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La libertad universitaria

El gobierno de Trump y el propio presidente han creado una plataforma negativa sobre las casas de estudio cuestionando la política de admisiones (los cupos para las minorías y extranjeros)

  • CARLOS A. ROMERO

27/04/2025 05:01 am

En Estados Unidos pasa de todo. La “bola de fuego” que es Donald Trump piensa remover a su manera toda la estructura de un gran país, conocidos sus aciertos y errores y en algunas ocasiones tentado de dirigir el mundo. La historia de esa nación se divide entre sus ansias de poder, sus contradicciones internas y en su rol internacional.

El grito de Trump ha llegado muy lejos en tan poco tiempo, por lo que ya se puede hablar de costos en esa cruzada de reordenar desde un punto de vista orgánico todo lo que parece inútil, superfluo y peligroso para el interés nacional.

Trump y sus seguidores no han tomado en cuenta lo alcanzado hasta ahora como activos estadounidenses: su excepcionalismo, al comparar su génesis y trayectoria con el resto del mundo en donde destacan su compromiso democrático, la libertad de opinión, la convivencia multicultural y el respeto por los otros.

Esos lineamientos expresados en la Constitución de 1778 lograron crear un sistema político basado en el control y balance de poderes y un poder legislativo que representara los intereses de los habitantes de cada estado y condados.

Es cierto que la idea de la mezcla de intereses, razas, etnias hoy está cuestionada, como lo está la tesis del excepcionalismo, que tiene a criticar la idea de un Estados Unidos único en el globo y la tesis del “destino manifiesto”, como si fuera obligado salvar a la civilización occidental de todos sus males.

Pero esos fundamentales están evaluados desde una perspectiva crítica. En cambio, Donald Trump y sus seguidores piensan diferente. Lo que quieren es colocar esos fundamentales de nuevo en la agenda del país, aun siendo particulares y alejados del consenso que caracterizó a la sociedad estadounidense y que ahora están cuestionados

Dentro de lo que hemos llamado una “bola de fuego”, le ha tocado responder a las universidades a una deconstrucción total de su misión: El gobierno de Trump y el propio presidente han creado una plataforma negativa sobre las casas de estudio cuestionando la política de admisiones (los cupos para las minorías y extranjeros), la agenda docente y de investigación sobre áreas del Sur Global, las amenazas de despido a profesores que piensen distintos y la remoción de estudiantes considerados subversivos. A esto hay que agregar las amenazas de suspender los recursos federales y los privilegios de cero impuestos a las universidades.

Desde luego que la libertad universitaria está cuestionada y significa un gran retroceso en el ejercicio democrático en ese país. Con estas acciones se ponen en duda los derechos humanos, pero se coloca sobre todo en duda la idea de una sociedad heterogénea que es el verdadero y actual rostro de los Estados Unidos que Trump quiere lavar para colocar los fundamentos de una minoría anglo-sajona.

En este contexto, uno se pregunta si hay respuesta a este revolcón. ¡Sí la hay! Y va creciendo la protesta en las universidades y esta lucha va a llegar al Congreso en un momento en el cual peligran las libertades fundamentales en Estados Unidos, ¿quién iba a pensarlo?

romecan53@hotmail.com
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