Mario Briceño Iragorry
Los galardones de Briceño Iragorry nos recuerdan que, su actividad en el mundo de las letras le catapultó a obtener diversos premios municipales y nacionales que, incluso lo llevaron a se incorporarse a la Academia Nacional de la Historia y de la Lengua
Es compleja la vida de Mario Briceño Iragorry, un trujillano nacido en el último lustro del siglo XIX, quien abordó con entrega las letras y el ejercicio de su profesión como abogado, con gallardía y compromiso, igual que lo hizo en la actividad política en unas décadas donde no estaba claro el devenir de la nación.
Su ejercicio público estuvo inmerso dentro del quinquenio de Isaías Medina Angarita a quien había conocido siendo muy joven en la Academia Militar, en Caracas. Esto lo llevó a la actividad pública donde ejerció varios escenarios desde puestos regionales hasta cargos de representación diplomática de nuestro país. A un tiempo, buscó desempeñarse en actividades en el Congreso Nacional donde fue, desde secretario de la Cámara de Diputados, hasta presidente del mismo.
Su ejercicio público estuvo inmerso dentro del quinquenio de Isaías Medina Angarita a quien había conocido siendo muy joven en la Academia Militar, en Caracas. Esto lo llevó a la actividad pública donde ejerció varios escenarios desde puestos regionales hasta cargos de representación diplomática de nuestro país. A un tiempo, buscó desempeñarse en actividades en el Congreso Nacional donde fue, desde secretario de la Cámara de Diputados, hasta presidente del mismo.
Los galardones de Briceño Iragorry nos recuerdan que, su actividad en el mundo de las letras le catapultó a obtener diversos premios municipales y nacionales que, incluso lo llevaron a se incorporarse a la Academia Nacional de la Historia y de la Lengua en 1932.
A principios de la década 1950 se incorpora con URD apoyando la candidatura presidencial de Jóvito Villalba; tras el desconocimiento de la Junta Militar del resultado de la elección debe exiliarse, primero en Costa Rica (1953) y luego, en Madrid (1953-1958). En abril de 1958, Mario Briceño Iragorry regresó a Venezuela en seguida de la caída del gobierno del general Marcos Pérez Jiménez. Dos meses más tarde murió en Caracas. Sus restos reposan desde la década del 90 en el Panteón Nacional. El recuerdo de su legado nos mueve a acercarnos a una Venezuela nueva.
@RafaelMartinezN
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