Lo que no hace sombra
En lo que no hace sombra encontramos lo más puro, lo perdurable. Es la base silenciosa, la sustancia que conecta las piezas, el hilo con el que se teje lo que vale la pena
“Sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”.
-El Principito. Antoine de Saint-Exupéry
-El Principito. Antoine de Saint-Exupéry
Eso que no hace sombra es lo que pasa desapercibido, lo que no deja huella visible, pero existe, persiste. Es la esencia de las cosas pequeñas, de los gestos que no buscan reconocimiento, de las palabras que no se gritan, pero que transforman. Lo que no hace sombra no es menos importante; es, en muchos casos, lo que sostiene, lo que da forma sin reclamar protagonismo.
Es el susurro que vence al grito, la brisa que no necesita ser vendaval. Es lo que, aunque no se vea, está ahí, influyendo, moviendo, cambiando. Lo que no hace sombra es la fuerza que no necesita ser exhibida. Es lo que construye sin destruir, lo que permanece sin imponerse.
Eso que no hace sombra es, quizás, lo más auténtico, lo que existe sin necesidad de proclamarse a los gritos. Es el verbo que nadie escucha, pero que cambia el curso de las cosas. Lo que no hace sombra no busca protagonismo, no requiere un reflector, pero su ausencia sería un vacío palpable. Porque en la vida, no todo lo que importa deja huella visible; hay cosas que sólo se perciben en la forma sutil en que afectan lo que somos.
Es el abrazo que no habla, pero que reconforta. La sonrisa fugaz que cruza un rostro y que se olvida en segundos, pero que deja una calidez que dura horas. Es el gesto que no busca ser visto, la palabra que no se vocifera, la acción que no espera recompensa. Eso que no hace sombra no es invisible; simplemente existe en un plano más íntimo, pero no por ello menos poderoso. Es el silencio que acaricia, la calma que envuelve. Es la pausa entre las palabras, el espacio donde los significados se encuentran y se transforman. Es aquello que tiene un peso propio, una fuerza que no necesita ser vista para ser sentida. Es el latido de la vida, el hilo que une los días. En lo que no hace sombra reside una verdad que se asoma en lo discreto, en lo pequeño, en lo esencial.
Porque lo que no hace sombra sostiene lo que sí la hace. Es la raíz que no se ve, pero que alimenta, la columna que está oculta, pero sostiene toda la estructura. Sin esas pequeñas cosas que no demandan atención, lo visible, lo monumental, no podría mantenerse en pie. Eso que no hace sombra es el latido que no siempre escuchamos, pero que siempre está ahí, marcando el ritmo de lo que somos y de lo que podemos ser.
En lo que no hace sombra encontramos lo más puro, lo perdurable. Es la base silenciosa, la sustancia que conecta las piezas, el hilo con el que se teje lo que vale la pena.
Soledadmorillobelloso@gmail.com
@solmorillob
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