Espacio publicitario

El necesario rescate del pensamiento de Cicerón

El pensamiento de Cicerón sobre la justicia y la educación presenta una interrelación profunda en la que ambos conceptos son esenciales para el desarrollo de una sociedad ética y civilizada

  • PEDRO ARCILA

07/12/2024 05:00 am

Para quienes redactan diariamente las efemérides, quizás resulta discrecional rescatar del baúl oscuro de la historia, -o bien del basural de los acontecimientos –algunos episodios que hicieron ruido en su momentos; pero que, detrás de cada suceso con valor sustancial para quien redacta la crónica, más allá de los simbolismos se divisan rasgos de una sociedad, de un pensamiento constructor o una idea descontextualizada que vale la pena rescatar, y fundamentalmente en tiempos cuando las sociedades dan vestigios de descomposición secuencial, con la intención manifiesta de quienes lideraran los estados.

Un siete de diciembre (pero en el año 43 a.C.,) fue ultimado por un soldado romano, Marco Tulio Cicerón –desconocido para muchos -; sin embargo, debería ser un referente permanente para quienes tienen bajo su responsabilidad la formación de la estructura donde se siente el futuro de un país.

El pensamiento del filósofo y político romano Marco Tulio Cicerón ha tenido un impacto duradero en el desarrollo de las ideas occidentales sobre la justicia y la educación. A lo largo de su obra, Cicerón articula una visión en la que la justicia no es solo un principio filosófico abstracto, sino un componente esencial para el orden social y político. La educación, por su parte, se considera el medio a través del cual los ciudadanos pueden formarse moralmente y participar activamente en la vida pública. Para entender los procesos de pensamiento de Cicerón en torno a estos dos temas interrelacionados, es necesario desglosar cómo su concepción de la justicia se entrelaza con su perspectiva educativa y cómo ambas esferas son fundamentales para la construcción de una sociedad justa.

Cicerón aborda la justicia principalmente en su obra "De re publica" y "De legibus". Para él, la justicia es un concepto universal que trasciende las leyes positivas de cada estado; argumenta que, existe una ley natural, que constituye la raíz de todo derecho, y que dicha ley debe guiar a los legisladores y a los ciudadanos en su comportamiento. Esta idea marcada por el estoicismo sostiene que la justicia se basa en la razón y en la naturaleza humana, abogando por un orden moral que debe ser respetado por todos.

También enfatiza la importancia del deber cívico y la justicia como el bien común. A diferencia de la visión utilitarista que promueve la maximización del bienestar individual, su concepción de justicia es más vinculante, ya que implica la responsabilidad de actuar para el beneficio de la comunidad. Este enfoque resalta que la justicia no puede ser alcanzada si un individuo actúa solo en su propio interés, al contrario, debe dirigirse hacia el respeto y la igualdad de derechos entre los ciudadanos.

Para alcanzar la justicia -según Cicerón -, debe partir el Estado de la formulación de un modelo educativo robusto, es evidente para él que la educación es el proceso que permite a los individuos comprender y aplicar los principios de justicia en sus vidas. En su obra "De oratore", argumenta que un buen orador debe estar educado en diversas disciplinas, incluyendo la filosofía, la historia y las artes, para poder formar un juicio informado y persuasivo. La capacidad de razonar y discutir es esencial para participar en la vida política y contribuir a la justicia social.

La educación ciceroniana tiene un carácter formativo y moral. Para Cicerón, no se trata únicamente de adquirir conocimientos, sino de cultivar virtudes que permitan al individuo actuar con rectitud y responsabilidad. La formación integral que propone, abarca no solo el conocimiento técnico, sino también el desarrollo del carácter. Al igual que Aristóteles, Cicerón sostiene que la ética y la educación están inextricablemente ligadas. La justicia, siendo un valor ético fundamental, debe ser enseñada y practicada desde una edad temprana.

En la Roma de Cicerón, la educación de los jóvenes estaba orientada hacia la formación de futuros líderes. Cicerón argumenta que el sistema educativo debe incluir la discusión sobre justicia, ética y deber cívico. A través del diálogo y la retórica, los estudiantes adquieren no solo habilidades comunicativas, sino también el entendimiento de su papel dentro de la sociedad.

Contrario a quienes predican que la sociedad debe mantenerse inculta, como única garantía de que no cambiarán de acera política; el ideal ciceroniano implica, que una sociedad justa es aquella en la que los ciudadanos están educados y son conscientes de sus derechos y responsabilidades. Por ende, la educación se convierte en el pilar de una estructura social en la que se puede fomentar la justicia. Sin embargo, Cicerón también critica las deficiencias del sistema educativo de su tiempo, señalando que la falta de formación ética puede llevar a la corrupción y la injusticia.

El legado de Cicerón sobre la justicia y la educación sigue siendo relevante hoy en día. En un mundo donde los desafíos sociales y políticos continúan, su énfasis en la importancia de la justicia como un principio moral básico y la necesidad de una educación integral resuena con propuestas contemporáneas que buscan una educación más ética y participativa. Las discusiones actuales sobre justicia social, derechos humanos y educación cívica pueden encontrar en Cicerón un referente valioso.

Además, la reivindicación de la filosofía estoica en la actualidad ofrece una nueva dimensión al pensamiento ciceroniano. La conciencia de que cada ciudadano tiene una responsabilidad hacia el otro y hacia la comunidad en su conjunto, recalca la necesidad de educar no solo en habilidades técnicas, sino también en valores que fomenten la convivencia pacífica y el respeto mutuo.

El pensamiento de Cicerón sobre la justicia y la educación presenta una interrelación profunda en la que ambos conceptos son esenciales para el desarrollo de una sociedad ética y civilizada. La justicia, entendida como un principio moral universal, requiere de una educación que no solo forme intelectualmente, sino que también inculque la responsabilidad cívica y la virtud. Cicerón, a través de su obra, nos invita a reflexionar sobre la importancia de estos valores en nuestras vidas y en la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Su legado continúa inspirando no solo el estudio de la filosofía y la retórica, sino también la búsqueda de un mundo donde la justicia y la educación vayan de la mano.

Pedroarcila13@gmail.com 
Siguenos en Telegram, Instagram, Facebook y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones
-

Espacio publicitario

Espacio publicitario

Espacio publicitario

DESDE TWITTER

EDICIÓN DEL DÍA

Espacio publicitario

Espacio publicitario