Humanidades, IA, y el Nuevo Mundo
El pensamiento y la voluntad son las mayores fuerzas del ser humano, y mientras mayor sea la cantidad de problemas a resolver más importante es detenerse a pensar cómo resolverlos
Estamos siendo testigos de un mundo cuyo desarrollo y cambios dinámicos transcurre a velocidades vertiginosas. La humanidad ha experimentado paulatinamente revoluciones tecnológicas que implícitamente replantean la condición humana y la relación hombre/máquina. Algunos autores sugieren la existencia de 4 revoluciones industriales. El acero y el carbón junto a la electricidad dieron paso a la 1era Revolución Industrial del S. XIX; el trabajo en cadena y la producción en masa fueron los motores de la 2da Revolución Industrial; las computadoras y la aparición del internet fueron los protagonistas de la 3era Revolución Industrial de finales del S. XX e inicios del S. XXI; y hoy, con la era de la digitalización, la automatización y la inteligencia artificial el mundo se enfrenta a la 4ta Revolución Industrial, que comparte aspectos positivos como evolución y desarrollo tecnológico con sus antecesores, pero también podrá eliminar millones de puestos de trabajo.
Las nuevas tecnologías encabezadas por el inédito desarrollo de la inteligencia artificial destruyen o destruirán más puestos de trabajo de los que pueden generar. El 59% de los puestos de trabajos que hoy son demandados y/o ocupados por seres humanos tienen un riesgo potencial de desaparecer. Es decir, inevitablemente nos enfrentamos a un cambio de paradigma y estructura socioeconómica, con nuevos actores y nuevas realidades como los llamados nómadas virtuales, personas que trabajan desde donde sea que tengan acceso a internet; hasta el concepto de seguridad, qué debemos proteger, se verá reestructurado.
Las nuevas tecnologías encabezadas por el inédito desarrollo de la inteligencia artificial destruyen o destruirán más puestos de trabajo de los que pueden generar. El 59% de los puestos de trabajos que hoy son demandados y/o ocupados por seres humanos tienen un riesgo potencial de desaparecer. Es decir, inevitablemente nos enfrentamos a un cambio de paradigma y estructura socioeconómica, con nuevos actores y nuevas realidades como los llamados nómadas virtuales, personas que trabajan desde donde sea que tengan acceso a internet; hasta el concepto de seguridad, qué debemos proteger, se verá reestructurado.
Este fenómeno, nos lleva eventualmente a una compleja realidad paralela, una 2da revolución de la información, marcada por la revolución de conceptos; nos enfrentamos a la recepción de mucha información, de muchos datos y es necesario desarrollar la capacidad del analizar e interpretar información. Cambiarán las estructuras sociales, la forma del comportamiento del hombre y las sociedades se verán sometidas inevitablemente a cambios.
En el marco de esta realidad y fenomenología tan compleja, es donde radica la importancia de las humanidades para el mundo de hoy y el de mañana, y la preponderancia que las universidades continúen la formación superior en estas áreas.
Para comprender estas realidades y adaptarnos a lo que parece inminente, prima la necesidad de desarrollar e inculcar el pensamiento reflexivo y crítico aplicable a cualquier situación, capaz de acostumbrarse al dinamismo y la velocidad del presente y del futuro. Las humanidades nos proporcionan esto junto a un saber universal que nos permite comprender qué está sucediendo y hacia dónde vamos, preguntas bases de la existencia de la filosofía misma; una inteligencia critica que nos delimite las fronteras entre la máquina y el hombre, entre la condición de ser humano y los intereses de unos pocos; una moral recta que nos defina hasta dónde debe el ser humano incidir en la naturaleza misma del hombre y del medio, ya que sin control nos llevaría a un colapso, tratando de huir del mismo. Las humanidades nos orientan a formar una sensibilidad social, factor determinante en la adecuación de las sociedades del mañana, así como el entender estas sociedades y buscar el bienestar mismo del hombre.
El ilustre venezolano universal Andrés Bello, en su visión de la misión de la universidad, le atribuía a la Facultad de leyes y ciencias políticas, un campo de acción muy vasto y transcendente en términos prácticos: las mejoras sociales, trabajo por la patria, perfeccionamiento de las leyes orgánicas, de la administración de la justicia, el velar por la seguridad jurídica, económica, así como formular las estadísticas nacionales que marcan el rumbo económico del Estado. En este sentido, es responsabilidad de las carreras humanísticas garantizar la supervivencia de todos los sectores de la sociedad, y capacitarlos a adaptarse a esta nueva realidad
Esta preocupante realidad de transformaciones agresivas, violentas y fugaces replanteará incluso nuestra concepción de relacionamiento humano, y por ende de las relaciones internacionales. Ya vivimos los efectos de la globalización, y los retos que le ha supuesto a la diplomacia; el simple hecho de plantearnos un futuro donde los robots puedan ostentar puestos de poder nos hace reflexionar sobre el panorama político internacional, y la dicotomía entre la aceptación y la resistencia al cambio. Hemos sido testigos de cómo las nuevas tecnologías ya han introducido controversias y problemáticas como la amenaza nuclear que antes no existía y que hoy tiene en sus manos la decisión de continuar o extinguir la raza humana; es un claro ejemplo de la necesidad que tienen las sociedades de profesionales en estas materias humanísticas.
El pensamiento y la voluntad son las mayores fuerzas del ser humano, y mientras mayor sea la cantidad de problemas a resolver más importante es detenerse a pensar cómo resolverlos, y las humanidades si bien no son la solución definitiva, sin duda constituyen una vía para encontrarlas.
Yoritomo Tashi, filósofo japonés decía que “en la humanidad nada acaba del todo; cada cosa se detiene para volver a empezar”, es decir, nada de lo que conocemos es invariable, o permanente en su significado estricto, todo cambia, y son la inteligencia crítica, la reflexión analítica que promulgan como banderas las humanidades, los que nos hace o harán capaces de enfrentar el cambio, fenómeno implícito en nuestra propia existencia
Dylanjpereira01@gmail.com
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