Tensiones comerciales globales
En estos momentos de incertidumbre en la economía internacional, la apertura comercial debe verse como una necesidad tanto económica como de seguridad política
Todo parece indicar que el mundo ha entrado en un período de cuatro años marcado por tensiones comerciales globales. Esto en la medida que el uso irrestricto de la política comercial arancelaria por parte del nuevo gobierno de Donald Trump traerá respuestas con medidas similares por parte de los líderes políticos de países afectados por las nuevas barreras comerciales. Así, se entra en un ciclo de represalias que puede crecer rápidamente, cual bola de nieve, y poner en riesgo tanto las ganancias del comercio internacional como el bienestar mundial.
En este escenario, lo malo no resultará el porcentaje de los impuestos, sino el ciclo de represalias que pueden desencadenar, junto con una sucesiva fractura en los vínculos comerciales entre muchos países con relaciones históricas. La propuesta de aranceles del 25% sobre las importaciones canadienses y mexicanas puede devastar las economías de ambos países. Además, la promesa de represalias por parte de los gobiernos de Canadá y México fracturaría las cadenas de valor en una región con alto nivel de integración. Mientras que el arancel del 25% para las importaciones de acero y aluminio, incrementará los costos de producción de todas las industrias responsables de producir mercancías a partir de estas materias primas, y aumentará las presiones inflacionarias tanto en los Estados Unidos como en el mundo.
En un contexto así, resulta fundamental recordar que todo país que inicia un proceso de apertura al comercio internacional obtiene beneficios de su nueva relación con el mundo. También es cierto que, si ese mismo país levanta barreras al comercio internacional, su economía será la que más sufra. Esto debido a los costos de producción, consumo, comercio e ingreso que la sociedad local debe asumir por su aislamiento.
Dicha disyuntiva, apertura-proteccionismo, ha llevado a que los países del mundo firmen acuerdos comerciales para limitar la capacidad de introducir medidas proteccionistas que saboteen sus verdaderos intereses nacionales, debido a presiones políticas internas. En otras palabras, el sistema de comercio basado en el GATT y la OMC concentra las reglas de juego del comercio internacional, desalienta prácticas discriminatorias, promueve la transparencia y la previsibilidad, y frena el proteccionismo.
En estos momentos de incertidumbre en la economía internacional, la apertura comercial debe verse como una necesidad tanto económica como de seguridad política. La primera a favor del bien público global, con un sistema económico abierto y basado en reglas se puede recuperar y mejorar el nivel de vida que tenía el mundo antes de la pandemia. Y la segunda, porque el sistema comercial establecido, aunque imperfecto, es una mejor alternativa al desorden y el pánico.
Es momento de fortalecer el sistema multilateral, promover la cooperación y defender un orden económico global basado en reglas. Solo así se podrá evitar la tentación de caer en el caos económico y político que aleje a la sociedad mundial de elevados niveles de bienestar.
@zerpasad
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