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La justicia no es venganza; ni la venganza es justicia

Las sociedades post-conflicto, enfrentan el reto de construir nuevas narrativas que superen el ciclo de violencia. Al optar por un enfoque de justicia que no busca la venganza, se presenta la oportunidad de sembrar las semillas de un cambio positivo

  • PEDRO ARCILA

14/12/2024 05:00 am

La reciente caída del régimen sirio ha dejado un vacío político y social, que demanda una profunda reflexión sobre los conceptos de justicia y venganza. Ante la huida de sus altos jerarcas, los países del mundo –sin distinción de orientación ideológica -, se preguntan qué tipo de nuevo gobierno emergerá en Siria y, más importante aún, cómo se abordará el tema de la justicia en un contexto marcado por años de represión y violencia. Este paso trascendental obliga a ensayar argumentos donde la justicia no debe confundirse con la venganza; por el contrario, debe traducirse en un proceso de reconciliación, reparación y construcción de un futuro sostenible.

El Legado de la Represión: La dictadura siria, con sus décadas de abusos sistemáticos, ha dejado una huella profunda en la sociedad y en el tejido político del país. Los jerarcas que han huido representan no solo a los perpetradores de un sistema opresor, sino también a un modo de gobernar basado en el miedo y la violencia. Sin embargo, detrás de ellos quedan innumerables colaboradores secundarios que, aunque no alcanzaron altos cargos, contribuyeron al mantenimiento de este régimen. Esto plantea una pregunta crucial: ¿cómo lidiar con los cómplices de un sistema que ha causado tanto daño?

Es fundamental reconocer que el enfoque tradicional hacia la justicia punitiva, puede no ser la respuesta adecuada. La justicia basada en el castigo a toda costa, puede caer fácilmente en la trampa de la venganza. Desde esta perspectiva, el deseo de castigar a los responsables se convierte en una forma de ceguera moral, donde el objetivo principal es la satisfacción del rencor, en lugar de construir un futuro mejor para todos.

Justicia y Reconciliación: El nuevo gobierno debe asumir el reto de establecer mecanismos que fomenten la justicia restaurativa en lugar de la retributiva. La justicia restaurativa permite que las víctimas sean escuchadas y reconoce su sufrimiento, mientras que ofrece un espacio para que los ofensores asuman la responsabilidad de sus actos. Este enfoque no solo busca reparar el daño causado, sino también crear un ambiente propicio para la reconciliación nacional. 

Por ejemplo, se pueden establecer comisiones de la verdad, donde se investiguen los crímenes del pasado, se documenten las violaciones a los derechos humanos y se brinde un espacio seguro para que las víctimas relaten sus experiencias. Este proceso no es fácil ni exento de desafíos, pero es un paso esencial hacia la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Asimismo, se podría implementar un sistema de reparaciones que ofrezca compensación a las víctimas, ayudando a cerrar heridas históricas y promoviendo una cohesión social basada en el reconocimiento y la dignidad.

El Peligro de la Venganza como Simulación de Justicia: Una de las trampas más peligrosas que enfrenta el nuevo gobierno es la posibilidad de que la venganza se disfrace de justicia. En lugar de buscar un sistema judicial que abogue por el perdón y la reparación, existe el riesgo de que surjan tribunales populares que actúen impulsados por el deseo de castigo, llevando a juicios sin el debido proceso y a un incremento de la polarización social. Este tipo de "justicia" sería una simulación que nada aportaría a la estabilidad y el desarrollo del país. Por lo tanto, es crucial que se mantenga un compromiso firme con los principios del Estado de derecho, así como la debida protección de los derechos humanos.

Las sociedades post-conflicto, enfrentan el reto de construir nuevas narrativas que superen el ciclo de violencia. Al optar por un enfoque de justicia que no busca la venganza, se presenta la oportunidad de sembrar las semillas de un cambio positivo. La historia de otros países que han vivido transiciones similares demuestra, que el camino hacia la paz y la reconstrucción puede ser largo, pero es posible si se sostiene en bases sólidas de respeto y dignidad.

Dudas y Esperanzas sobre el Nuevo Gobierno: El futuro de Siria es incierto. Las dudas acerca de cómo el nuevo gobierno asumirá su papel en el proceso de justicia y reconciliación son comprensibles. Existe la preocupación de que las viejas prácticas puedan permear en la nueva administración, perpetuando un ciclo de violencia y desconfianza. Sin embargo, también hay esperanzas. La comunidad internacional tiene la responsabilidad de apoyar a Siria en esta transición, ofreciendo asistencia en la creación de instituciones democráticas y promoviendo la cultura de la paz.

La implicación activa de la sociedad civil es crucial en este proceso. Los ciudadanos, especialmente las víctimas del régimen anterior, deben ser protagonistas en el diseño y ejecución de políticas de justicia. Esto no solo garantiza que sus voces sean escuchadas, sino que también permite construir un tejido social más fuerte y cohesionado, capaz de enfrentar los desafíos del futuro.

En conclusión: La justicia no es venganza; es la búsqueda de la verdad, la reparación del daño y la construcción de un futuro compartido. La venganza no se aproxima a la justicia, lleva implícita el sello del resentimiento incubado y petrificado; abrir sus compuertas, tiene una fuerza de destrucción incalculable, cuyas consecuencias han destruido la vena sosegada de la mesura, y arrastra no solo al vengador, además a las estructuras de una sana convivencia. A medida que Siria avanza hacia la formación de un nuevo gobierno, es imperativo que este enfoque se arraigue en la cultura política del país. Solo así se podrá romper el ciclo de violencia y represión que ha marcado su historia, y trabajar hacia una sociedad donde el respeto por los derechos humanos y la dignidad de todas las personas sea la norma. La oportunidad de reconstruir Siria está en juego, y es un desafío que requiere valentía, creatividad y un inquebrantable compromiso con la justicia verdadera.

Pedroarcila13@gmail.com 
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