Alianzas comprometedoras
El odio a Israel, el deseo de combatirlo, debilitarlo y eventualmente destruirlo, no traen ningún beneficio a quienes asumen y practican esta postura
Desde el 7 de octubre de 2023, muchos eventos y cambios han ocurrido en el Medio Oriente y en el mundo en general. La acción de Hamas y la imposibilidad de poner fin a su gobierno y a la situación de los rehenes que aún tiene en su poder, dejan lecciones que más que aprendizaje resultan estremecedoras.
Los cambios han sido muchos y drásticos. En los Estados Unidos de América, una nueva y distinta administración tomó el mando. Con acciones y políticas diametralmente opuestas a la administración anterior, los rehenes siguen en su sitio, los vivos y los muertos. En el Líbano, Hizbolá ha sido muy disminuida. Pero sus objetivos de destrucción siguen incólumes. Irán ha sido muy presionada por el presidente Trump, con indicios de negociar un acuerdo para su plan atómico, pero no parecen asomarse cambios respecto a la postura del coloso persa respecto a Israel.
Siria tiene un nuevo gobierno, pero Israel parece obligado a seguir sus incursiones para evitar tráfico y movimiento de armamento. Los hutíes, extraños habitantes de un lejano Yemen, resisten bombardeos y ataques para seguir en su intento de incomodar a Israel lanzando cohetes cada vez que pueden.
En la Gaza de Hamas, las cosas no mejoran para una aturdida población sometida a un gobierno virtual con control real de suministros y túneles. Pareciera que las acciones militares de Israel, las amenazas de suspensión de ayuda humanitaria y cualquier otra iniciativa que dificulte la vida de los gazatíes, constituyen logros en cuanto a incrementarse el martirio y la recompensa de no se sabe que origen.
El odio a Israel, el deseo de combatirlo, debilitarlo y eventualmente destruirlo, no traen ningún beneficio a quienes asumen y practican esta postura. Aunque producen grandes daños, dolor e incomodidades a Israel y los judíos, no logran el objetivo de desaparecerlo. Tampoco debilitarlo. Al contrario, Israel es hoy más seguro que en octubre de 2023. El Medio Oriente es un Nuevo Medio Oriente, sin la anhelada paz, pero con las fuerzas contrarias a Israel debilitadas o hasta desaparecidas. Como en toda la historia del pueblo judío, e Israel es una parte fundamental del pueblo judío, quienes se han dedicado a su destrucción han salido con las tablas en la cabeza. Una lección a la vista, pero que resulta difícil de aprender.
Al momento de escribir esta nota, no resulta para nada sorpresivo que un cohete de los hutíes haya causado daños cerca del aeropuerto internacional de Israel. Tampoco que Qatar, un país utilizado y que utiliza a sus contrapartes para negociar algún acuerdo de los rehenes, esté siendo enfrentado por Israel debido a su política dual que apoya a Hamas y lo cobija. Tampoco que Irán se atreva a poner nuevas condiciones a una eventual y muy dilatada negociación con los Estados Unidos. Menos sorpresa es la desesperación que se vive en Israel cuando se percibe que la guerra no termina, los rehenes no se liberan, las negociaciones se estancan y el ímpetu de Donald Trump pareciera caer en un marasmo luego de cien días de gobierno.
Una de las causas de esta estancada situación es la existencia de alianzas muy comprometedoras. Qatar tiene el respaldo tácito para ejercer su política dual, gracias a la permisividad de quienes son sus interlocutores y no le exigen claridad y posiciones firmes. La complacencia ante sus acciones, en principio para que puedan ser facilitadores en intermediarios, no parece funcionar. Los grandes países del mundo, aquellos que, con su potencial económico, militar y demográfico, pueden dictar la pauta de buena conducta a todos los países, no ejercen las acciones que les demanda su estatus. Los organismos internacionales, como las Naciones Unidas y la Cruz Roja, no han dado la talla en este conflicto ni en otros.
Acuerdos tácitos y no tácitos. Amistades peligrosas. Conveniencias comprometedoras. Hipocresía y falta de solidaridad. Miedo a represalias de cualquier índole. El terrorismo como elemento fundamental de negociación. Un mundo que lucha por ser mejor, pero sin acciones certeras que acompañen esa lucha y ese propósito.
Alianzas comprometedoras. A la vista algunas, más discretas otras. Conveniencias que comprometen a todos. A algunos ahora, a otros después. A todos finalmente.
Elias Farache S.
Los cambios han sido muchos y drásticos. En los Estados Unidos de América, una nueva y distinta administración tomó el mando. Con acciones y políticas diametralmente opuestas a la administración anterior, los rehenes siguen en su sitio, los vivos y los muertos. En el Líbano, Hizbolá ha sido muy disminuida. Pero sus objetivos de destrucción siguen incólumes. Irán ha sido muy presionada por el presidente Trump, con indicios de negociar un acuerdo para su plan atómico, pero no parecen asomarse cambios respecto a la postura del coloso persa respecto a Israel.
Siria tiene un nuevo gobierno, pero Israel parece obligado a seguir sus incursiones para evitar tráfico y movimiento de armamento. Los hutíes, extraños habitantes de un lejano Yemen, resisten bombardeos y ataques para seguir en su intento de incomodar a Israel lanzando cohetes cada vez que pueden.
En la Gaza de Hamas, las cosas no mejoran para una aturdida población sometida a un gobierno virtual con control real de suministros y túneles. Pareciera que las acciones militares de Israel, las amenazas de suspensión de ayuda humanitaria y cualquier otra iniciativa que dificulte la vida de los gazatíes, constituyen logros en cuanto a incrementarse el martirio y la recompensa de no se sabe que origen.
El odio a Israel, el deseo de combatirlo, debilitarlo y eventualmente destruirlo, no traen ningún beneficio a quienes asumen y practican esta postura. Aunque producen grandes daños, dolor e incomodidades a Israel y los judíos, no logran el objetivo de desaparecerlo. Tampoco debilitarlo. Al contrario, Israel es hoy más seguro que en octubre de 2023. El Medio Oriente es un Nuevo Medio Oriente, sin la anhelada paz, pero con las fuerzas contrarias a Israel debilitadas o hasta desaparecidas. Como en toda la historia del pueblo judío, e Israel es una parte fundamental del pueblo judío, quienes se han dedicado a su destrucción han salido con las tablas en la cabeza. Una lección a la vista, pero que resulta difícil de aprender.
Al momento de escribir esta nota, no resulta para nada sorpresivo que un cohete de los hutíes haya causado daños cerca del aeropuerto internacional de Israel. Tampoco que Qatar, un país utilizado y que utiliza a sus contrapartes para negociar algún acuerdo de los rehenes, esté siendo enfrentado por Israel debido a su política dual que apoya a Hamas y lo cobija. Tampoco que Irán se atreva a poner nuevas condiciones a una eventual y muy dilatada negociación con los Estados Unidos. Menos sorpresa es la desesperación que se vive en Israel cuando se percibe que la guerra no termina, los rehenes no se liberan, las negociaciones se estancan y el ímpetu de Donald Trump pareciera caer en un marasmo luego de cien días de gobierno.
Una de las causas de esta estancada situación es la existencia de alianzas muy comprometedoras. Qatar tiene el respaldo tácito para ejercer su política dual, gracias a la permisividad de quienes son sus interlocutores y no le exigen claridad y posiciones firmes. La complacencia ante sus acciones, en principio para que puedan ser facilitadores en intermediarios, no parece funcionar. Los grandes países del mundo, aquellos que, con su potencial económico, militar y demográfico, pueden dictar la pauta de buena conducta a todos los países, no ejercen las acciones que les demanda su estatus. Los organismos internacionales, como las Naciones Unidas y la Cruz Roja, no han dado la talla en este conflicto ni en otros.
Acuerdos tácitos y no tácitos. Amistades peligrosas. Conveniencias comprometedoras. Hipocresía y falta de solidaridad. Miedo a represalias de cualquier índole. El terrorismo como elemento fundamental de negociación. Un mundo que lucha por ser mejor, pero sin acciones certeras que acompañen esa lucha y ese propósito.
Alianzas comprometedoras. A la vista algunas, más discretas otras. Conveniencias que comprometen a todos. A algunos ahora, a otros después. A todos finalmente.
Elias Farache S.
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