Paráfrasis
La decodificación del mensaje, el significado que le damos a la información que recibimos, está condicionada por la historia, el contexto y otros rasgos del receptor
El diccionario de la Real Academia define la paráfrasis como la “explicación o interpretación amplificativa de un texto para ilustrarlo o hacerlo más claro o inteligible”. Dicho de otro modo: se trata de lo que el común de los mortales conoce como “expresarlo con tus propias palabras”.
Para mi estupor, he constatado recientemente que algunas personas encuentran innecesario y chocante que alguien parafrasee lo que antes se ha dicho.
Para mi estupor, he constatado recientemente que algunas personas encuentran innecesario y chocante que alguien parafrasee lo que antes se ha dicho.
La primera vez escuche la queja en el contexto de un grupo de aprendizaje. Alguien protestaba porque sentía que sus opiniones, replanteadas y reinterpretadas por el docente, alargaban innecesariamente las clases.
En otros casos, la gente se quejaba de volver sobre el mismo tema o de que su discurso se viera interrumpido por la repetición de algunas ideas. Y yo quiero romper una lanza a favor de la paráfrasis.
Sucede que, básicamente, la comunicación es un proceso que se da entre dos polos: uno que emite el mensaje, y otro que lo recibe. La única forma de verificar que a) el mensaje es recibido, y b) qué fue lo que el receptor entendió, es la retroalimentación o, más técnicamente, el feedback , término empleado a menudo de forma inadecuada.
El feedback es, pues, la información acerca de cómo está siendo recibido nuestro mensaje. Lo que para nosotros es obvio al hablar, a veces puede sufrir ruidos e interferencias , y llegar distorsionado al receptor. Además: la decodificación del mensaje, el significado que le damos a la información que recibimos, está condicionada por la historia, el contexto y otros rasgos del receptor.
Así pues, subestimar el hecho de que nos parafraseen, es un error: el feedback es lo que nos permite saber si fuimos comprendidos, y lo que nos da la oportunidad de aclarar aquello que hubiera sido mal entendido.
En el contexto de clase, el docente no solo parafrasea para decir lo que ha entendido, sino también para simplificar o ampliar la información para el resto de la concurrencia, haciendo uso de la repetición para fijar el mensaje. Es parte de su tarea, sobre todo en situaciones muy participativas, en las que no pesa sobre sus hombros la responsabilidad de “dictar” una “clase”, sino que se intercambia y reflexiona en grupo.
En las conversaciones, y más aún en el ámbito empresarial, la paráfrasis es básica. Por allá por los años 90, estudiando Administración de los Servicios Culturales, me quedó claro que el gerente, cuando asigna una tarea a un subalterno, debe requerir invariablemente la paráfrasis: el subalterno no solo debe repetir la instrucción que ha recibido, para que el gerente se cerciore de que entendió exactamente qué es lo que tiene que hacer, sino que a continuación recibirá la orden también por escrito. Esa es la razón porque a menudo vemos imágenes de esa época en las que el “jefe” porta una libreta y un lápiz en su bolsillo.
Pero ya en una esfera más amplia: es invaluable el hecho de que alguien ponga en común sus sentimientos, dándonos un feedback de cómo son percibidos nuestros actos. Lo mejor que le puede suceder a uno es ser acusado, porque nos están dando a oportunidad de aclarar lo sucedido o, en el peor de los casos, de disculparnos. ¡Cuán a menudo pervive un resentimiento o se repite una conducta porque alguien nunca supo el daño que habían hecho sus palabras o la impresión que causaba con algún gesto! Y tan fácil que hubiera sido dar una explicación que restañara la herida!
Es por eso que siempre es más útil compartir nuestra percepción de las cosas, que permanecer en silencio. Seguro que por allí se han perdido muchas segundas oportunidades.
linda.dambrosiom@gmail.com
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