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Verdad y libertad: Una visión desde Karl Jaspers

Distingue Jaspers la libertad del pensar, que se eleva a la libertad absoluta de poder abstraer que podemos identificar con los postulados del racionalismo cartesiano que es expresada en términos negativos al ser esta una libertad del no

  • DYLAN J. PEREIRA

08/03/2025 05:00 am

Karl Jaspers -filósofo y psiquiatra alemán- ha sido uno de los pensadores con mayor influencia del S. XX y durante su vida y obra, que si bien se inscribe dentro del pensamiento existencialista, también destaca en el campo de la filosofía política, especialmente por su fuerte y contundente oposición al régimen nazi. Jaspers reflexionó sobre el impacto de la ciencia, la política y la economía moderna en la libertad de las personas. Este es un debate que aún hoy se desarrolla en los campos académicos.

La libertad en Jaspers es un rasgo fundamental de la fe filosófica; se refiere Jaspers a la libertad, que no puede incluirse a modo de objeto en el conocimiento, pues al investigarse el hombre a sí mismo "dejamos de ver la libertad para ver sólo ser así, figura, relación, necesidad casual" (…) No obstante, la conciencia de seres humanos la obtenemos de la libertad". De este modo queda al descubierto el carácter inabarcable del mundo y por ende del conocimiento del hombre, donde toda teoría será siempre incipiente. Arremete Jaspers implícitamente contra toda corriente de pensamiento que pretenda sistematizar, esquematizar al hombre en cuanto ser y existencia; de este modo se plantea una crítica contra Hegel, rasgo característico del existencialismo, y en especial en la obra de Kierkegaard de la que Jaspers será discípulo, ya que cuando el conocimiento se absolutiza y pretende efectivamente convertirse en conocimiento del hombre en conjunto, la libertad desaparece.

Sin embargo, paradójicamente coincidirá Jaspers con Hegel al atribuirle a la religión, el arte plástico y la poesía como el órganon del filosofar en Jaspers, considerados previamente por Hegel como vehículos y canales de desarrollo y develación del Espíritu Absoluto; en ellas está oculta la filosofía, la que hay que reconquistar siempre de nuevo, lo que pone de relieve el fondo inagotable que contienen. Así pues, el hombre es, para Jaspers, un modo del ser abarcador, y se revela como existencia autoconsciente. A través de la misma, en su libertad, alcanza la trascendencia, pero de está, nada se puede decir en términos positivos. A partir de este momento nos sumergiremos en la Filosofía de la Existencia, fruto de sus cátedras dictadas en la Universidad de Basilea en Suiza, para ahondar sobre la concepción de Libertad en el pensamiento de Jaspers. Afirma Jaspers (1956) “Kant comprendió que el mundo nunca deviene objeto para nosotros, sino que es sólo una idea; es decir, que todo lo que podemos conocer es en el mundo, nunca el mundo;” introduce pues los modos de lo abarcador.

Es interesante como ese ser como posibilidad no sólo se inscribe en la vertiente aristotélica del ente como acto y potencia, sino que años más tarde sería retomado por filósofos de la persona humana como Julián Marías que adjetivita al hombre como ser futurizo, ser de lo posible.

Distingue Jaspers la libertad del pensar, que se eleva a la libertad absoluta de poder abstraer que podemos identificar con los postulados del racionalismo cartesiano que es expresada en términos negativos al ser esta una libertad del no, mientras que la libertad positiva no procede del pensamiento abstracto, en la esfera de lo mental y racional, sino que surge sólo en la existencia mediante el salto.

Debemos reiterar una vez más que esto se entiende si partimos de la premisa que “Lo que sea una verdad única no podremos aprehenderlo en ninguna totalidad sabida.” (Jaspers, 194). De este modo aquello que habría pretendido Hegel de esquematizar y sistematizar todo el pensamiento, bajo el imperativo del Espíritu Absoluto, con el motor dialéctico de tesis, antítesis y síntesis como motor de la historia, guiada además por leyes racionales del espíritu absoluto, no solo será desestimada por Kierkegaard, en pleno apogeo del pensamiento hegeliano, sino contradicha por la Voluntad schopenhauarina de ascendencia oriental, y en cierto modo Jaspers se encuadra en esta postura cuasi epistemológica sobre los límites de la razón a imagen de Kant. Sobre la verdad Jaspers nos dirá que “quizá nos hallemos próximos a ella, si nos liberamos de nuestros tradicionales juicios intelectuales, si nos fijamos en las formas límites extremas de una realización de la unidad de todos los modos de lo abarcador.” (Jaspers, 1956); entendiendo esta como ejercicio y consumación de la libertad del saber intelectual bajo un procedimiento apodícticamente exacto, quizás cercano a la metodología planteada por Weber, aplicado podríamos decir a lo fenoménico y al noúmeno en sentido kantiano.

Dentro de la búsqueda de la verdad, el hombre, sería excepción, lo es, en primer lugar, respecto al existente general, y también respecto a la conciencia en general que, como universalmente válida, realiza un pensar concluyente y cierto; sin embargo, reconoce Jaspers que formamos parte del espíritu como miembro de una totalidad, pero al ser el hombre la excepción, esto es ruptura fáctica de algo universal a través de todos sus modos, se fragmenta el telos de la filosofía hegeliana.

Jaspers expone así y describe distintos grados de libertad, escalables en el tiempo conforme la madurez a la que se eleve el hombre, y que supone la permanente tensión entre su libertad y autoridad con el riesgo de sentir vacilante e incierto su propio camino, dentro de los límites del libre albedrío que nunca alcanza un clímax irrevocable y pleno como hemos advertido anteriormente.

Por supuesto las implicaciones sociopolíticas de este fenómeno son inmensurables; coloca en entredicho los fundamentos institucionales así como la configuración de los patrones sociales de autoridad, que son aceptados bajo la premisa unanimidad o impuestos en modelos autoritarios; además queda en el aire la posibilidad de caos en el transcurso en el que aunque muchos individuos pudieran lograr la verdadera libertad, en la sociedad quedaría una enorme mayoría que en este camino de la libertad caería víctima del desorden y de la arbitrariedad de los impulsos de su existente, que cobran sentido desde lo filosófico pero también desde lo psicológico y psiquiátrico. “Por tanto, en la realidad de la sociedad que todo lo abarca, la autoridad permanece necesariamente como una forma de la verdad; o bien la autoridad, si se pierde, se regenera del caos que se origina en una forma fatal.” (Jaspers, 1956, p.34)

Ahora bien, es legítimo interrogarnos sobre a qué autoridad debo mi madurar hacia el ser mismo, y a qué autoridad, quizá en sus residuos, comprendo todavía, para abandonarme a ella tal como lo hace Jaspers (1956).

Así la entrega plena a los vaivenes a cualquier proyecto político, social, ideológico, de corte totalitario, sería una entrega imprudente de renuncia a la libertad, paradójicamente en nombre de mi propia libertad ante una supuesta verdad única que, en términos históricos, advierte el intelecto, que no existe ni una verdad única, ni un ser del hombre único; bajo la visión de Jaspers, “para el hombre la verdad es temporal y por tanto histórica; por consiguiente, como tarea está sometida a una amenaza continua.” (Jaspers, 1956).

Dylanjpereira01@gmail.com 
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