Una noticia universal
Otro espinoso debate gira alrededor de la base doctrinaria de la Iglesia Católica. El papa Benedicto XVI adelantó con maestría esa discusión, no olvidemos que fue un teólogo consumado, y el papa Francisco la llevó a la calle
Nunca antes se había cubierto de manera tan secular el fallecimiento de un Papa y la escogencia de su sucesor. Jamás desde la fundación de la iglesia de Pedro se había dado tal cobertura, como si fuera la elección de un presidente o simplemente el certamen de Miss Mundo.
Lo cierto es que proliferaron las apuestas sobre quién reemplazaría al papa Francisco y se le ha aplicado al tema los estudios de opinión, siendo la conducta de los Cardenales agua bendita para los cazadores de fotos y de datos por este mundo tan peculiar como lo son los medios de comunicación actuales y las redes sociales.
El fallecimiento del Santo Padre y la dinámica de su sucesión acapararon la agenda de noticias estas últimas semanas y sólo faltó que los partidarios de aquel u otro papable tuvieran espacio en las televisoras, estaciones de radio y en el mundo virtual mandando a votar por uno u otro potencial candidato.
Si bien es pertinente alertar sobre la reciente frivolidad de este proceso, interesa mucho más lo que ha venido floreciendo detrás de bastidores: la Iglesia Católica experimenta una gran discusión sobre su papel en este siglo XXI y en particular, un conflicto interno sobre los puntos que deben ir a la agenda de la institución.
El papa Benedicto XVI y el propio Francisco adelantaron el estudio sobre temas nuevos en la Doctrina Católica. Claro está, esos temas son antiguos, pero que la Santa Sede los hubiera elevado a la mesa de problemas es un mérito singular.
El tema de los abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia, la corrupción en las finanzas del Vaticano, los intereses políticos de la curia, la discusión sobre los textos canónicos, la interpretación y la severa discusión sobre el papel de la Iglesia y la política, desde el rol de los ejércitos papales hasta las apuestas por la paz y la mediación del Vaticano, son apenas algunos puntos a discutir.
Otro espinoso debate gira alrededor de la base doctrinaria de la Iglesia Católica. El papa Benedicto XVI adelantó con maestría esa discusión, no olvidemos que fue un teólogo consumado, y el papa Francisco la llevó a la calle. El nuevo papa deberá seguir en esta dirección.
Volviendo al principio de este artículo, y observando la fuerza mediática que tiene el proceso de elección de un sucesor de Pedro, es menester motivar la discusión abierta sobre otro punto controversial. Se trata del turismo eclesiástico que se ha agigantado a raíz del fallecimiento del Papa Francisco.
Finalmente, pero no ello menos importante es justo mencionar los pasos dados por el Vaticano a fin de promover el acercamiento a otras iglesias, prácticas que provienen de las divisiones y cismas de antaño, ritos ortodoxos y protestantes, así como también las recientes escisiones dentro de la Iglesia Católica y el debate sostenido con el judaísmo y el islam.
En este mundo tan turbulento, una institución tan universal no puede pretender justificar sus movimientos con base en la infalibilidad del papa. Este es otro tema fundamental a discutir, como lo son todos los tópicos que brevemente hemos citado.
romecan53@hotmail.com
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