Desafíos y perspectivas económicas de la UE
La situación financiera del bloque da señales preocupantes. La eurozona apenas creció un 0,7% en 2024 tras estancarse en la recta final del año con un 0% en el último trimestre
El consenso monetario y el fortalecimiento de la zona euro, dotaron de una importancia estratégica en el plano financiero a la Unión Europea. Sin embargo, el veto en 2005 del conocido Tratado de “Constitución” por dos Estados -Francia y Países Bajos- aunado a los temores crecientes por crisis migratorias o la expansión hacia el Este, representaba un primer gran bache político institucional en la consecución de una plena integración como lo señala el profesor Pérez Carillo (2011) de la Universidad de Santiago de Compostela. Hacia el año 2008 con la debacle y caída del banco de inversiones Lehman Brothers y el efecto dominó en los mercados financieros, que empujaron una fuerte contracción económica a nivel global, “el 26 de noviembre de 2008 la Comisión adoptó la comunicación Plan de Recuperación de la Economía Europea en la que fijaba como objetivos impulsar rápidamente la demanda y devolver la confianza a los consumidores; reducir el costo humano de la desaceleración de la actividad económica y su impacto en los sectores más vulnerables de la sociedad; preparar a Europa para capitalizar la vuelta del crecimiento de modo que la economía europea esté a la altura de las demandas de competitividad, sostenibilidad y de las necesidades del futuro, como se subraya en la Estrategia de Lisboa.” (Pérez Carrillo, 2011)
Precisamente Eugenia Heldt (2023) Decano de la Escuela de Gobernanza de la TUM, Universidad Técnica de Múnich explica cómo, “en el contexto de dos circunstancias perturbadoras, los Estados miembros de la UE decidieron otorgar poderes formales al BCE y a la Comisión mediante actos legislativos y decisiones conjuntas sin recurrir a cambios basados en tratados. Mientras que al BCE se le dotaron de nuevas competencias de supervisión bancaria, a la Comisión se le encomendó aumentar la deuda europea en los mercados financieros en el marco del programa NGEU. El reconocimiento de facto de los Estados miembros del BCE como prestamista de última instancia de la eurozona y su respaldo al presidente del BCE, Draghi, después de que éste afirmara que su institución estaba dispuesta a hacer "lo que fuera necesario" para salvar la moneda común, demuestran un cambio políticamente motivado como parte del proceso de empoderamiento. Podría decirse que la Comisión recibió poderes aún más explícitos y se le confiaron poderes para tomar préstamos y monitorear principales individuales. Estos dos estudios de caso difieren en términos del alcance de los poderes delegados y la elección de un nivel apropiado de control sobre las tareas delegadas.” Esto nos permite conocer los antecedentes y el telón de fondo del accionar comunitario en finanzas y economía, para entender lo que sucede hoy en el viejo continente a nivel monetario.
En este sentido se evidencia el poder y capacidad de los mecanismos institucionales jurídicos-políticos al influir en los procesos y ciclos económicos, permitiendo tener un margen de acción amplio, apoyado en un respaldo de los Estados Miembros, y mitigando así impactos multidimensionales como lo fue la pandemia, o la guerra en Ucrania.
Ahora bien, la incertidumbre se ha disparado en los últimos meses en toda Europa; la posible erosión de las relaciones transatlánticas, las demandas directas de Estados Unidos a los aliados europeos a aumentar sus gasto de defensa, y una reconfiguración total de la arquitectura de seguridad continental, ha llevado los líderes de la Unión Europea a discutir un plan de 800 mil millones de euros para rearmar el bloque y construir una disuasión contra una eventual agresión rusa. El plan incluye la relajación de las normas fiscales para liberar hasta 650 mil millones de euros en gastos adicionales de defensa y un nuevo programa de 150 mil millones de euros en préstamos a bajo interés que se financiarán a través de préstamos comunes.
Precisamente se iniciaba un camino de transformaciones e intervenciones estructurales por parte de la Comisión Europea, consolidando sus capacidades y competencias ejecutivas, impulsando programas de créditos, ayudas financieras a nivel estatal y facilitando mecanismos de financiamiento para PYMES. En efecto el Plan EU 2020 presentado en 2010 establece mecanismos de coordinación y planificación de políticas medulares a nivel económico y financiero entre las instituciones comunitarias y los Estados. Un ejemplo claro de ello lo provee Carrillo (2011) “en 2009 se inyectaron en forma de incremento de gasto público extraordinario y de reducciones fiscales unos 170 000 millones EUR (un 1.2% del PIB de la Unión), con el fin de provocar un impacto positivo y rápido en la economía europea y en el empleo. Además, y ante la reducción de las expectativas inflacionistas a medio plazo, el Banco Central Europeo (BCE), junto a los demás bancos centrales de la UE, recortó los tipos de interés para la zona del euro. Los gobiernos facilitaron una ayuda masiva a los bancos, a través de garantías, recapitalización o la "limpieza" de activos tóxicos de los balances; otros sectores de la economía fueron apoyados mediante el marco, temporal y excepcional, de las ayudas estatales. La política fiscal desempeñó, un papel expansivo y anticíclico; los tipos de interés bajaron a mínimos históricos mientras que se facilitó liquidez al sector financiero en una escala sin precedentes. El impacto de esta política fiscal fue más importante por haberse coordinado en el marco del Plan de Recuperación de 2008.”
Así mismo se ha convenido un proceso de fortalecimiento de la coordinación en mecanismos financieros-políticos como el G-20, el G-7, supervisión contable financiera comunitaria entre otros. Lo fenomenológico ha jugado un papel esencial; un hito precisamente se marca cuando la Comisión Europea ante la eminente crisis global por la pandemia de Covid-19, impulsó los denominados NexGenerationEU, primera emisión de deuda conjunta de la Unión Europea, valorada en setecientos cincuenta mil millones de euros, hasta el 2027, impulsando a su vez Fondos de Cohesión, lo que implica un hito y un desafío para la articulación económica y financiera de los Estados Miembros.
Precisamente Eugenia Heldt (2023) Decano de la Escuela de Gobernanza de la TUM, Universidad Técnica de Múnich explica cómo, “en el contexto de dos circunstancias perturbadoras, los Estados miembros de la UE decidieron otorgar poderes formales al BCE y a la Comisión mediante actos legislativos y decisiones conjuntas sin recurrir a cambios basados en tratados. Mientras que al BCE se le dotaron de nuevas competencias de supervisión bancaria, a la Comisión se le encomendó aumentar la deuda europea en los mercados financieros en el marco del programa NGEU. El reconocimiento de facto de los Estados miembros del BCE como prestamista de última instancia de la eurozona y su respaldo al presidente del BCE, Draghi, después de que éste afirmara que su institución estaba dispuesta a hacer "lo que fuera necesario" para salvar la moneda común, demuestran un cambio políticamente motivado como parte del proceso de empoderamiento. Podría decirse que la Comisión recibió poderes aún más explícitos y se le confiaron poderes para tomar préstamos y monitorear principales individuales. Estos dos estudios de caso difieren en términos del alcance de los poderes delegados y la elección de un nivel apropiado de control sobre las tareas delegadas.” Esto nos permite conocer los antecedentes y el telón de fondo del accionar comunitario en finanzas y economía, para entender lo que sucede hoy en el viejo continente a nivel monetario.
En este sentido se evidencia el poder y capacidad de los mecanismos institucionales jurídicos-políticos al influir en los procesos y ciclos económicos, permitiendo tener un margen de acción amplio, apoyado en un respaldo de los Estados Miembros, y mitigando así impactos multidimensionales como lo fue la pandemia, o la guerra en Ucrania.
Ahora bien, la incertidumbre se ha disparado en los últimos meses en toda Europa; la posible erosión de las relaciones transatlánticas, las demandas directas de Estados Unidos a los aliados europeos a aumentar sus gasto de defensa, y una reconfiguración total de la arquitectura de seguridad continental, ha llevado los líderes de la Unión Europea a discutir un plan de 800 mil millones de euros para rearmar el bloque y construir una disuasión contra una eventual agresión rusa. El plan incluye la relajación de las normas fiscales para liberar hasta 650 mil millones de euros en gastos adicionales de defensa y un nuevo programa de 150 mil millones de euros en préstamos a bajo interés que se financiarán a través de préstamos comunes.
Sin embargo, la situación financiera del bloque da señales preocupantes. La eurozona apenas creció un 0,7% en 2024 tras estancarse en la recta final del año con un 0% en el último trimestre. El FMI prevé para 2025 un crecimiento del 2,7% para los Estados Unidos y de solo del 1% para la zona euro. El BCE prevé un crecimiento aún menor para el área de la moneda única: 0,9%, proyección confirmada por la OCDE, que ha rebajado su previsión de crecimiento del PIB de la eurozona al 1,0% para 2025, frente al 1,3% de diciembre, alegando la debilidad de la inversión y el aumento de los riesgos geopolíticos. El crecimiento mundial también se ha revisado a la baja, hasta el 3,1% por la guerra de aranceles. Hay una clara ralentización de la inversión y el debilitamiento de la confianza de los consumidores en un contexto de crecientes riesgos geopolíticos y comerciales, que empuja a una reconfiguración significativa de las cadenas de suministro globales.
La inflación persiste, por encima del objetivo, lo que obliga a los bancos centrales a retrasar los recortes en los tipos de interés. Por su parte, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, alerta que de confirmarse aranceles por un 25% a los productos de la UE por parte de EE. UU esto podría presionar al alza nuevamente la inflación en el bloque y bajar aún más las perspectivas de crecimiento. Una creciente polarización política en diversos Estados miembros complejiza la ecuación. Lo cierto es que la incertidumbre seguirá marcando el comportamiento de los mercados a nivel global, donde lo político y lo social seguirán desempeñando un papel transcendental.
Dylanjpereira01@gmail.com
La inflación persiste, por encima del objetivo, lo que obliga a los bancos centrales a retrasar los recortes en los tipos de interés. Por su parte, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, alerta que de confirmarse aranceles por un 25% a los productos de la UE por parte de EE. UU esto podría presionar al alza nuevamente la inflación en el bloque y bajar aún más las perspectivas de crecimiento. Una creciente polarización política en diversos Estados miembros complejiza la ecuación. Lo cierto es que la incertidumbre seguirá marcando el comportamiento de los mercados a nivel global, donde lo político y lo social seguirán desempeñando un papel transcendental.
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