Cuentos de caminos
Ojalá, si los resultados no les son tan favorables como aspiran los recién convertidos a la ruta “electoral, pacífica y electoral”, no decidan devolverse al abstencionismo, de cara a las elecciones de alcaldes y concejales que deben realizarse este año
A pocos días del 25 de mayo, cuando, entre los postulados por 36 organizaciones partidistas nacionales, 10 regionales, 03 formaciones indígenas nacionales y 03 regionales, se elegirán 285 diputados a la Asamblea Nacional (AN), 24 gobernadores y 260 legisladores regionales, buena parte de los abstencionistas de siempre, como hace siete años por estos días, vuelven a pedirle a la gente que no participe del proceso electoral.
Corresponde recapitular el camino transitado para llegar a este nuevo episodio de reinstitucionalización de la república, revisar lo alcanzado en los últimos años, con sus altos y sus bajos, como todos los procesos políticos del mundo.
Recordemos el episodio de las elecciones presidenciales de 2018, donde parte importante de la oposición nacional, buena parte de quienes hoy reinciden en su comportamiento, convocaron a la ciudadanía a no participar en el proceso, estimularon de todas las maneras posibles la abstención, para, cinco meses después, participar en las elecciones de gobernadores, porque según las encuestas arrasarían en más de la mitad y al final del día, obtener la victoria en sólo cinco estados de la república, y para que, uno de los promotores del actual “boicot electoral”, Juan Pablo Guanipa, entregara en la “mesa de la estupidez”, la importante gobernación del Zulia.
La derrota en las regionales, en lugar de ser analizada fríamente, fue atribuida al fraude, y utilizada como coartada para justificar el llamado a la abstención en la elección de alcaldes del 12 diciembre de ese mismo año. El resultado para esa oposición, no pudo ser peor.
La victoria de Nicolás Maduro del 20 de mayo 2018, fue catastrófica para el antichavismo en su conjunto, para los abstencionistas y para los demás. El resultado, en cada uno de los tres episodios electorales de 2018, en lugar de propiciar un ambiente para la discusión y la rectificación de la línea política, sirvió más bien para fortalecer los factores ultra opositores, que además contaban con la mayoría en la Asamblea Nacional (AN-2015),
Llegó el 2019 y trajo consigo la radicalización del G4 (AD, PJ, UNT y VP), quienes junto con la Causa R, Vente Venezuela, Encuentro Ciudadano y otros factores minoritarios, decidieron transitar la ruta del desconocimiento del gobierno legítimo de Maduro, y el 23 de enero de ese año, designaron al presidente de la AN, Juan Guaidó, como “presidente interino”, quién “asumió” proclamando el mantra de las tres cabezas: “cese a la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”.
Esa iniciativa de un gobierno de utilería, fue estimulada e inmediatamente respaldada por el primer gobierno de Donald Trump, y sus aliados del mundo, especialmente de la Unión Europea, y en Sudamérica, por el Grupo de Lima, intentando aislar diplomáticamente a Venezuela y provocar la “caída” del gobierno. Pero Maduro, sigue en Miraflores.
Cometieron dos errores claves; subestimaron a Nicolás Maduro y se abrogaron el control total del antichavismo. Resultó que el gobierno, y parte muy importante de la oposición, los que presentaron la candidatura presidencial de Henry Falcón en mayo de 2018, más otros factores e individualidades, iniciaron un proceso de diálogo con el gobierno, el cual se materializó el 16 de septiembre de 2019, con la instalación de una Mesa de Diálogo.
A pesar del recrudecimiento de la polarización registrado a propósito de las presidenciales del 2024, estas elecciones del próximo domingo, más allá de cualquier consideración de política ficción que pretenda atribuir cualidades sobrehumanas a cualquier individualidad de la retórica abstencionista, son un paso que apunta en la dirección correcta, para ir afianzando la ruta de la reinstitucionalización.
Los abstencionistas intentan colocar el debate en el terreno de la aritmética, obviando que es un problema político. La discusión no puede girar en torno al porcentaje de la abstención. ¿O es que acaso esto ha impedido alguna vez en Venezuela que algún funcionario electo asuma y ejerza su cargo?
Ojalá, si los resultados no les son tan favorables como aspiran los recién convertidos a la ruta “electoral, pacífica y electoral”, no decidan devolverse al abstencionismo, de cara a las elecciones de alcaldes y concejales que deben realizarse este mismo año.
La verdad la suerte está echada y, ni el show en Washington de los 5 Fantásticos “extraídos”, cambiará lo realmente importante de esta elección. Los electos el 25 de mayo serán los diputados a la Asamblea Nacional hasta 2030, y los gobernadores y legisladores regionales ejercerán sus cargos los próximos cuatro años. Todo lo demás son cuentos de caminos.
JOSÉ GREGORIO RODRÍGUEZ R.
jotaerre577@gmail.com
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