacidad de conocer lo que subyace en el ambiente social. La imposibilidad de que las ideas fluyan y se intercambien dentro de la opinión pública, genera el complejo de persecución, que en todo trueque encuentra un peligro. Cualquier iniciativa se confunde con una conspiración. La zona de penumbra afecta a todos los que vivimos bajo su influencia. No hay forma de superar su poder. Solo la luz de la autenticidad ciudadana, de la profesionalidad genuina, es capaz de superar las sombras del gigante propagandístico. Al final de tanta violencia, terminará imponiéndose de forma inevitable, la verdad de las cosas. 

“Es cierto que vemos una luz leve que, comparada con algo más oscuro, es luz, pero que, comparada con otra luz más potente, es oscuridad. Pero la cualidad de la luz permanece igual, pues de no ser así no podríamos decir que es más potente, ni reconocerla como tal. Si el carácter de la luz no estuviera fijado en la mente, podríamos, del mismo modo, llamar luz más potente a una sombra más densa, o viceversa”. 

jagamez@icloud.com 
@vidavibra 
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