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Auge y caída de una gran ciudad

ELIDES J. ROJAS L. Nos referimos a Barquisimeto. Lástima. La misma historia de importantes ciudades de Venezuela. Y todo en menos 20 años de incansable destrucción revolucionaria

  • ELIDES J. ROJAS L.

19/09/2018 05:00 am

Este es el cuadro. Una ciudad importante, capital de estado, de aniversario reciente con más de 450 años de fundación, histórica región de innegable vocación agrícola y comercial. Un granero en producción agrícola. Imbatible en producción de ganado y lácteos diversos. Una inmejorable situación geográfica que le valió el mote de encrucijada de todos los caminos. Grandes ferias anuales. Enormes eventos de promoción industrial o de posibilidades de negocios. Nada de eso existe. Se lo comió la revolución. 

Zona de Venezuela de gente pujante y emprendedora. Habitantes de características especiales en disposición al trabajo. De preferida selección para quienes manejan los recursos humanos en las empresas. Comunidad urbana escogida para hacer las pruebas de mercadeo y preferencias del consumir debido a las características eclécticas de sus habitantes. Ciudad limpia y de mucho movimiento. Nada de eso existe. Se lo comió la revolución. 

Un centro citadino realmente atractivo por su valor histórico, arquitectónico y seguridad. Buenas avenidas. Inigualables servicios. Agua potable, a veces con algunos problemas, pero bastante segura y la mayoría de las veces constante. Sólido servicio de energía eléctrica, tal vez uno de los más consolidados de Venezuela. Grandes mercados con muy variadas ofertas. Centros de acopio que funcionaban como puntos de partida para distribuir alimentos al resto el país. Seguridad ciudadana razonable. Una pareja podía caminar por las avenidas principales a cualquier hora, sin exagerar, sin temor a un atraco o a un secuestro. Grandes centros comerciales. Nada de eso existe. Se lo comió la revolución. 

Limpieza en las calles. Lo que corresponde a verde con toda seguridad sería verde. Grama. No monte. Puntual atención a la recolección de basura. Muy buenos colegios de fama nacional y en algunos casos más allá de las fronteras. Excelentes liceos e instituciones educativas públicas. Poderosos concursos musicales y de canto de carácter local e internacional. Impresionante desarrollo del talento musical individual y orquestal. Nada de eso existe. Se lo comió la revolución. 

Excelente planificación y desarrollo de la actividad deportiva con campeones nacionales y mundiales. Un importante crecimiento de la clase media con muy buenos asentamientos habitacionales. Oferta y disponibilidad a precios manejables de toda la gama de productos que una sociedad moderna pudiera requerir. Desde automóviles nuevos hasta equipos para el campo o los hogares. Punto de interesantes atractivos para el desarrollo turístico. Suficiente oferta hotelera a diferentes precios. Zonas muy cercanas a la ciudad de inigualable valor para la actividad agrícola o turística. Nada de eso existe. Se lo comió la revolución. 

Buen estado de calles, vías y carreteras. Gentilicio muy aferrado a su tierra con verdadero orgullo y muy profundas raíces. Instituciones que garantizaban el desarrollo profesional y el crecimiento personal de jóvenes y profesionales casi sin importar el área de trabajo o estudios. Competitividad a toda prueba en diferentes disciplinas y actividades de carácter privado o público. Familiaridad y claro sentido de la solidaridad vecinal. Nada de eso existe. Se lo comió la revolución. 

Instituciones hospitalarias, públicas o privadas, de altísimo reconocimiento. Sede de importantes empresas y con unas zonas industriales con buenos servicios y en auge. Fuertes y solidas instituciones bancarias y financieras. Organismos impulsores del desarrollo regional con importantes logros en su historial. Nada de eso existe. Se lo tragó la revolución. 

Nos referimos a Barquisimeto. Lástima. La misma historia de importantes ciudades de Venezuela. Y todo en menos 20 años de incansable destrucción revolucionaria y profundamente chavista. 

elidesr@gmail.com 
Twitter: @ejrl 
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