La Casona de la Hacienda Ibarra de la UCV y el rector Dr. Francisco de Ibarra
Esa Casona Ibarra, es más Ucevista que la propia Ciudad Universitaria, pues allí discutieron el Libertador Bolívar y el Rector Dr. José Ma. Vargas los nuevos Estatutos Republicanos que le dieron el nombre liberal a la vieja Universidad Real
La antigua hacienda cañera Ibarra de Caracas también conocida desde el siglo XVII como “Hacienda San Diego” o hacienda “Trapiche”, fue una unidad de producción de caña de azúcar, papelón, aguardientes y alcoholes para perfumería exportables, al menos hasta el siglo XX. Pasó a ser patrimonio cultural de la Universidad Central de Venezuela (UCV), a través del Instituto de Ciudad Universitaria (ICU), creado por el entonces presidente Gral. Isaías Medina Angarita en 1943, cuando fue adquirida por el Estado para la construcción de la nueva Ciudad Universitaria de Caracas, siendo la Casona de dicha Hacienda parte de los bienes inmuebles comprendidos en dicha transacción. Posteriormente a la liquidación del ICU, todos estos bienes fueron donados a la propia Universidad Central.
La antigua Casona, sus jardines y el hermoso Torreón del Trapiche, siempre han estado en manos de la UCV, y siempre ocupados y mantenidos por el escaso presupuesto universitario, allí funciona desde siempre la Planoteca del diseño arquitectónico de Villanueva, así como algunas dependencias centrales de la misma UCV, como fue la Dirección de Servicios Generales, nunca fue abandonada por los ucevistas y el COPRED de la UCV conoció varios proyectos de restauración que poco adelantaron debido al acoso presupuestario al que ha sido sometida nuestra institución en materia de gastos de funcionamiento, mantenimiento y pago de su personal. La reciente reparación del inmueble por la Comisión Presidencial encargada de ello, ha consolidado la vieja Casona, más que restaurarla, pues algunos errores básicos deben ser corregidos.
La antigua Casona, sus jardines y el hermoso Torreón del Trapiche, siempre han estado en manos de la UCV, y siempre ocupados y mantenidos por el escaso presupuesto universitario, allí funciona desde siempre la Planoteca del diseño arquitectónico de Villanueva, así como algunas dependencias centrales de la misma UCV, como fue la Dirección de Servicios Generales, nunca fue abandonada por los ucevistas y el COPRED de la UCV conoció varios proyectos de restauración que poco adelantaron debido al acoso presupuestario al que ha sido sometida nuestra institución en materia de gastos de funcionamiento, mantenimiento y pago de su personal. La reciente reparación del inmueble por la Comisión Presidencial encargada de ello, ha consolidado la vieja Casona, más que restaurarla, pues algunos errores básicos deben ser corregidos.
Para ello el Rectorado de la UCV encabezado por el DR, Víctor Rago ha designado Comisiones de trabajo para asumir ese reto y gestionar, a través de un organismo de gestión de la Casona Ibarra, con representación del Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), para convertir la Casona en el Museo Universitario para los ucevistas y el público ciudadano que necesite visitarlo. Así el venezolano podrá conocer los vestigios de un espacio de importancia histórica desde tiempos coloniales visitado por Humboldt, Bolívar, Páez, Vargas, los Ibarra edecanes del Libertador, el Arzobispo Ibarra y gran parte de los habitantes y viajeros de la mayor importancia. Se trata, entonces, de una de las casas de hacienda más importantes que quedan en la capital de Venezuela, junto a la “Hacienda La Vega” la “Quinta Anauco” y otros restos como “Anauco Arriba”, La “Cuadra Bolívar”, "Trapiche de Montalbán”.
El Dr. Francisco de Ibarra, como nos lo refiere Ildefonso Leal en sus obras, habitó y visito con frecuencia la Casona de la Hacienda Ibarra, prelado nacido en Guacara el 19 de septiembre de 1726, hijo de Gabriel de Ibarra y Arias y de doña Brígida de Ibarra Herrera. Educado en la Real y Pontificia Universidad de Caracas, donde obtuvo los grados de Bachiller en Leyes en 1747 y los doctorados en Ciencia Eclesiásticas Cánones y Teología en 1750. Fue el primer Obispo de la Diócesis de Guayana en 1790 y el primer criollo venezolano designado como Obispo de Caracas en 1799, para convertirse en 1804 en el primer Arzobispo de Caracas y Venezuela, fue Catedrático en la Universidad de Caracas y llegó a ser Rector de la misma durante un largo período entre 1758 y 1771 En tiempos en los que fue Capitán General y Gobernador de Venezuela el Mariscal de Campo Felipe Remirez de Estenoz (1757-1763) y luego el Capitán José Solano y Bote (1763-1771), tiempos de mejoras y progreso para Venezuela con el establecimiento de la Milicias Regladas (por (Carlos III), y se organizaron las rentas públicas, se estableció en correo regular, se atendió las victimas de la viruela y del terremoto de 1766 y en 1769 llegó a Venezuela el célebre Obispo Mariano Martí. Andrés Bello en su “Resumen de la Historia de Venezuela”, valoró este período como inicio del progreso de Venezuela.
Al fallecer el Dr. Rector y arzobispo Ibarra en 1806, parte de sus restos fueron enterrados en el Oratorio de la Casona Ibarra, bajo una lápida de piedra que años más tarde fue trasladada con orgullo por el general Alejandro Ibarra a su casa en “Monte Elena” (Urbanización El Paraíso de Caracas, hoy demolida), dicha inscripción rezaba: “BAJO ESTA LÁPIDA YACEN EL CORAZON Y LOS OJOS DE DON FRANCISCO DE IBARRA, PRIMER ARZOBISPO DE CARACAS”. (1) Desconocemos, por ahora el paradero de dicha lápida, pero sabemos que el Profesor y antropólogo Carlos Martín de la UCV auspició un estudio que confirmó por instrumentos científicos la existencia de un nicho bajo el suelo del se{alado Oratorio de la Casona Ibarra.
Esa Casona Ibarra, es más Ucevista que la propia Ciudad Universitaria, pues allí discutieron el Libertador Bolívar y el Rector Dr. José Ma. Vargas los nuevos Estatutos Republicanos que le dieron el nombre liberal a la vieja Universidad Real como la Universidad Central de Venezuela. Qué más prueba se quiere para demostrar es del Patrimonio Cultural de la UCV y. por ella, del país entero.
ANB Cronista Oficial de la UCV.
1. Thomas R. Ybarra, Un Joven Caraqueño, Caracas, EBUC UCV, 1969, p.28.
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